El número de fallecidos por COVID-19 en todo el planeta continúa en aumento y, por ello, la búsqueda de un tratamiento para la enfermedad se ha convertido en una carrera contra el tiempo que centra los esfuerzos de la comunidad científica. Estudios clínicos, investigaciones y pruebas se suceden sin descanso para dar con la solución que permita paliar esta tragedia. Entre las últimas hipótesis, una sorprendente: ¿puede la nicotina frenar el coronavirus?.
Un equipo de investigadores españoles así lo cree. Los grupos de trabajo del doctor José María Martínez -epidemiólogo- y de Josep Clotet -microbiólogo- estudian el acceso del nuevo coronavirus al cuerpo humano y cómo la nicotina puede influir en este proceso. En la misma línea de otros proyectos actuales, apuestan por que esta sustancia dificulte la entrada del virus en el organismo.
Sus investigaciones se centran concretamente en cómo actúa la nicotina sobre la proteína ACE2 de las células humanas, que se ha perfilado como la puerta de entrada del coronavirus al organismo, según los últimos análisis al respecto, explica a 20minutos Martínez. Por ese motivo, han solicitado financiación al Instituto Carlos III, para llevar a cabo su estudio, que podría ofrecer resultados en cuatro meses.
Estos investigadores, pertenecientes a la Universitat Internacional de Catalunya, disponen ya de muestras de fluidos (saliva y orina) de mil individuos para comenzar a trabajar en su hipótesis y comprobar si la nicotina actúa sobre la proteína ACE2 de tal manera que frena la entrada del coronavirus.
Correlación entre infectados y tabaco
Varios hospitales de Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón están en ello, y ya han identificado un fármaco eficaz en los casos más graves: se trata de Remdesivir, que ya ha sido probado en una decena de monos y hasta en 125 personas enfermas.
Además de esta línea de investigación, estos dos grupos de trabajo han elaborado un artículo científico, actualmente en revisión y pendiente de publicación, sobre el tema. A partir de estadísticas oficiales de cada país y de datos de la Organización Mundial de la Salud, han correlacionado a nivel europeo los infectados de COVID-19 con la prevalencia del consumo de tabaco en los diferentes estados.
"Hemos obtenido una correlación negativa. Los países que tienen mayor prevalencia de consumo de tabaco tienen menor tasa de incidencia de coronavirus", apunta Martínez, que incide en que esta conclusión no confirma su hipótesis, pues se trata de un estudio meramente observacional y son necesarios otros métodos para corroborarla.
Nicotina no significa tabaco
Martínez recalca con insistencia que nicotina no significa tabaco. Se trata tan solo de una de las más de 8.000 sustancias que este último contiene, como "irritantes, agentes sistémicos, cancerígenos y mutágenos", que resultan muy perjudiciales para salud.
"El tabaco no protege del COVID-19, no reduce el coronavirus. De hecho, aquellos fumadores que padecen la enfermedad presentan peor pronóstico, de acuerdo con los últimos estudios", incide.
Tratamiento profiláctico con nicotina
En el caso de que se demostrase que efectivamente la nicotina dificulta el acceso del coronavirus a las células humanas, podría emplearse esta sustancia para crear un tratamiento profiláctico. Es precisamente esta la línea en la que trabaja un estudio francés del hospital Pitié Salpétrière y del neurobiólogo Jean-Pierre Changeux.
Científicos e investigadores trabajan sin descanso en la búsqueda de un tratamiento que frene al coronavirus. Aquí, en nuestro país, en el hospital Vall de hebron se avanza en un ensayo clínico en torno a un antiinflamatorio para tratar la artritis. Un fármaco que mejoría el estado de los pacientes más graves. La nueva esperanza contra la COVID-19 ya la conocemos. Son los medicamentos contra la artritis los que están dando buenos resultados. Porque se trata precisamente de eliminar la inflamación que produce el propio organismo al luchar contra el virus. De hecho ya se probó en China con éxito. Ahora queda esperar a que los estudios arrojen datos concluyentes.
De hecho, estos científicos franceses comenzarán próximamente un ensayo clínico en el que distribuirán parches de nicotina con dosis diferentes a personal sanitario de manera preventiva para ver si los protege, a pacientes hospitalizados para comprobar si los síntomas disminuyen y a pacientes en cuidados intensivos para constatar si la inflamación se reduce.
Si se corrobora la hipótesis, será necesario analizar cómo actúa exactamente la nicotina para saber cuál debe ser la cantidad aplicada, matiza el epidemiólogo español. La forma de suministrarla puede variar, es posible que sean parches (como en el caso francés) o por vía oral, o incluso un nuevo sistema creado 'ad hoc'.