Las revelaciones de Marcus, el hijo de Michael Jordan
''Juanita Vanoy: la enigmática exmujer de Michael Jordan que no fue invitada a ‘El último baile’'', así es el título de una nota presentada por diario español El País.
El éxito del documental de Netflix sobre el mito del baloncesto ha vuelto a poner de actualidad el papel de la que fuera su esposa durante 17 años y cuya ausencia en la serie ha provocado el desconcierto de los espectadores.
A falta de deporte en directo y de nuevos lanzamientos en las salas de cine, durante las semanas de confinamiento un estreno ha sabido conjugar mejor que ningún otro las sensaciones que ambas industrias despiertan en sus espectadores. El último baile (The last dance), el documental de Netflix que narra el último año de la dinastía de los Chicago Bulls en la NBA y el grueso de la carrera de su figura por antonomasia, Michael Jordan, se ha convertido en un éxito global despertando el interés tanto de los amantes del baloncesto como de aquellos intrigados únicamente por su indagación en los aspectos más íntimos de la poliédrica estrella. Sin embargo, en la exuberante colección de testimonios de las personalidades claves alrededor de Jordan hasta aquel 1998, hay una ausencia que resuena por su relevancia a la hora de entender al personaje: la mujer con la que el deportista estuvo casado 17 años, Juanita Vanoy. Esta es la historia de la única que no ha sido invitada al último baile de Michael Jordan.
En 1985, un joven Michael Jordan recién salido de la universidad jugaba su primer año como profesional en la ciudad de Chicago. Juanita, la quinta de seis hermanas de una familia humilde del sur de la ciudad, trabajaba en aquel entonces como prestamista en una entidad bancaria. “Trabajadora” y “ambiciosa” son algunos de los adjetivos con los que los periodistas definían a esta veinteañera que, según su círculo cercano, nunca se olvidó de dónde venía. Su primer encuentro con la futura estrella global tendría lugar en un restaurante de la ciudad, en una cena con amigos comunes, y no tardaron en comenzar un romance.
A pesar de que Jordan le propuso matrimonio en varias ocasiones, no sería hasta 1989 cuando pasaron por el altar en una boda más digna de la trama de una comedia cinematográfica que de una estrella del deporte: en una capilla de Las Vegas a las tres y media de la mañana. Ambos vestían vaqueros.
Antes de eso, la pareja ya había pasado por un importante conflicto en su relación. Un año antes, Juanita, embarazada de cinco meses, se vio obligada a contratar a un abogado para exigir al deportista que admitiera la paternidad del hijo que esperaba, después de evadir cualquier tipo de colaboración. La estrella de los Bulls terminó reconociendo unas semanas después a Jeffrey, el que sería el primero de sus tres hijos con ella.
Marcus le siguió en 1990, y Jasmine, dos años más tarde. Durante los años que estuvieron juntos, Juanita se convirtió en una figura casi inescrutable para la prensa, haciendo gala de un celo por la privacidad que la ha acompañado hasta nuestros días. Según admitiría el propio deportista, ella ejercía como “la parte más estricta de la relación”, encargada de poner espacio entre Jordan y sus fans. Juanita adoptó un segundo plano en los momentos de gloria de su marido y un mayor protagonismo en los puntos más bajos del baloncestista: en su pronta retirada de las pistas o cuando fue acorralado mediáticamente por su supuesta adicción al juego y a las apuestas. “Cualquiera que conozca a Juanita te dirá que nunca se vio intimidada por Michael, nunca le cegó el dinero y la fama del legendario jugador”, escribió Lois Romano en 2002 en el Chicago Tribune.
En un documental que trata de arrojar luz sobre la vida, obra, sombras y milagros de Michael Jordan, sorprende que su compañera sentimental durante más de tres lustros no solo no haya aportado su testimonio de los hechos, sino que apenas aparezca en un par de planos. Sí lo hacen en cambio la madre de Michael, su hermano (el destino trágico del padre es otro de los puntos clave de la serie) e incluso exparejas de otros jugadores del equipo. “Siempre he escuchado a los periodistas veteranos decir que Juanita era el sabio búho en el hombro de Jordan que evitaba que este mostrara su peor cara. ¿Por qué no está en el documental?, ¿ni una sola mención? Es curioso”, se pregunta en Twitter el periodista Dave Zirin. Aunque se especula con que el jugador pudiera haber vetado a su ex o que incluso su silencio histórico esté derivado de alguna cláusula de su divorcio, el director de El último baile Jason Heir se ha atribuido la responsabilidad de la laguna deliberada en la historia en una charla en The Athletic: “No estaba interesado en la opinión ni de sus esposas ni de sus hijos. Tuvimos los narradores que queríamos y creo que hemos contado la historia desde todos los puntos de vista”. Sin embargo, tal y como demuestra una publicación en redes sociales de Marcus Jordan, los descendientes sí fueron entrevistados por Heir e incluso han pedido que “se emitan las cintas” de su conversación con él.
Juanita presentaría los papeles del divorcio en 2002, alegando diferencias irreconciliables, aunque durante años los medios se habían hecho eco de diversas infidelidades del jugador. La separación se oficializó en 2006, de común acuerdo y de forma amistosa, tras 17 años casados. Llegaron a un acuerdo de cuantía récord, el más costoso de la historia hasta el momento y mediante el cual el jugador se comprometía a pagar a su ya exmujer cerca de 168 millones de dólares de la época. Michael Jordan volvería a casarse un año más tarde con su esposa actual, la modelo cubana Yvette Prieto, con quien tuvo otros dos retoños y que tampoco aparece en ningún momento de la serie de Netflix.
