El exministro Alberto Santofimio abandonará la cárcel La Picota en Colombia en virtud de una decisión del juzgado 16 de ejecución de penas que le concedió la libertad condicional por haber cumplido las tres quintas partes de la pena.
El exministro pagaba 24 años de prisión por su responsabilidad en el crimen del excandidato presidencial Luis Carlos Galán, quien fue asesinado por órden de Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, líderes del Cartel de Medellín.
Édgar Aguilar, abogado del político tolimense, dijo que el trámite de libertad se iniciará una vez se cancele una caución de seis salarios mínimos mensuales, es decir, una suma cercana a los 5.900.000 pesos.
Su abogado descartó que la decisión estuviera relacionada con los decretos expedidos por la emergencia sanitaria derivada del coronavirus, pese a que su cliente cuenta con 77 años y debe estar guardando el aislamiento preventivo para evitar contagios.
“Él lleva más de las tres quintas partes de pena, lleva unos 16 años”, dijo Aguilar.
Santofimio fue sentenciado en primera instancia a 24 años de prisión el 11 de octubre de 2007, condena que fue revocada el 22 de octubre de 2008, hasta que, el 31 de agosto de 2011, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia reafirmó la pena impuesta en una primera ocasión.
Este mismo juzgado, hace ya casi un año, le había revocado la la medida de prisión domiciliaria otorgada a Alberto Santofimio Botero por no cumplir con la reparación de las víctimas como se lo había ordenado la Corte Suprema.
El brazo político del Cartel de Medellín
Alberto Santofimio Botero nació en Ibagué, Tolima, en 1942 y desde joven mostró su vocación política, siendo concejal de su municipio y alcanzando una curul en la Cámara de Representantes por primera vez a los 25 años.
Desde entonces se convirtió en una figura central de la política nacional, tanto así que estuvo en la baraja de candidatos presidenciales del Partido Liberal -uno de los más tradicionales de Colombia- para las elecciones de 1982, pero declinó a favor de Alfonso López Michelsen, su entonces jefe político, quien ya había sido presidente entre 1974 a 1978 y cuando logró nuevamente llegar la primer cargo de la República lo nombró como su ministro de Justicia.
En esos años, el Cartel de Medellín, con Pablo Escobar a la cabeza, estaba viviendo su mejor momento, acumulando tal poder e influencia que tenía pensando al capo narcotraficante hacer su propia incursión en la política y en esto Alberto Santofimio sería una pieza esencial.
Santofimio era el líder del Movimiento de Renovación Liberal, el cual comandaba desde su curul en el Senado. Fue este movimiento el que avaló la candidatura de Pablo Escobar a la Cámara de Representantes, como fórmula de Jairo Ortega, una de las fichas políticas más reconocidas de Santofimio en el departamento de Antioquia.
Para 1983 cuando Pablo ya ocupaba su curul en la Cámara de Representantes, el periodista Juan José Hoyos escribió una crónica de una visita a la hacienda Nápoles, ese día coincidió con Alberto Santofimio, con Jairo Ortega y otros congresistas. De esa crónica se hizo famoso un pasaje en el que cuenta cómo cuando tras horas de espera Escobar se reunió con sus políticos invitados “todos sin excepción se levantaron como si fuera el 20 de julio y el presidente de la república acabara de hacer su entrada al Salón Elíptico del Capitolio Nacional”.
Después vino el enfrentamiento de Escobar con el ministro Rodrigo Lara Bonilla y Luis Carlos Galán, quienes lo expusieron ante el país como un narcotraficante, ganándose su odio y terminando ambos siendo asesinados por órdenes suyas.
Durante la disputa con Bonilla, Santofimio fue un defensor de Escobar, primer afirmando que este “no tenía ningún antecedente judicial”, lo que era falso, y luego diciendo que sobre el entonces ministro de Justicia cabía la “duda moral” cuando el capo narco y su aliado político Jorge Ortega lo señalaron de ser él quien recibía dineros del narcotráfico. Años después de muerto Escobar, Santofimio terminaría de enterrar su carrera política y de asociar su nombre al narcotráfico al ser uno de los implicados en el escándalo del Proceso 8.000, que fue como se le conoció a la entrada de “dineros calientes” provenientes del Cartel de Cali a la campaña de Ernesto Samper Pizano, quien fue presidente de Colombia a nombre del Partido Liberal entre 1994 y 1998.
Pero la mayor sombra que se ciñe sobre su figura siempre será el magnicidio de Luis Carlos Galán, en el que la justicia lo encontró culpable de ser su determinador.
El juicio por este caso empezó en 2005 cuando al Fiscalía le expidió orden de captura y presentó el caso en su contra. En sus argumentos contra el exministro la Fiscalía aseguraba que Escobar tenía vínculos con Santofimio como “miembro del ala política del llamado cartel de Medellín” y entre las pruebas que presentó estuvieron los testimonios de varios miembros de esta organización criminal.
Luis Carlos Galán y Alberto Santofimio Botero
Uno de ellos fue el de John Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, quien afirmó en Santofimio le dijo a Escobar: “Si Galán es presidente te extradita, te lo digo con todo el convencimiento, Pablo, mátalo”.
Además, el lugarteniente de Escobar ha dicho que Santofimio por asesorar políticamente a Escobar recibía pagos de 200 mil y hasta 500 mil dólares.
Esto cambiaba los motivos del asesinado de Galán, que pasaba a ser no solo un vendetta personas del capo contra uno de sus principales detractores, sino una jugada política de Santofimio, que para finales de los 80 era uno de las figuras presidenciables del liberalismo y le era políticamente rentable sacar del camino al enemigo más fuerte que tenía para obtener la nominación del partido para ser candidato presidencial.
Junto al testimonio de Popeye también estaba el de otros ex miembros del Cartel de Medellín como Carlos Oviedo, abogado y ex congresista quindiano y el de Luis Carlos Aguilar, alias Mugre. Todos coincidieron con Popeye de que fue Santofimio quien en últimas convenció a Escobar para que matara a Galán.
Por estos hechos la justicia lo condenó a 25 años de cárcel y tras una absolución en segunda instancia, el más alto tribunal del país, la Corte Suprema de Justicia, ratificó finalmente su pena.
En todos estos años Santofimio siempre se ha sostenido en su inocencia y ahora deberá esperar la terminación que tomen los jueces frente a su última petición de libertad, una puerta que se le abre casi que fortuitamente, en medio de la emergencia mundial por la pandemia del coronavirus.