Hay muchas variables a tener en cuenta a la hora de calcular cuál sería nuestro consumo diario ideal de agua.
No será lo mismo el consumo que necesitará un varón de 50 años y 90 kilos que practica halterofilia, que el consumo que necesitará una estudiante universitaria de 20 años y que se pasa en la biblioteca 14 horas al día.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se recomienda consumir entre 1,5 y 2 litros de agua cada día. Pero no te preocupes, este cálculo incluye todo lo que ingerimos a lo largo del día. Por ejemplo, si nos tomamos una ensalada, un filete o un zumo, estamos consumiendo agua. En diferentes proporciones, pero agua al fin y al cabo.
Todo esto va sumando, hasta que el consumo diario de agua se eleva bastante por encima de la cantidad de agua que hemos bebido directamente. Esta es una confusión muy común y no es raro encontrarse a muchas personas que tratan de ingerir estas cantidades de agua directamente, o incluso más, aunque tengan que pasarlo mal por ello.
¿Cuándo empieza a ser peligroso?
Si bebes a un ritmo superior al que tus riñones pueden excretar, los electrolitos de tu sangre pueden diluirse demasiado. En los casos más leves, esto podría hacerte sentir “apagado”. Pero, en el peor de los casos, beber demasiada agua podría incluso producir una condición llamada hiponatremia o “intoxicación por agua”, que tiene lugar cuando los niveles de sodio en la sangre bajan drásticamente.
Cuando esto ocurre, se desencadena inflamación cerebral y problemas neurológicos como convulsiones, coma y, en casos extremos, incluso la muerte.
Esta situación es muy poco común. Y normalmente tiene lugar cuando una persona bebe mucha agua y se empieza a sentir mal. Pero, en lugar de detenerse, achaca su malestar a la deshidratación y sigue bebiendo. Si el consumo de agua es muy grande y se da demasiado rápido, puede provocarse la muerte.
Entonces, ¿cómo podemos saber cuándo hemos bebido entre un litro y medio y dos litros de agua, si ni siquiera podemos contabilizar cuánta agua consumimos mediante los alimentos?
La regla definitiva
El doctor Joel Topf, nefrólogo y profesor clínico adjunto de medicina en la Universidad de Oakland, recomienda seguir la regla de “beber cuando se tiene sed”. Es fácil de recordar y tu cuerpo te indicará cuándo necesitas tomar agua. La idea de que se necesitan cálculos complejos y un gran esfuerzo para mantenerse hidratado y evitar las consecuencias de la deshidratación es, según el experto, una tontería.
Es importante que las personas mayores, de unos 70 u 80 años, y las que padecen ciertas afecciones o toman medicamentos diuréticos, presten especial atención a su ingesta diaria de líquidos, ya que la sensación de sed puede disminuir. Pero para el resto de personas, la única regla es saciar la sed cuando se necesite y no preocuparse por ello.
Fuente: Diario La Razón España