La retención de líquidos o edema, como también se le conoce, se produce cuando el cuerpo comienza a acumular fluidos que debería eliminar.
Esta condición obedece a diferentes causas, las más habituales son una dieta alta en sodio, el consumo de ciertos medicamentos, la adopción permanente de algunas posiciones corporales (por ejemplo, pasar mucho tiempo sentado), incluso, cambios hormonales.
Sin embargo, algunas condiciones de salud también pueden desencadenarla, como la insuficiencia cardíaca, problemas renales, alteraciones hepáticas, algunos tipos de cáncer, entre otros. Por ello, aunque el edema no es una enfermedad, es un signo de que algo ocurre en tu cuerpo. Por este motivo, no hay que subestimar su aparición y se debería consultar con el médico en caso de que se vuelva un problema recurrente.
Es fundamental conocer si tu cuerpo está reteniendo líquidos para atender de manera rápida su origen. En este artículo, te explicamos cuáles son las señales que puedes experimentar y algunos consejos para prevenir y tratar este problema.
¿Cómo sé si estoy reteniendo líquidos?
Cuando el organismo comienza a acumular fluidos aparecen algunos signos visibles en distintas áreas del cuerpo. Las más afectadas suelen ser las extremidades, no obstante, esto puede variar dependiendo de la causa que esté originando este problema. Estos son algunos síntomas que pueden guiarte en caso de que sospeches que sufres esta condición.
1. Hinchazón en algunas zonas del cuerpo
Uno de los síntomas que definen la retención de líquidos es la hinchazón del cuerpo. Por lo general, se inflaman zonas puntuales como las piernas, los tobillos y los pies. El líquido también se puede acumular en la cara, manos y abdomen.
Para determinar que tienes algunos de estos tejidos cargados de fluidos, toma en cuenta estos puntos.
- Observa detenidamente tus pies y piernas: estos son los primeros lugares donde detectar una retención de líquidos. Si ves tus piernas más inflamadas de lo normal o una está más abultada que la otra, es una señal de alerta.
- Evalúa si los zapatos te quedan mucho más justos: es posible que te cueste ponértelos o los sientas bastante apretados en el área del tobillo.
- Valora la apariencia de manos: puedes sentir que los anillos aprietan o que cuesta mucho ponerlos y quitarlos. Lo mismo ocurre en el caso de las pulseras y relojes en la parte de la muñeca, pero en este caso, el edema será bastante evidente.
- Observa el contorno de tu cara: puedes percibir que tu cara es más redonda. Verás que tus ojos están algo hinchados y estarán más acentuados los mofletes.
2. Pesadez en las piernas
Si no puedes observar de manera clara si tus piernas están hinchadas, puedes evaluar otros síntomas que caracterizan esta condición, como malestar, dolor, pesadez, incluso cambios cutáneos en los miembros inferiores.
En ese sentido, puedes sentir tus piernas más pesadas de lo habitual, por lo que es posible que te cueste más caminar. Esta sensación es similar a la que se experimenta cuando se realiza un largo recorrido a pie o cuando se ha estado parado por mucho tiempo.
3. Cambios en la piel
Otro síntoma que te confirma que estás reteniendo líquidos es observar que la piel de las áreas hinchadas cambia su aspecto. En primera estancia, puedes observar que la piel se ve estirada y brillante, incluso, puede estar rígida y sensible al tocarla.
Dependiendo de la causa, puede cambiar de color y notarse más oscura o incluso pueden aparecer manchas en la piel de color marrón o morado. Además, si es resultado de una insuficiencia venosa, este cambio de color puede acompañarse de picazón y formación de úlceras.
4. Fóvea o marca en la piel
Si la hinchazón en algunas partes del cuerpo no es evidente, puedes presionar suavemente el pulgar sobre el área a examinar, como el pie, el tobillo o la pierna, con una presión lenta y constante. Si hay retención de líquidos, verás una hendidura en el lugar donde se presionó. Esa marca se denomina fóvea.
Asimismo, si al retirar los dedos, la piel tarda en volver a la normalidad, nos está indicando que hay edema. Otra señal que puede llamar la atención es la aparición de marcas dejadas por las medias y los calcetines, al quitarlos después de unas horas. Si tienes las piernas o tobillos hinchados, las rayas marcadas de los calcetines confirmarán que estás acumulando agua.
5. Aumento de la cintura
A la retención de líquidos en el abdomen se le denomina ascitis. Cuando ocurre, aumenta la circunferencia de la cintura de una manera drástica y visible, debido a que los fluidos se acumulan en la cavidad peritoneal.
