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La pasión por el deporte del multimillonario británico dueño de Ineos

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James Arthur Ratcliffe es un ingeniero químico multimillonario británico que se convirtió en financiero e industrial. Es el presidente y director ejecutivo del grupo químico Ineos, que fundó en 1998 y del que aún posee dos tercios, y que se estima que tiene una facturación de $ 80 mil millones. 

El 13 de mayo de 2018 fue nombrado como la persona más rica del Reino Unido, con un patrimonio neto de £ 21.05 mil millones. 

Jim Ratcliffe invierte cifras astronómicas en equipos de vela, fútbol, ciclismo y Fórmula 1 que sirven de escaparate para su empresa petroquímica

El diario El País de España presentó la siguiente nota de Ratcliffe: 

El sueño de mucha gente es conseguir combinar su negocio con las pasiones que le motivan en la vida. Sin duda los multimillonarios lo tienen bastante más fácil que la media o al menos pueden hacerlo a lo grande.

Este es el caso de Jim Ratcliffe (67 años), un hombre hecho a sí mismo, al que muchos medios británicos consideran el hombre más rico del Reino Unido y que en los últimos años se ha lanzado a crear un imperio deportivo porque le motivan los retos y el deporte tanto como le entusiasma su empresa petroquímica, Ineos, a la que él mismo se refiere como "la compañía más grande del mundo de la que nunca has oído hablar".

Su última inversión: asociarse con el equipo Mercedes de Fórmula 1 para que el nombre de su empresa brille en el coche que conducirá el campeón Lewis Hamilton la próxima temporada. Un capricho por el que pagará 150 millones de euros en los cinco años para los que se ha fijado el acuerdo. Una decisión emocional pero que Ratcliffe prevé amortizar porque cree que apoyar al equipo que cosecha más éxitos en la parrilla de la Fórmula 1 ayudará a abrir mercados a su compañía en lugares como China y Oriente Medio, zonas donde este deporte cuenta con muchos seguidores. El acuerdo se publicitó en una ceremonia que tuvo lugar en Londres el pasado 10 de febrero, en la que el empresario sonreía, sin disimular su satisfacción, al lado de Toto Wolff, director ejecutivo del equipo Mercedes de F1.

Antes, el fundador, presidente y director ejecutivo de grupo petroquímico Ineos, del que posee el 60% de las acciones,  ya había hecho sus incursiones en otros sectores del mundo del deporte. Primero fue el equipo de fútbol Laussane, que adquirió en 2017 y que en la actualidad se encuentra en los primeros puestos de la liga suiza. Después intentó comprar el Chelsea por casi 2.400 millones de euros, aunque esta operación nunca llegó a cerrarse. Y el pasado agosto Ineos adquirió el Nice, equipo francés por el que pagó más de 106 millones de euros y donde situó a su hermano Bob como supervisor. 

También el año pasado el grupo empresarial se convirtió en la tabla de salvación para un equipo ciclista de éxito pero en apuros financieros, el Sky donde corre la estrella Chris Froome. Casi 54 millones de euros convirtieron al 

Team Sky en Team Ineos. Un equipo que demostró su potencial ganando el Tour de Francia en su primer año bajo la marca de la empresa de Ratcliffe.  

2018 fue el año en el que el empresario eligió entrar en el mundo de las regatas. Y el reto estaba claro en este campo: si Ineos tenía que asociarse a alguna competición no podía ser otra que la Copa América. Más de 143 millones de euros de inversión con un fin: conseguir que Reino Unido opté a ganar esta competición que se le resiste desde hace 170 años. La 36 edición de la Copa América el próximo año dirá si un barco más competitivo y las velas con el nombre de la compañía del multimillonario británico impreso en ellas, son capaces de conseguirlo.

Aún queda otro deporte en el que Ineos ha visto potencial: el atletismo y en concreto el atleta keniano Eliud Kipchoge. La petroquímica financió con 17 millones de euros la organización de la prueba en la que el atleta consiguió terminar un maratón en menos de dos horas por primera vez en la historia. La marca no es válida para la IAAF, el órgano de gobierno del atletismo a nivel mundial, pero sí los aficionados y para Jim Ratcliffe que se mostró exultante después de finalizar la prueba celebrada en octubre de 2019: "Este maratón parecía imposible. Soy el hombre más feliz del mundo. La recta final de Eliud fue un momento glorioso", afirmó el multimillonario reconvertido en mecenas del deporte. 

Hijo de un carpintero y una administrativa, Jim Ratcliffe se crió en un piso de protección oficial cerca de Manchester y se licenció en Ingeniería Técnica por la Universidad de Birmingham gracias a las becas del Gobierno británico. Comenzó su fortuna comprando y vendiendo lo que las grandes empresas ya no querían. Ligado en sus primeros años profesionales a la petrolera BP y después a Esso, dio el salto al mundo de los fondos de inversión en 1989 a través de Advent Internacional y en 1992 se jugó toda su fortuna para adquirir junto a otro socio la división de productos químicos de BP en Hythe, Inglaterra por 50 millones de euros. Dos años después el valor de la empresa ya era de 125 millones.

En 1998 fundó Ineos, que en la actualidad emplea a 18.500 personas y genera ventas por más de 55.000 millones de euros. La fortuna personal de Jim Ratcliffe se calcula en unos 23.500 millones de euros. Sus pasiones confesas son el deporte y su país, aunque en este aspecto los británicos han terminado por acusarle poco menos que de traidor, ya que en agosto de 2018 anunció su decisión de trasladar sus negocios a Mónaco para beneficiarse de sus ventajas fiscales.  

Una controvertida decisión que desató la ira de compatriotas y políticos que no entendieron esta actitud de quien había recibido el título de sir por sus servicios al país, máxime tratándose de uno de los empresarios que más fervientemente ha decidido el Brexit duro. El exministro liberaldemócrata británico Vince Cable llegó a decir de él que se "presenta como un gran patriota mientra decide trasladarse a un famoso paraíso fiscal". Cable que también tiene el título de sir añadió sobre ese honor real concedido a Ratcliffe: "Es muy desafortunado que, cuando convertimos en héroe nacional a un empresario por invertir en el Reino, éste desaparezca en Mónaco".

Ratcliffe mantiene la sede de la compañía en Londres por imagen, pero debe pensar que minimizará aún más los efectos negativos de su decisión si consigue que la bandera de Reino Unido ondee de fondo en futuros triunfos deportivos, ya sea en vela, ciclismo, atletismo, fútbol o en los circuitos de Fórmula 1. Los negocios son los negocios, y las pasiones, patrias y deportivas, otra cosa bien distinta.  

Fuente: Diario El País España