En una época marcada por la ostentación de lujos, Yao Ming —exestrella de la NBA y leyenda del baloncesto chino— es un ejemplo atípico.
A pesar de contar con una fortuna estimada en $160 millones, lleva una vida humilde, alejada del derroche. No usa ropa de diseñador, no presume autos de lujo, y tiene más de cuatro años de no cambiar su celular. Según su asistente, incluso hace fila para conseguir descuentos en sus compras.
Pero ¿por qué alguien con tanto dinero decide vivir así?
De una familia de gigantes al estrellato mundial
Yao Ming de 44 años nació el 12 de septiembre de 1980 en Shanghái, China, en el seno de una familia con una profunda tradición en el baloncesto:
• Su padre, Yao Zhiyuan, medía 2.08 m y jugó en la liga profesional china.
• Su madre, Fang Fengdi, medía 1.88 m y fue integrante de la selección femenina nacional.
Desde joven, su altura llamó la atención: a los 10 años ya medía más de 1.80 m. Su formación deportiva comenzó temprano, en academias de alto rendimiento, hasta convertirse en el mejor jugador de China. A los 22 años, fue elegido como la primera selección del Draft de la NBA en 2002 por los Houston Rockets, rompiendo todos los pronósticos y convirtiéndose en un embajador del baloncesto asiático a nivel mundial.
Una carrera brillante, marcada por disciplina
Durante sus 8 temporadas en la NBA, Yao fue:
• 8 veces All-Star
• Reconocido como uno de los mejores pivotes del mundo
• Promotor del baloncesto entre Asia y Estados Unidos
Sin embargo, lesiones crónicas en los pies y tobillos lo obligaron a retirarse a los 30 años, en 2011. Desde entonces, ha dedicado su vida al servicio de los demás.
¿Dónde está su fortuna de $160 millones?
Lejos de llevar una vida de lujos, Yao Ming ha destinado gran parte de sus ganancias a proyectos de impacto social:
-Fundó la Yao Ming Foundation, enfocada en educación y deporte.
-Construyó 68 escuelas en zonas marginadas de China.
-Levantó 500 canchas de baloncesto en áreas rurales.
-Organizó 12 partidos benéficos con figuras como Kobe Bryant, LeBron James y Tracy McGrady, recaudando más de $10 millones para fomentar la educación deportiva.
“Con el dinero de un carro de lujo, puedes construir una escuela y darle futuro a cientos de niños”, expresó Yao en una entrevista reciente.
Una vida sencilla y familiar
Yao Ming está casado desde 2007 con Ye Li, exjugadora de baloncesto de la selección china. Tienen una hija, Yao Qinlei, nacida en 2010, y viven de forma discreta en Shanghái.
En su día a día:
• Viste ropa común, sin marcas ostentosas
• Utiliza un celular antiguo y no presume tecnología
• Lleva una dieta simple y evita lujos innecesarios
• Ha dicho que prefiere invertir su tiempo en leer, criar a su hija y seguir ayudando a los demás
Más allá del baloncesto: el verdadero legado de Yao
Aunque su figura sigue siendo inmensa —literal y simbólicamente—, lo que verdaderamente lo distingue hoy no es su paso por las canchas, sino su legado humanitario.
Su vida es una lección de humildad, compromiso social y liderazgo con propósito.
En una era en la que muchos atletas hacen alarde de su fortuna, Yao Ming se ha convertido en un faro de valores, demostrando que la verdadera grandeza no está en lo que se tiene, sino en lo que se da.