La fama le superó. Tenía sólo 11 años cuando inició la vorágine de Harry Potter, que duró una década. Para el actor Daniel Radcliffe no fue fácil hacer frente al éxito, y reveló por primera vez en 2012 que la fama le pudo hasta tal punto que recurrió al alcohol.
Cuando entraba en bares, el británico se sentía observado por la gente y para sobrellevarlo recurrió al alcohol: “La forma más rápida de olvidar que me vigilaban era emborracharme y luego, al emborracharte, te das cuenta de que te observan más porque vas muy ebrio”. “Lo cierto es que la atención pública puede afectarte profundamente, algo que le ha pasado a tantos otros actores y músicos jóvenes, sobre todo porque se espera que deberías estar contento todo el rato”.
Las circunstancias te hacen sentir que no puedes estar de mal humor. “Tienes un gran trabajo, dinero, parece que no tienes derecho a no estar emocionado constantemente por tu vida. Eso también es presión. De repente empiezas a sentir que si sientes tristeza, una emoción humana, es que lo estás haciendo mal, que no se te da bien ser famoso”, insiste el intérprete.
Desde el final de la saga, el actor ha cogido otros papeles con los que intentó romper con el pasado, pero sigue siendo recordado como Harry Potter.
Radcliffe agradeció que sus amigos lo apoyasen y lo ayudaran a superar su alcoholismo. “He tenido una suerte increíble con la gente que tenía a mi alrededor en ciertos momentos de mi vida”. “Conocí a gente clave, a algunos actores, que me dieron buenos consejos y se preocuparon por mí”, asegura la estrella. ‘En última instancia fue sólo una decisión mía. Me desperté una mañana y me dije: ‘Esto no es bueno’”, relata.