Los ataques que los rebeldes hutíes continúan realizando contra buques que se dirigen al Canal de Suez, están obligando a las navieras a utilizar y conocer otras rutas comerciales.
El pasado 17 de enero, el MV Genco Picardy, un granelero de propiedad estadounidense, se convirtió en la última víctima de los ataques de los hutíes contra embarcaciones comerciales que navegaban por el mar Rojo: una de las rutas marítimas más transitadas del mundo es ahora seguramente la más peligrosa.
Desde noviembre, el grupo rebelde yemení ha atacado a los buques que pasan por el estrecho de Bab al Mandab, un canal de 32 kilómetros de ancho que separa el noreste de África de Yemen, en la Península Arábiga generando múltiples preocupaciones y problemas para los gobiernos.
Los insurgentes afirman estar apuntando a barcos con conexiones con Israel como represalia a la guerra en la Franja de Gaza en medio de los conflictos políticos. Para los marinos atrapados en el caos, debe ser aterrador. La tripulación del MV Genco Picardy, que transportaba roca fosfórica, resultó ilesa y pudo extinguir el incendio provocado por el dron incendiario.
Situaciones alarmantes
No es una situación que alguien envidiaría, admite Michelle Wiese Bockmann mientras dice que contó nada menos que 300 barcos entrando en el tramo más peligroso de la ruta del mar Rojo en un día a principios de esta semana.
"Cada uno de esos 300 buques lleva entre 15 y 25 personas a bordo", afirmó la analista principal de Lloyd's List Intelligence, una firma especializada en el comercio marítimo mundial la cual ha analizado a detalle este caso.
Se estima que el 12% del comercio mundial pasa por el mar Rojo cada año, lo que equivale a más de US$1 billón. Pero muchas empresas navieras han comenzado a evitar la zona por completo debido a la gigante inseguridad.
Alternativas altamente costosas
En noviembre del año pasado, los hutíes secuestraron un barco lleno de vehículos y publicaron un vídeo sobre su nueva hazaña. Las operaciones militares de Estados Unidos y Reino Unido han sido destinadas a proteger las naves y disuadir a los hutíes también han entrado en escena.
La carga transportada por estos buques puede costar entre millones y cientos de millones de dólares. Y, por ello, no sorprende que las embarcaciones hayan decidido, en muchos casos, enviar a sus buques por otras rutas. Sin embargo, alejarse del mar Rojo y tomar el lejano desvío alrededor del cabo de Buena Esperanza (África) agrega alrededor de 3.500 millas náuticas (6.500 km) y de 10 a 12 días de navegación a cada viaje.
El cambio requiere combustible adicional (un valor adicional de US$1 millón según algunas estimaciones), posiblemente encontrar puertos de escala alternativos, ajustes en los cronogramas de entrega y costos que siguen creciendo constatemente.
Pocas opciones latentes
"Muchos barcos (de China) se estaban desviando y no utilizaban el Canal de Panamá, sino que comenzaban a utilizar el Canal de Suez. Así que ahora todo se está poniendo patas arriba", mencionó Anna Nagurney, economista de la Universidad de Massachusetts.
Sin embargo, las duras condiciones climáticas que a veces enfrentan los barcos que navegan por el extremo sur de África significan que esta opción no está exenta de riesgos, añadió Nagurney.
No es el fin del mundo
Esta experta aseveró que la actual crisis del mar Rojo no debe verse como un "Armagedón" para la industria naviera. Un ejemplo de ello es cómo los ucranianos se han adaptado a la amenaza que representa para sus buques de cereales la marina rusa que opera en el mar Negro.
Eso no quiere decir que este cambio de ruta de enormes buques de carga no tenga serias consecuencias. Ya hay informes que apuntan a que el aumento en los costos probablemente se trasladarán a los consumidores.
Impacto en el medio ambiente
Los barcos que navegan miles de millas más consumirán mucho más combustible y emitirán más carbono a la atmósfera para entregar la misma carga. En 2023, la Organización Marítima Internacional estableció objetivos de alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 y reducir las emisiones en al menos un 20% para 2030.
El especialista señaló que los petroleros están recorriendo muchas más millas que antes de la guerra en Ucrania, pues las sanciones contra Rusia han llevado a la remodelación de muchas rutas marítimas. Por lo tanto, los barcos de ciertos tipos ya están emitiendo más, por unidad de carga, que antes.
Fuente: BBC News