Si notas tu abdomen distendido y se hace más marcado con el pasar de los días, entonces puede estar relacionado con esta condición. Para asegurarte, toma una cinta métrica y anota las medidas de tu cintura de manera diaria, mejor si es por las mañanas. Si observas que tienes centímetros de más sin otra causa aparente, no dudes en acudir a una revisión médica.
6. Dolor articular y restricción de movimiento
El exceso de líquidos que rodea a las articulaciones causa dolor y compromete el movimiento de la misma. El dolor articular por edema es más frecuente en la muñeca, dedos, la rodilla y los tobillos. Este tipo de molestia articular puede también estar relacionado con otras patologías como la gota o artritis reumatoide. Por ello conviene evaluar los síntomas con los que se acompaña.
7. Aumento de peso
Cuando se acumulan los fluidos en el cuerpo y no se eliminan como es lo esperado, el peso tiende a aumentar. Se estima que la mayoría de las personas retendrán entre 8 y 15 libras de exceso de líquido antes de ver hinchazón en las piernas o en el abdomen.
¿Cómo saber si retengo líquidos? Para saber si estás reteniendo líquidos, puedes probar subiéndote a una balanza. Pésate diariamente en ayunas, nada más levantarte. Si notas cambios de peso o sensación de hinchazón puede que se trate de esta condición.
8. Disminuye la frecuencia de micción
Como consecuencia de la acumulación de líquidos en el intersticio (espacio que rodea las células), el volumen de sangre filtrada en los riñones será menor. Por ende, disminuirá la frecuencia de micción y la cantidad de orina. Este signo puede ser aún más marcado cuando la retención de agua en el organismo es causada por una insuficiencia renal.
¿Qué pasa cuando hay retención de líquidos?
Las consecuencias de la retención de líquidos dependerá de su causa. Si es producto de una condición temporal y tratable, no suele traer otros problemas de salud asociados, solo basta con seguir las recomendaciones del médico y poner en práctica algunos cuidados.
Ahora, cuando aparece por alguna enfermedad, esta afección puede hacerse crónica y provocar síntomas molestos, como el dolor en el área hinchada. Dependiendo del grado de afectación, es posible que amerite tratarla con medicamentos diuréticos y algunas modificaciones del estilo de vida.
En caso de que la retención de líquidos ocurra en los pulmones, puede causar dificultad para respirar o dolor en el pecho. Esto se conoce como edema pulmonar y requiere atención médica inmediata.
¿Cómo se elimina la retención de líquidos?
Para eliminar la retención de líquidos de manera natural es necesario que implementes cambios en tu rutina diaria. Estos deben ser un complemento al tratamiento farmacológico indicado por el médico. Para ello, toma en cuenta estos consejos:
Mantén una alimentación baja en sodio: limitar el consumo de sal puede reducir el edema. Asimismo, existen alimentos prohibidos para la retención de líquidos que tienen altas cantidades de sodio, por lo que es mejor evitarlos. Entre estos, las harinas refinadas, los embutidos, los snacks y todos aquellos ultraprocesados.
Comienza una rutina de ejercicios: la actividad física podría promover el flujo linfático y controlar los síntomas de sobrecarga de líquidos.
Evita el sedentarismo: si trabajas sentado, lo recomendable es que cada 30 minutos te levantes. Esto ayuda evitar la retención en tus piernas, pies y tobillos.
Eleva las piernas: posiciónalas sobre una silla o almohadas por unos minutos, varias veces al día. La gravedad puede ayudar a que el líquido estancado fluya.
Usa medias o mangas de compresión: estas ejercen una presión sobre el tejido, al evitar que los líquidos se acumulen en la zona. Conviene tener la aprobación del especialista para su uso.
La buena alimentación es clave a la hora de tratar este problema. Elige en tu dieta diaria alimentos diuréticos, como la espinaca, el tomate, la piña, la sandía o las manzanas. Además, incluye una buena porción de proteínas para mantener saludables los niveles de albúmina.
Retención de líquidos, un problema que requiere de atención
La retención de líquidos es un problema más habitual de lo que se cree, este suele tener más incidencia en mujeres, en personas mayores de 65 años y con enfermedades crónicas, como hipertensión arterial.
Si sospechas que lo padeces, lo ideal es que recurras al médico y consultes con él los síntomas que presentas. De esta manera, diagnosticará la causa e indicará el tratamiento adecuado. Sigue además los consejos que te hemos propuesto; podrían ser de gran ayuda para conseguir mejores resultados.