La investigación, desarrollada por el Imperial College London (Reino Unido), efectúa estimaciones sobre la reducción de la transmisión del virus a partir de una comparación de datos de 11 países europeos, entre ellos España, tomados hasta principios del pasado mayo.
Entre los días 2 y 29 del pasado mes de marzo, recuerdan los expertos, los países europeos comenzaron a adoptar “intervenciones no farmacéuticas” (NPI, sus siglas en inglés), como el cierre de escuelas y confinamientos, para frenar la propagación de la COVID-19.
Esas medidas, sostienen, tienen un impacto social y económico y, en consecuencia, será importante evaluar su eficacia para determinar qué vías de acción deberán seguirse en el futuro para mantener el control de la pandemia.
En este sentido, una estimación del número de reproducción (Rt) -el promedio de casos secundarios que cada infectado puede llegar a transmitir- es una medida útil, pero su cálculo puede resultar complicado si se utilizan datos de casos, ya que es probable que no llegue a comunicarse una mayor proporción de infecciones.
Como alternativa, los investigadores proponen que se calculen, de manera retrospectiva, los niveles de infección a partir del análisis de las muertes reportadas.
Aunque reconocen que las cifras de fallecimientos también pueden proceder de informes incorrectos, consideran que son más fiables que las de casos y pueden ser más útiles para estimar la proporción de aquellos no reportados.
Por ello, el equipo del Imperial College recurrió a los datos de fallecimientos para detectar hasta el pasado 4 de mayo cambios en la evolución de la pandemia como resultado de la aplicación de “NPI”.