Después de haber presumido de realizar más de un centenar de entrevistas para ilustrar los diez episodios que componen el panegírico, las palabras del director no han convencido a los espectadores. Tras la emisión de cada capítulo, en Twitter se repite la misma pregunta: ¿dónde está Juanita? “Si no quieres a su exmujer en el documental: ¿por qué tenemos a su madre?, ¿por qué el padre es una figura central? Lo son porque la familia importa, conviven con ellos, son el otro lado de estas estrellas”, argumenta el periodista Damon Amendolara en CBS Radio, que califica la ausencia como un “enorme vacío” en el contenido. “¿Es importante entrevistar a Carmen Electra porque fue novia de Dennis Rodman y no a la esposa de Michael Jordan, testigo del crecimiento de la persona más famosa en todo el mundo? Seamos honestos, no forma parte de El último baile para proteger a Michael. O ella no quiso hacerlo, o Michael no quiso que lo hiciera. Es un vacío significativo. No hay duda”.
Juanita ha recibido durante años ofertas mareantes para participar en diferentes realities televisivos y publicar biografías contando los aspectos más íntimos de su relación con el deportista más célebre de la historia, rechazando cada una de ellas. Su día a día actual es todo un enigma, aunque en Chicago Business declaró que dedicaba la mayor parte de su tiempo a su colección de arte –compuesta en su mayoría por obras de artistas afroamericanos–, a practicar yoga y a viajar por Europa. Mientras sus tres hijos han concedido numerosas entrevistas a los medios con motivo del lanzamiento de El último baile, Juanita, no sabemos si por una cuestión contractual o de voluntad propia, sigue manteniendo silencio. Pese a todo, el primogénito de la pareja, Jeffrey, actual director del área de innovación digital en la firma Jordan Brand, ha querido reivindicar el papel fundamental de su madre en el núcleo familiar y en su crecimiento personal. “A pesar de que teníamos tantos focos y tanta publicidad sobre nosotros, ella se aseguró de que viéramos a nuestra familia, de que visitáramos el barrio sur de Chicago y de que nos convirtiéramos en individuos de éxito, no solo en los hijos afortunados de Michael Jordan”.
Las revelaciones de Marcus, el hijo de Michael Jordan
En varias de las imágenes que se conocieron se ven a dos pequeños que conviven en la intimidad del equipo bien cerca de el número 23: esos son Jeffrey y Marcus, dos de sus cinco hijos y que hoy lo acompañan en distintos puestos en los Charlotte Hornets, franquicia que MJ adquirió en 2010.
Ellos vivieron el furor Jordan en primera persona. Disfrutaron los beneficios de estar en la cima del mundo y padecieron algunos de los peores vicios de esa situación. A más de dos décadas de aquel último baile, Marcus rompió el silencio: retrató cómo fue su crecimiento en ese contexto, cuánto tomó noción de quién era su padre, lo mejor del éxito y lo peor de esa situación.
“Creo que tal vez en la escuela secundaria, alrededor de sexto y octavo grado”, afirmó con una entrevista para el medio estadounidense TMZ a la hora de detallar el momento exacto en que comprendió a la perfección que su padre era uno los nombres que quedarían para siempre en la historia mundial.
"En octavo grado yo era el número 1 en el estado, y todos venían a nuestros juegos. Estábamos recibiendo una multitud mayor de lo habitual. Y ahí fue cuando realmente comenzó a instalarse”, rememoró.
Marcus, de 30 años y segundo hijo de Michael, tuvo un interesante paso por el básquet universitario en University of Central Florida (UCF). Si bien llegó a ser uno de los mejores jugadores de su conferencia durante esa época, decidió no seguir con su camino en la disciplina para el 2012. “Cuando era más chico tenía cierta presión, pero no era algo que me avergonzara. Yo tuve el privilegio de ver a mi hermano, que es dos años mas grande que yo, y él pasó la peor parte. Pude verlo y asumir que era lo que iba a pasarme a mí”, hizo referencia entre el peso que sufrió Jeffrey (32 años) tras sus intentos deportivos en la Universidad de Illinois y en la misma UCF.
Marcus dio la entrevista con una gorra de la marca que inmortaliza a su padre y lució una extensa barba que bien podría emparentarse a la de la actual estrella de la NBA James Harden. Ya alejado de las presiones de ser el heredero de Michael en el básquet, reflexionó sobre su infancia y adolescencia: “Lo mejor es que, sinceramente, hay muchas ventajas”.
“Nos criaron de manera relativamente normal. Digo ’relativo’ porque no tomé mi primer vuelo comercial hasta que estaba en la secundaria. Crecí jugando Playstation en un avión privado, así que no es normal. Pero mi madre es del lado sur de Chicago, por lo que se aseguró de que tengamos los pies en la tierra y visitáramos a nuestros primos. Tuvimos una educación algo normal, yendo a la escuela pública, etcétera”, retrató.
Sin embargo, rápidamente debieron entender que el éxito es un llamador para muchas personas que quieren aprovecharse: “Lo negativo, o lo peor, sería tener que actuar bajo el supuesto de que la gente siempre quiere algo de ti. Ya sea un zapato de Jordan o una conexión de algún tipo. Tienes que esperar que la gente venga con las manos extendidas. Ese es probablemente el único problema”.
Desde 2016, Marcus es propietario de una empresa de venta de calzado, la cual optó por abrir un 23 de mayo como un homenaje al número que inmortalizó su padre.
Fuente: Diario El País España - Infobae