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No todo son alegrías en el mundo del streaming. Después de vivir un ascenso imparable beneficiado por la llegada de la pandemia y batir la barrera de los 200 millones de suscriptores, Netflix comienza a ver que su imperio no es infalible. 

De acuerdo con los resultados del primer trimestre del año, el gigante streaming se quedó lejos de cumplir sus expectativas ante una pérdida de 200.000 suscriptores. Todo un golpe, puesto que es la primera vez en 10 años que pierden usuarios y les ha derivado a una caída en picado en bolsa. Además, acorde a sus previsiones, se espera que en el próximo trimestre la cifra de suscriptores descienda en unos 2 millones más.

Los datos chocan en comparación con su competencia, donde las cifras no paran de crecer. Se trata del caso de HBO Max, la plataforma de Warner, que en su último informe trimestral han reportado un aumento de 3 millones de suscriptores que eleva su total hasta los 76,8 millones, según medios como Variety.

Esto se ha traducido en unos ingresos de 8.700 millones de dólares para Warner Media, cifras un 2,5% superiores a las del trimestre anterior. Pero lo cierto es que, si vemos la noticia desde la perspectiva de nuestro rol como usuario, la diferencia de resultados entre el gigante Netflix y HBO Max no nos sorprende del todo.

  

Por un lado, Netflix apuesta por la producción masiva, ampliando su catálogo cada semana con nuevas series y películas que sueltan en la plataforma a la espera de que su algoritmo y la necesidad de consumo del espectador hagan el resto. Y mientras promocionan a mansalva algunas producciones estrella, en otros casos apenas les dan promoción, dando poco mimo a ciertas películas y series que, salvo que acaben por erigirse como un fenómeno de masas, dan la sensación que terminan sepultadas en el catálogo a la semana de su debut ante el estreno de otra gran tanda de contenido. Por no hablar de que el estreno de las series en formato maratón, y no en emisión semanal, les resta la ventaja de perdurar en la mente del espectador durante el plazo que dure una historia en particular. Por ejemplo, en el caso de HBO Max puede llegar a los dos meses y medio cuando está compuesta de 10 episodios.

Mientras también lanzan series que prometen dar que hablar, para luego decepcionarnos en el proceso, contagiando una sensación de saturación, promesas rotas y tiempo perdido que se antoja inevitable. Y se me ocurren muchas series para ejemplificar estos casos. Puede ser el ejemplo de Jaguar, superproducción de Bambú (Las chicas del cable, Velvet,…) ambientada en los años 60 sobre el asilo de generales nazis en la dictadura franquista.

Se trataba de una serie con un alto nivel de producción, con un reparto de caras importantes como Blanca Suárez, Iván Marcos, Óscar Casas, Francesc Garrido o Adrián Lastra y que ofrecía una atractiva mezcla de géneros entre el drama y la acción. Sin embargo, viendo la serie uno se podía dar cuenta de que nada acababa por funcionar, que había muchos elementos por pulir en guion y realización y que parecía hecha con prisas. Por no hablar de que a la semana de su estreno esta queda completamente perdida en el infinito catálogo de la plataforma.

Así como thrillers que podían haber dado más de sí como Anatomía de un escándalo, o bodrios para quedarse a cuadros como fue Érase una vez... pero ya no de Manolo Caro. Y mientras promocionaban con fuerza series de tinte más comercial como Sky Rojo o Élite, otras bellezas se quedaban en segundo plano como fue el caso de Jóvenes Altezas o El juego del calamar, que recién comenzó a tener fuerte promoción cuando ya se había convertido en un fenómeno del boca-oreja.

Por contraste podemos hablar del caso de El tiempo que te doy, la serie de Nadia de Santiago que fue admirada por la crítica y que generó conversación durante sus primeros días. Sin embargo, unas semanas después de su estreno nadie parecía acordarse de ella porque había muchas otras producciones de estreno en Netflix a las que prestar atención. Y este es un problema que plataformas como HBO Max, con estrenos más esporádicos y con emisión semanal, apenas tienen.

Series como Mare of Easttown con Kate Winslet, Secretos de un matrimonio con Oscar Isaac y Jessica Chastain o la secuela de Sexo en Nueva York generaron conversación durante semanas. Por no hablar de que la plataforma de Warner cuenta con el beneficio de producciones de cine de prestigio, como bien es el reciente caso de The Batman, que su paso por salas y buena taquilla y críticas le otorgan un atractivo mayor que el de ser un producto estrenado directamente en la plataforma.

Y aquí podría estar la clave de que servicios de streaming como HBO Max se encuentren en apogeo. Y es que el público también valora el prestigio y calidad de las series, y no solo tener acceso a un catálogo enorme en constante crecimiento. La amplia oferta de Netflix fue una aliada durante la pandemia cuando el público tenía tiempo de sobra en casa. Pero ¿qué pasa ahora que volvemos a la normalidad y somos más selectivos con el tiempo libre que tenemos disponible?

Claro que no todo es negativo. Netflix también tiene buenas series y muy adictivas, como son Lupin, Dark, Ozark, Los Bridgerton, Misa de medianoche, etc. además de documentales y películas destacadas incluso por los premios Óscar. Sin embargo, que sus suscripciones decaigan y las de HBO Max suban podría demostrar un interés de consumo que se incline más por una oferta que ofrece calidad estable y no tanto por la cantidad.

Y es que HBO Max estrena muchas menos series que Netflix a nivel mensual, pero la gran mayoría suele disfrutar de un recibimiento positivo. Más allá de Mare of Easttown y And just like that..., ahora tenemos éxitos como Nuestra bandera significa muerte, que ha conseguido destacar en el océano de series con una comedia atípica de piratas plantando cara a Caballero Luna de Disney+. Así como una obra íntima y bellísima como es Somebody somewhere mientras Tokyo Vice va ganando adeptos cada semana.

Y quizás ahí esté la explicación, o una de ellas, a la caída de usuarios de Netflix y la subida de HBO Max. Que ahora nuestro tiempo vuelve a estar más limitado y cuando buscamos una serie, queremos tener la certeza que merecerá la pena. Y mientras Netflix sigue estrenando una gran cantidad de producciones de todo tipo, con la inestabilidad que transpira ver series magníficas pasando desapercibidas, así como terminar fenómenos adictivos para comenzar apuestas decepcionantes, HBO podría estar ganando adeptos apoyándose en el prestigio de ser conocida desde hace muchos años como una plataforma de buenas series y en la estrategia de mantener el interés a largo plazo con el estreno semanal. Y eso parece que, en el mundo post-pandemia, quizás esté empezando a cobrar peso.

Fuente: Cine 54 

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