Las palabras del papa Francisco en las que ha sorprendido pidiendo que las parejas gay puedan tener acceso a leyes de uniones civiles que regulen su situación han generado un gran revuelo fuera y dentro del Vaticano. Las declaraciones, contenidas en el documental Francesco, se conocieron ayer en el estreno de la cinta en el festival de cine de Roma.
Era de esperar que el sector conservador no viera con buenos ojos una apertura de este tipo. También que sus más cercanos, siempre preocupados por las polémicas que genera su espontaneidad, rebajasen el impacto de la apertura. Pero según publicó el jueves AP, el problema es que el corte del documental donde Francisco habría pronunciado esas palabras pertenecería, en realidad, a una entrevista realizada en mayo de 2019 con la cadena Televisa. Sin embargo, esa parte de la conversación nunca se emitió. La duda ahora es si pudo haber una censura en su momento o fue la propia cadena quien las descartó. Pero la Santa Sede sigue sin hacer ningún comentario.
Francisco señala en un fragmento del documental que los homosexuales tienen derecho a una cobertura legal para regular su situación. Pero va más allá y toca conceptos clave del catolicismo. “Los homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Lo que debe haber es una ley de unión civil, de esa manera están cubiertos legalmente”, afirma. Unas declaraciones que, tal y como explicó el padre Antonio Spadaro, muy cercano a Francisco, no eran nuevas porque podrían haberse hecho en una entrevista anterior. Parte del documental del ruso Evgeny Afineevsky está hecho con fragmentos audiovisuales del archivo que posee el Vaticano de todas las entrevistas grabadas.
Spadaro lo explicó ayer en la televisión de los obipos italianos. “El director junta una serie de entrevistas que se le hicieron al Papa durante el tiempo para dar una gran síntesis de su pontificado y del valor de sus viajes”, revela el director de la revista La Civiltà Cattolica. El religioso puntualizó además que la parte en la que habla de los homosexuales está sacada de una entrevista que ofreció en mayo de 2019 a la corresponsal de Televisa, la mexicana Valentina Alazraki. El problema es que las palabras del Papa sobre las uniones civiles homosexuales no aparecen en el corte final de la entrevista publicada por Alazraki. Tampoco en la transcripción que la Santa Sede envió a los medios tras su publicación. Ni la periodista ni la cadena hicieron ayer ningún comentario al respecto.
Tampoco la Santa Sede, que según un documento interno cuyo contenido fue reproducido por el periódico italiano Il Fatto Quotidiano, dio ayer órdenes de no publicar ni una línea en sus medios sobre el documental hasta que se resolviese la crisis desatada por las palabras del Pontífice.
El Vaticano suele revisar las entrevistas que se realizan al Papa y se guarda el derecho de editar algunos aspectos. Y en el texto aprobado y difundido, el Papa señalaba: “Mi hicieron una pregunta en un vuelo —después me dio rabia, me dio rabia por cómo la transmitió un medio— sobre la integración familiar de las personas con orientación homosexual, y yo dije: las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia, las personas con una orientación homosexual tienen derecho a estar en la familia y los padres tienen derecho a reconocer ese hijo como homosexual, esa hija como homosexual. No se puede echar de la familia a nadie ni hacer la vida imposible por ese motivo”.
El sentido de las palabras de Francisco, que en ningún caso abre la puerta al matrimonio homosexual, no cambian. El Vaticano, en última instancia, debió también revisar el documental Afineevsky y dio su aprobación a la inclusión de ese fragmento. De modo que el apoyo de Francisco está fuera de duda. Pero la situación fue todavía más extraña al acudir el jueves por la tarde al Vaticano el autor del documental para recibir el premio Kineo de cine en la categoría de la Película para la Humanidad. La Santa Sede, cuyo responsable máximo de comunicación, Paolo Ruffini, se encontraba en el acto, no comentó absolutamente nada en ese momento ni posteriormente. El portavoz del Pontífice, preguntado por este periódico, también declinó dar explicaciones por el momento.