Estados Unidos no se va a quedar de brazos cruzados si China invade Taiwan. Así lo ha advertido Joe Biden durante una rueda de prensa conjunta con el Primer Ministro japonés, Fumio Kishida.
Washington estaría preparado para intervenir militarmente si Pekín asedia la isla autónoma.
Estados Unidos y Japón se acercan cada vez más ante la creciente ambición de poder de China. El lunes, tras la cumbre diplomática entre ambos líderes en Tokio, la Casa Blanca anunció un convenio bilateral para “colaborar estrechamente” y así contrarrestar el comportamiento de creciente dominio que ejerce el gigante asiático y “que viola el derecho internacional”. Los aliados también acordaron colaborar estrechamente en relación con la amenaza que supone el programa nuclear de Corea del Norte.
Mostrando un frente unido contra Pekín, Biden y Kishida también reafirmaron su “visión compartida de un Indo-Pacífico libre y abierto” y afirmaron un convenio para vigilar la actividad naval china en la región, donde el país está mostrando sus crecientes ambiciones.
El expansionismo chino en el Mar de la China Meridional es observado con recelo por sus adversarios. Recientemente, Pekín ha decidido aumentar fuertemente su presupuesto militar. El vertiginoso aumento de este gasto se produce en el contexto de las amenazas de los dirigentes comunistas contra la democrática Taiwán y las disputas territoriales de China con sus vecinos en los mares del Sur y del Este, incluido Japón.
Así, sin pelos en la lengua, el presidente estadounidense reafirmó el compromiso de su país para defender militarmente la isla en caso de ataque. “China no tiene derecho a tomar Taiwán por la fuerza’', subrayó Biden. El comportamiento chino, que incluye maniobras militares y vuelos repetidos cerca de la isla, “coquetea con el peligro”, añadió, si bien no consideró que este país fuera a intentar atacar de forma inminente.
Biden, que ha apoyado con entusiasmo a Ucrania en su actual batalla contra Rusia, relaciona la respuesta de Occidente a esa lucha con un posible asalto chino a Taiwán.
“Una invasión por la fuerza desestabilizaría toda la región similar a lo ocurrido en Ucrania. Seguimos comprometidos a apoyar la paz y la estabilidad en torno al estrecho y a garantizar que no se produzca ningún cambio unilateral en el statu quo”, añadió.
Hasta dos veces este año el presidente en funciones ha mostrado su compromiso para defender a la isla de una invasión, lo que ha obligado a la Casa Blanca a retractarse de sus declaraciones y ha generado confusión en una política de seguridad nacional de alto riesgo.
La Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 de Estados Unidos es muy poco precisa. En ella se “especifica que el presidente y el Congreso determinarán la acción apropiada” en respuesta a “amenazas a la seguridad o al sistema social o económico del pueblo taiwanés”.
El gobierno estadounidense asegura que reconoce que China considera a Taiwán como parte de “una sola China”, pero se opone a cualquier intento de cambiar el estatus democrático y de autogobierno de esta por la fuerza. Por otro lado no se pronuncia sobre si usaría el poder para protegerla de una invasión china, sino que se reserva el derecho a usar la autoridad y se compromete a ayudarle a defenderse mediante la venta de armas.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán aplaudió los comentarios de Biden y expresó su “gratitud” hacia el presidente por reafirmar la “sólida dedicación de Estados Unidos”. Asimismo, el organismo declaró que “continuarán mejorando sus capacidades de autodefensa y profundizando la cooperación con este país y Japón y con otros afines.”La respuesta china no se hizo esperar. Pekín emitió un rechazo inmediato a las observaciones del mandatario. “En los puntos relativos a la soberanía, la integridad territorial y otros objetivos fundamentales, China no tiene espacio para concesiones”. “Nadie debe subestimar la firme determinación, la fuerte voluntad y la poderosa capacidad del pueblo chino para defender la soberanía nacional y la integridad territorial”, contestó Wang Wenbin, portavoz diplomático chino.
El ministro instó a Estados Unidos a que evite “enviar señales erróneas a las fuerzas independentistas” de Taiwán, advirtiendo que no se pongan en el lado opuesto de los 1.400 millones de chinos.
A continuación, exhortó a la región a “mantener inquebrantable la paz y la estabilidad, adherirse a los propósitos y principios de la Carta de la ONU y rechazar inequívocamente cualquier intento de introducir un bloque militar o una confrontación de campos en la región de Asia-Pacífico”.
También el lunes, Joe Biden anunció el lanzamiento de una nueva asociación económica Asia-Pacífico con 13 países participantes iniciales, entre ellos Estados Unidos y Japón, pero no China, que mira con recelo el proyecto. El Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF) que no es un acuerdo de libre comercio, prevé una mayor integración entre sus países miembros en cuatro áreas clave: la economía digital, las cadenas de suministro, la energía verde y la lucha contra la corrupción.
“Estados Unidos y Japón, junto con otras 11 naciones, lanzarán el Marco Económico Indo-Pacífico”, proclamó Biden. “Es un compromiso para trabajar con nuestros amigos y socios cercanos de la región en los retos más importantes para garantizar la competitividad económica en el siglo XXI”, añadió.
La iniciativa parece claramente diseñada para ofrecer una alternativa en Asia-Pacífico a China, la segunda economía del mundo y una influencia creciente en la región. Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Biden, ha asegurado que se trata de una “plataforma abierta”, diseñada y definida como tal, pero Pekín se siente deliberadamente excluida y ya lo ha hecho saber.
Fuente: Diario La Razón España