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La contaminación también afecta a la salud cerebral

Cuando se habla de contaminación y salud generalmente se vincula al sistema respiratorio, pero la evidencia dice que también afecta al sistema nervioso, hasta el punto de afectar la capacidad cognitiva. Tal y como explican desde la Sociedad Española de Neurología, la contaminación atmosférica está asociada con la neuroinflamación y al envejecimiento prematuro del sistema nervioso central.

En palabras de Pablo Eguia del Río, vocal de la Sociedad Española de Neurología, “cuando hablamos de contaminación, inmediatamente pensamos en daños respiratorios, pero lo cierto es que un número creciente de estudios epidemiológicos realizados en todo el mundo, nuevos hallazgos en modelos animales y estudios de neuroimagen han hecho saltar la alarma porque  se ha demostrado que la contaminación puede provocar una reducción en la capacidad cognitiva, en las habilidades intelectuales y en la memoria”.

De hecho, según el experto, cada vez más estudios sugieren que los agentes contaminantes que respiramos afectan directamente a nuestro cerebro y podrían influir al menos en parte, en la aparición de enfermedades neurológicas. En concreto, además de la afección en la capacidad cognitiva, se ha evidenciado que la contaminación influye tanto en el debut como en la progresión de enfermedades neurológicas como el Alzheimer, Parkinson, ELA, esclerosis múltiple, epilepsia, ictus o migraña.

Diferentes investigaciones

Así, han sido varios los estudios que han encontrado una relación clara entre la exposición a la contaminación del aire con cambios de naturaleza funcional del cerebro, y, en concreto, apuntan a que una mayor concentración de contaminantes se relaciona con una menor maduración funcional de las redes cerebrales, básica para la actividad intelectual.

“Un estudio reciente impulsado por la Universidad de Yale (Estados Unidos) y la Universidad Normal de Pekín (China) incluso ha llegado a apuntar que después de tres años de alta exposición a contaminantes, las personas que participaron en la investigación tenían un rendimiento cognitivo similar al que supone perder un año de escolaridad”, explica Pablo Eguia. En la misma línea, el experto también recuerda otro estudio realizado en Canadá, en el que se concluyó que las personas que vivían a menos de 50 metros de una carretera tenían más riesgo de desarrollar demencia.

No obstante, otros estudios han ido incluso más allá apuntando que la exposición a la contaminación atmosférica, principalmente a metales como el mercurio y el plomo, son un factor de riesgo para el desarrollo de este tipo de enfermedades neurodegenerativas y también para otras como la epilepsia. También en la 71ª Reunión Anual de la SEN, otra investigación señalaba que las concentraciones de diferentes contaminantes ambientales podrían actuar como un desencadenante de migraña, incrementando la necesidad de atención a los pacientes en los servicios de urgencias.