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El carismático actor escocés Sean Connery tomó la decisión de envejecer en la intimidad. Cumple 90 años alejado de los focos y del cine que le colocó en lo más alto, un arte del que se retiró algo asqueado y al que llegó por casualidad. De origen humilde, su vocación temprana era ser futbolista. Antes de cumplir los 18 años ya alcanzaba el metro noventa de estatura, abandonaba la escuela y encadenaba trabajos de distinta índole: repartidor de leche, soldado de la Marina Real, conductor, socorrista y hasta pulidor de ataúdes.

 

Posó desnudo como modelo para los alumnos de la Escuela de Arte de Edimburgo, y se acercó a las artes escénicas en todas sus formas antes de dar con el que sería el papel más icónico de su vida. En 1962 interpretaría por primera vez a James Bond en Agente 007 contra el Dr. No, amasando el éxito que convertiría las historias del espía en una franquicia. Con Desde Rusia con Amor (1963), James Bond contra Goldfinger (1964), Operación Trueno (1965), 007: Sólo se vive dos veces (1967) y Diamantes para la eternidad (1971), Connery se situó entre los actores mejor pagados de todos los tiempos. Por una sola película llegó a ganar lo que ahora serían 35,2 millones de euros, que donó por entero a una fundación solidaria escocesa.

 

Y es que, pese a interpretar al más icónico de los agentes ingleses, Connery siempre ha sido un gran abanderado de su tierra natal y de unas raíces a las que le une un gran apego. Cuando fundó su propia productora, le puso de nombre Fountainbridge Films en honor al barrio del que procede, Fountainbridge, un distrito de clase obrera en el área de Edimburgo. Siempre ha mostrado públicamente su apoyo social y financiero al Partido Nacionalista Escocés (SNP), defensor de la independencia de Escocia y, cuando fue nombrado caballero por la reina Isabel II en el año 2000, acudió ataviado con la tradicional falda escocesa.

El actor volvió a interpretar a James Bond y quedó unido para siempre en el imaginario a su clase, sus trajes, sus bañeras de hotel y sus automóviles, como el clásico Aston Martin DB5 que la empresa recuperó en 2018 a modo de homenaje y volvió a aparecer en la película Skyfall, protagonizada por su sucesor Daniel Craig. La franquicia le convirtió en un hombre poderoso y popular y en un icono sexual, pero Connery manifestó en varias ocasiones haberse cansado de un personaje que no le valió el mayor reconocimiento profesional. No fue hasta 1987, con su papel en Los Intocables, que el escocés arrasó en los Oscar, los Baftas y los Globos de Oro. 

 

Con una personalidad fuerte e irreverente, fue protagonista de varios mitos y escándalos. Corrió a enfundarse una boina cuando empezó a perder el pelo, pero tenía casi 60 años cuando la revista People le nombró el hombre vivo más sexy y el respondió con humor: "Bueno, no hay muchos hombres muertos más sexys, ¿no?". Tambén enunció, en una entrevista con la revista Playboy, que no veía mal pegar a las mujeres "si todas las demás alternativas fallaban y se lo había advertido muchas veces", y volvió a reafirmarse en la misma postura machista veinte años después.

 

Como James Bond, Sean Connery fue el icono de una masculinidad chapada a la antigua. La actriz Judi Dench encarnó al personaje de 'M' en la última iteración del espía, y definió a 007 como una reliquia del pasado; llamó al personaje que este inauguró, con una mujer cosmopolita siempre del brazo, "un dinosaurio sexista y misógino, vestigio de la Guerra Fría, cuyo encanto a mí se me escapa".

 

Sean Connery poseía una mansión en Niza, al estilo Belle Epoque, que sirvió de escenario para algunas escenas de la franquicia. También fue propietario de una finca en Marbella por cuya venta lo investigó la Hacienda española, a la que habría defraudado unos seis millones de euros. A diferencia de su mujer, el actor no fue procesado. 

 

Se casó dos veces, con la actriz australiana Diane Cilento y con la francesa Micheline Roquebrune, de quien el actor es absolutamente inseparable. Tras participar en títulos como Asesinato en el Orient Express (1974), El nombre de la rosa (1986), Indiana Jones y la última cruzada (1989) y Los vengadores (1998), se retiró del cine después del estreno de La liga de los hombres extraordinarios (2003), volviendo solo para un ocasional papel de doblaje.

 

Desde entonces reside en Las Bahamas, y ha limitado del todo sus apariciones públicas. Lo vimos por última vez el año pasado, en una foto con la que su nuera, la cantante irlandesa Fiona Ufton, lo felicitaba en su 89 cumpleaños. En ella mantenía su gesto bromista y su sonrisa socarrona, aunque aparecía mucho más delgado y visiblemente desmejorado. La imagen levantó rumores y preguntas sobre su salud, pero el galán escocés, que sigue rodeado de sus seres queridos, le da la bienvenida a una nueva década.

 

 

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