Ecuador se convirtió rápidamente en el segundo país de Latinoamérica, después de Brasil, en registrar las cifras más altas de contaminación y fallecidos por la covid-19, pero si se toma en cuenta su pequeña población (17 millones de habitantes), en comparación a la del gigante ‘suramericano’, se podría considerar el primero per cápita, por lo que se han desatado todas las alarmas.
Así lo destaca una nota presentada por el diario colombiano El Tiempo.
El país ecuatoriano, que confirmó el primer caso el pasado 29 de febrero, ahora se encuentra en la fase 3 de contagio comunitario con “transmisión sostenida y amplia”, según señaló el médico Marcelo Aguilar, epidemiólogo de la Universidad Central.
Hasta la mañana de este domingo las cifras oficiales registran 1.890 casos confirmados, 57 personas fallecidas y 2.835 casos sospechosos.
El mayor número de contaminados, 1.163, fluctúan en edades de 20 a 49 años y la edad de los fallecidos, a diferencia de lo sucedido en otras partes del mundo, es de edades tempranas, según los reportes médicos.
Para el especialista en Salud Pública Esteban Ortiz, el incremento de los casos, entre otras cosas, obedece a la “pobre” vigilancia epidemiológica que se estableció en el país durante las primeras semanas del brote internacional. “La mayoría de casos son importados, se nos metieron un montón de pacientes por los aeropuertos, a la gente solo se le tomaba la temperatura y se iban para la casa, cuando debió establecerse un centro epidemiológico informativo y vigilado por la autoridad sanitaria”, señaló a El Tiempo.
Guayas, provincia costera, y su capital Guayaquil, es el epicentro de la enfermedad y la región que más preocupa con 1.376 casos, el 72,8 por ciento del registro total. 37 de los 57 fallecidos corresponden a esta división territorial.
Desde ahí se han difundido cuadros estremecedores por la falta de retiro de cadáveres de los domicilios, en algunos casos abandonados por sus familiares por miedo al contagio. El clamor ciudadano por falta de atención también es evidente en un sistema de salud que parece llegar a su límite.
El doctor Ortiz indica como hipótesis que lo que pasa en Guayaquil obedece a que gran cantidad de personas que llegaron a final del año pasado y principios de 2020 de Europa, particularmente de España, donde residen gran cantidad de emigrantes y estudiantes, y por diferencias culturales con la sierra (los Andes), su sociabilidad los llevó a “la fiesta de bienvenida”, que fue foco de contaminación.
Además, la pobreza es muy marcada en esta provincia por lo que las personas no acatan las disposiciones sanitarias y porque es muy difícil que quienes viven en una pequeña casa de caña puedan permanecer en su interior a 40 grados centígrados.
En las últimas horas las autoridades de Guayaquil establecieron una fosa común para sepultar a los fallecidos entre los que también se encuentran casos de deceso por otras causas. Dentro de los protocolos sanitarios están prohibidas las velaciones, y los cadáveres de personas con coronavirus deben ser cremados o enterrados bajo tierra.
Por eso hay muchas voces que cuestionan las cifras oficiales que estarían subestimadas. Ortiz considera que eso ha sucedido en todo el mundo y señala un reporte internacional en el que se indica que el 86 por ciento de los casos podrían estar sin diagnóstico.
“No existe un ocultamiento de información por parte del Gobierno ecuatoriano. Lo que sí hay es imposibilidad de diagnosticar los casos que pueden llevar a un registro involuntario”, señaló al vaticinar que la medida de “quédate en casa” comenzará a dar resultados en los próximos días.
“Todos estamos viviendo una gravísima situación”, dijo el vicepresidente del país, Otto Sonnenholzner, durante una cadena nacional este domingo, en la que reiteró las medidas de aislamiento social, restricción vehicular, toque de queda desde las 14:00 hasta las 05:00, acciones paulatinas que se han ido adoptando desde el 11 de marzo, fecha en la que se declaró la emergencia sanitaria.
Fuente: Diario El Tiempo Colombia