Tanto la bronquitis como la neumonía son patologías respiratorias. Ambas pueden presentar síntomas parecidos. Pese a esto, no están causadas por los mismos fenómenos, ni se previenen o se tratan de la misma manera.
¿Cómo reconocer un padecimiento u otro? ¿Cuáles son sus síntomas? Resolver estos interrogantes es importante cuando se tiene alguna de estas enfermedades. A continuación, detallamos sus principales diferencias.
¿Qué es la neumonía?
La neumonía es una patología respiratoria que consiste en la infección del tejido pulmonar. Puede estar producida por diferentes patógenos, que pueden ser hongos, virus o bacterias distintos.
Por lo anterior, suele presentarse en picos estacionales, cuando las condiciones meteorológicas favorecen la presencia de estos microorganismos. La neumonía es un cuadro normalmente más complicado que la bronquitis.
¿Qué es la bronquitis?
La bronquitis, por su parte, es la inflamación del tejido pulmonar. Suele ser más leve que la neumonía. A menudo, esta enfermedad se produce por algunos tipos de virus o por otros agentes que pueden irritar las vías respiratorias.
El ejemplo más claro de agente irritante de las vías respiratorias es el tabaco, por lo que es más frecuente en personas fumadoras. Al estar causada por agentes irritantes, y no solo por agentes patógenos, en ocasiones puede llegar a cronificarse.
¿Qué síntomas presentan ambas enfermedades?
Aunque, como hemos comentado, es más normal que el cuadro de neumonía se complique, ambas patologías presentan un cuadro de síntomas bastante similar. En las dos, hay sensación de falta de aire y ahogo, lo que se conoce como disnea.
Asimismo, los síntomas incluyen tos con expectoración, lo que quiere decir que se expulsa moco o flema. Puede haber malestar general, dolor de garganta y cabeza, y mucosidad nasal.
¿Cuáles son las diferencias entre bronquitis y neumonía?
Como ya hemos comentado, una de las diferencias entre las patologías son los agentes causantes. La bronquitis tiene su origen en virus u otros agentes que irritan las vías respiratorias. Por el contrario, la neumonía es una infección del tejido pulmonar por virus, hongos o bacterias.
Además de la causa, también encontramos algunos síntomas diferentes. Uno de los más característicos es la fiebre. La neumonía, al ser una infección, suele presentar fiebres altas durante unos días, además de un malestar general y dolor muscular mucho más acentuado que en la bronquitis.
También es común que la neumonía se manifieste con escalofríos, temblores y sudoración. Entre tanto, en la bronquitis no suele dar fiebre. La duración es variable en ambas. Con un tratamiento adecuado, la neumonía se puede superar en un periodo de dos semanas.
Por su parte, los síntomas de la bronquitis pueden permanecer más o menos tiempo, dependiendo de su causa. De este modo, si se produce por virus, puede mejorar al cabo de 1 o 2 semanas. En cambio, si es causada por el tabaco, y el paciente no deja de fumar, se vuelve un problema crónico y duradero.
¿Cómo prevenir y tratar estas enfermedades?
En el caso de la bronquitis, el tratamiento se basará en alivio de los síntomas con mucolíticos, antiinflamatorios o analgésicos. En caso de que esté producida por algún agente irritante, será necesario evitar la exposición al mismo. Por ejemplo, el paciente tendrá que abandonar el tabaco.
En cambio, en la neumonía pueden ser necesarios varios tipos de medicamentos; analgésicos y antipiréticos para controlar algunos de sus síntomas, y antibióticos en caso de que esté causada por una bacteria. La elección entre un antibiótico u otro depende, precisamente, del tipo de bacteria causante.
Para su prevención, sobre todo en el caso de la bronquitis, se aconseja evitar el consumo de tabaco. Además de eso, se recomienda la vacunación anual en caso de gripe y la vacuna contra el neumococo.
Diferencias entre bronquitis y neumonía: ¿qué debe quedar claro?
Aunque ambas son patologías respiratorias que pueden causar cuadros muy similares, no tienen la misma causa, ni se tratan de igual manera. En un principio, puede ser difícil distinguir entre una enfermedad u otra.
Por lo anterior, ante cualquier síntoma de alerta, lo mejor es buscar atención médica. El profesional, a través de las pruebas pertinentes, puede establecer un diagnóstico para elegir el tratamiento más adecuado según el caso.
Fuente: mejorconsalud.com