Un estudio realizado en 2017 demostró que la prevalencia de hombres que sufren alzhéimer en Europa es del 3,31% frente al 7,13 % de las europeas que lo padecen.
Esta diferencia, de más del doble, se ha relacionado con diferencias biológicas y cambios hormonales, pero también con socioculturales. Por lo pronto, parece que la pérdida de estrógenos característica de la menopausia parece tener mucho que ver con el alzhéimer.
De hecho, una investigación científica reciente recogida por el Diario La Razón de España reveló que a las pacientes a las que se le extirparon los ovarios antes de los 50 años (una operación que puede provocar menopausia precoz) presentan una probabilidad más alta de padecer deterioro cognitivo.
Así, parece importante ahondar en las diferencias entre hombres y mujeres cuando se investiga sobre el alzhéimer. Y ahora, una nueva investigación apunta que los síntomas precoces relacionados con el deterioro cognitivo pueden diferir entre sexos. De hecho, un equipo de científicas ha descubierto una nueva señal común en muchas mujeres a partir de los 40-50 años, que puede pasar desapercibida pero que podría ser un síntoma temprano de alzhéimer.
Se trata de los sofocos que, especialmente durante el sueño, podrían indicar un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer en mujeres, según revela el estudio publicado hoy. Y se trata de una "correlación significativa", según apuntó la investigadora principal del trabajo, que será presentado en la Reunión Anual 2023 de la Sociedad de la Menopausia.
¿Cómo afecta la menopausia a la memoria?
Como si los sofocos por sí solos no fueran lo suficientemente malos para las mujeres que atraviesan la transición a la menopausia, la nueva investigación sugiere que pueden ser indicadores precoces de un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer (EA) en la mujer. Sobre todo, si se dan mientras duermes. Además, el trabajos señala que cuantos más sofocos, mayor es el riesgo de enfermedad.
Investigaciones anteriores han relacionado uno de los síntomas más comunes de la menopausia, los sofocos, con un rendimiento deficiente de la memoria. También han sido vinculados con alteraciones de la estructura, la función y la conectividad cerebrales. Sin embargo, hasta ahora se desconocía si los sofocos están asociados a biomarcadores de la EA.
Ese es el principal avance de esta nueva investigación, que ha demostrado que los biomarcadores sanguíneos del alzhéimer son especialmente útiles para evaluar el riesgo décadas antes de la aparición de la demencia de la EA. Hasta 250 mujeres de mediana edad (entre 40 y 65 años) participaron en el estudio.
La doctora Rebecca Thurston, directora de Salud Bioconductual de la Mujer del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Pittsburgh, y la doctora Pauline Maki, Profesora de Psiquiatría de la Universidad de Illinois en Chicago, dirigieron el estudio.
"Entre otras cosas, nuestros hallazgos indican que las mujeres que experimentan sofocos frecuentes, en particular durante el sueño, pueden justificar un mayor esfuerzo en reducir el riesgo de demencia provocada por la enfermedad de Alzheimer", dice Thurston.
¿Cuál es la relación entre menopausia y alzhéimer?
Las evidencias científicas apuntan que menopausia y enfermedad de Alzheimer o pérdida de memoria están relacionadas. El vínculo podría ser más evidente en la menopausia precoz.
Y así, con anterioridad a la investigación citada, un estudio de la Universidad de California demostró que las mujeres que tuvieron la menopausia antes de los 45 años tenían un 28% más de riesgo de desarrollar alzhéimer en comparación con las mujeres que la tuvieron después.
"Dado el efecto adverso sobre la calidad de vida y la carga financiera que conlleva el alzhéimer, es importante que aprendamos todo lo posible sobre las causas potenciales y las señales de advertencia para que podamos ser proactivos antes de su aparición", concluye la Dra. Stephanie Faubion, directora médica de la Sociedad de la Menopausia.
Fuente: Diario La Razón de España