El pasado 9 de junio Michael J. Fox cumplió 60 años convertido en un ejemplo de lucha y coraje. Y es que en 1990 el encargado de dar vida a Marty McFly de Regreso al futuro se despertó una mañana notando que el dedo meñique de su mano izquierda le temblaba y, apenas unos meses después, tuvo que hacer frente al diagnóstico de Parkinson de aparición temprana.
Si bien el intérprete ahora vive retirado de la actuación, con su esposa Tracy Pollan (a la que conoció en 1982 cuando rodaban juntos Enredos de familia), dicha enfermedad cambió la existencia de este canadiense para siempre. Sin embargo, nunca se ha rendido y, de hecho, acaba de dar una lección sobre cómo afrontar el miedo a la muerte.
Desde que le fue diagnosticada la enfermedad, Michael J. Fox se mantuvo trabajando en papeles secundarios o esporádicos en series como Boston Legal, The good wife, The good fight y Scrubs hasta que en noviembre de 2020 anunció que se retiraba definitivamente de la interpretación porque había perdido la memoria a corto plazo y ya no podía memorizar los guiones.
Ahora bien, a pesar de que su deterioro físico y cognitivo le impide desarrollar su trabajo delante de los focos, lo cierto es que el actor no solo se sigue volcando con los más desfavorecidos a través de su organización benéfica, sino que, además, se mantiene derrochando sensibilidad con sus lecciones de vida. Y es que, pese a que el mundo de Michael J. Fox se derrumbó con el temido diagnóstico, hasta el punto de que acabó refugiándose en el alcohol, con el paso del tiempo aprendió a convivir con la enfermedad y a afrontar la muerte.
Es más, en el año 2018 el destino le tenía preparado otra agridulce sorpresa dado que le fue diagnosticado un tumor en la medula espinal que le impedía caminar y que, como se puede apreciar en sus últimas declaraciones, le hizo cambiar el chip definitivamente y practicar su optimismo innato. Así, en una entrevista reciente con AARP, revista que trata principalmente de problemas que afectan a personas de mediana edad, el actor ha vuelto a pronunciarse sobre la enfermedad que le cambió su vida para siempre (y que hizo pública en 1998) pero que no ha logrado quitarle la gratitud.
“Soy muy franco con la gente sobre curas. Cuando me preguntan si me liberarán de la enfermedad de Parkinson en mi vida, les digo: Tengo 60 años y la ciencia es difícil. Entonces, no”, expresó el veterano actor a la par que puntualizó que “soy realmente un hombre feliz. No tengo un pensamiento morboso en mi cabeza, no le temo a la muerte. En absoluto".
Y aquí llega su lección sobre cómo afrontar el miedo a la muerte puesto que el fallecimiento de su suegro puso en perspectiva su propia mortalidad. "Pero cuando atravesé esa oscuridad, también tuve una idea de mi suegro, quien había fallecido y siempre había expresado gratitud, aceptación y confianza. Empecé a notar cosas por las que estaba agradecido y la forma en que otras personas respondían a las dificultades con gratitud. Llegué a la conclusión de que la gratitud hace que el optimismo sea sostenible”, agregó la estrella de Hollywood poniendo de manifiesto que su imparable optimismo está profundamente arraigado en el sentido de gratitud que siente cada día hacia la vida.
Y es que la gratitud ha sido el arma que ha puesto de relieve su capacidad para seguir adelante: "Y si crees que no tienes nada por lo que estar agradecido, sigue buscando. Optimismo. No es algo que recibes. No esperes a que las cosas vayan bien y luego estar agradecido. Tienes que comportarte de manera que con la gratitud también venga el optimismo".
En suma, para Michael J. Fox, que por cierto este mes de diciembre recibirá el premio honorífico de AARP por su concienciación a través de su organización benéfica, el optimismo está anclado en la gratitud. Si bien sus días como actor terminaron, su impulso por inspirar a los demás se mantiene más vivo que nunca. Porque mientras otras personas subestiman el poder del optimismo, él hace de esta actitud su mejor arma.
Fuente: cine54