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El nivel de violencia en Ecuador ha ido en aumento y el miércoles se presentó un hecho que generó una gran conmoción en el país sudamericano. 

Fernando Villavicencio, aspirante a la Presidencia de Ecuador, fue asesinado mientras salía de un mitin en Quito, durante la fase crucial de la campaña electoral, a tan solo diez días de las elecciones generales. 

 

Los disparos mortales resuenan en el video captado del suceso, segando su vida antes de que pudiera subir a su coche. El crimen ha generado profunda inquietud en torno a la creciente ola de violencia que ha alcanzado al país andino, que hace apenas unos años se mantenía como una excepción a la tendencia de inseguridad que afecta a América Latina. Hoy, Ecuador se encuentra sumido en una ola de violencia que ha culminado en el asesinato de Villavicencio, que basó su campaña en criticar públicamente la corrupción y el narcotráfico del país.

Amauri Chamorro, experto en comunicación política en América Latina, asegura a Público que "Ecuador se ha convertido en un narcoestado", algo que Villavicencio sostuvo a lo largo de su campaña. El candidato proponía restablecer la seguridad en el país y emprender una lucha contra lo que denominaba la "mafia política". Villavicencio se había comprometido a enfrentar los problemas que más acechan al país andino, entre ellos el lavado de dinero, la minería ilegal y la corrupción en el sector petrolero. Su vehemente oposición a los grupos armados que obtienen ganancias desmesuradas a través de estos medios lo colocó en la mira directa del crimen organizado.

  

Ecuador ha vivido un alarmante aumento de la violencia que marca un punto sin precedentes en su historia. El año 2022 culminó con un balance de 4.603 fallecimientos violentos, representando un índice de 25 incidentes por cada 100.000 habitantes. Este valor registra un incremento del 82,5% en comparación con el año previo, 2021, cuando la tasa se ubicaba en 37,5 por cada 100.000 habitantes. Las proyecciones señalan que el año 2023 concluirá con una tasa de homicidios de 40 por cada 100.000 habitantes, marcando un récord.

Este panorama sitúa a Ecuador como una de las naciones más violentas en la región, posicionándolo cerca de países con largas historias de violencia y delincuencia organizada, como lo es Colombia.

¿Cuáles son las claves para entender la violencia que sacude al país andino? En Ecuador convergen tres factores importantes que han ocasionado un escenario perfecto para el incremento de violencia y el control de los grupos armados.

Estructura económica y ubicación de Ecuador

Fernando Villavicencio

La cocaína llega a la costa ecuatoriana por tierra, en donde parte para su destino: "El Ecuador es fundamental en términos de logística para poder sacar la droga de Colombia de la forma más barata y llevarla a México", explica Amauri Chamorro. Agrega también que la gasolina en Ecuador es "subvencionada por el Estado, por lo que la hace una de las gasolinas más baratas del mundo", convirtiéndola en el combustible ideal para el transporte de drogas.

Por otro lado, Ecuador es el país ideal para el lavado de dinero obtenido por el tráfico de drogas, ya que no tiene moneda local y usa el dólar americano desde hace más de dos décadas. Por ello, "la estructura económica del país es propicia para la exportación de la droga", expresa Chamorro. Todo el dinero obtenido por el tráfico de droga regresa a Ecuador para ser lavado, fomentando el incremento de grupos violentos.

Los intereses convergentes del crimen organizado colombiano, mexicano, estadounidense y europeo conducen al incremento de violencia que se vive en Ecuador. Es un fenómeno con raíces internacionales e intereses que superan sus fronteras.

“En Ecuador hay una absoluta disolución del Estado de derecho”

Los mandatos presidenciales anteriores y la devastadora pandemia de la Covid-19, que situó a Ecuador entre las naciones con los más altos índices de mortalidad per cápita, han erosionado la economía, creando  un "escenario propicio para el reclutamiento de jóvenes vulnerables por parte de grupos armados". Ante la falla del Estado para proporcionar bienes como hospitales, educación y seguridad, más jóvenes vulnerables forman parte del crimen organizado, una entidad que les proporciona las necesidades que no reciben del Estado. 

Las bandas criminales tienen "absoluto control del Estado ecuatoriano", asegura Chamorro. El poder judicial "no existe más". Las cárceles, las Fuerzas Armadas y la Policía están absolutamente conectadas con la red del narcotráfico. No existe ningún órgano del Estado que pueda combatir la criminalidad, "la ciudadanía está a la merced de un narcoestado".

La confluencia de estos tres factores ha culminado en el trágico asesinato de Fernando Villavicencio, que no es el único político asesinado en Ecuador en los últimos tiempos pero sí el primer homicidio de un político destacado en el país. Tampoco se trata de un hecho aislado en la región. El magnicidio de Ecuador evoca los asesinatos de Galán y Colosio en Colombia y México, respectivamente. Aunque el asesinato de Villavicencio es inédito en la historia de Ecuador, revive la triste ruta de violencia vinculada al narcotráfico que han experimentado países como México y Colombia.

Grupos violentos en Ecuador

En un vídeo que ha sido difundido unas horas después del asesinato de Villavicencio se encuentra reunido un grupo autodenominado Los Lobos, uno de los más violentos del país, quien se responsabiliza por el crimen ocurrido.

La guerra entre pandillas, de la cual Los Lobos solamente son uno de varios grupos, ha sido una de las grandes razones por el aumento de violencia en el país. Los Lobos iniciaron como una disidencia del principal grupo criminal de Ecuador, los Choneros, y cobraron importancia hace tan solo tres años, cuando se fragmentaron algunos de los principales grupos criminales de Ecuador y se formaron facciones que pelean entre sí por control de las drogas, influencia y dinero.

Los grupos violentos de Ecuador ejercen casi completo dominio sobre las cárceles del país, en donde se ha visto un aumento de violencia entre los presos. La peor masacre que ha vivido Ecuador se produjo en una prisión de Guayaquil en 2021, cuando dos pandillas, los Choneros y los Lobos, se enfrentaron entre sí, dejando muertos a 116 reclusos. Los vídeos y las imágenes difundidas del suceso muestran escenas escalofriantes, con cuerpos apilados contra las paredes y cadáveres desmembrados.

Los brotes de violencia carcelaria testifican la rapidez con la que la situación se ha deteriorado en Ecuador, y estos sucesos son comparables con las crisis de seguridad en Venezuela y Brasil.

Atentados contra políticos en Ecuador

El cuerpo de Villavicencio fue trasladado a Quito, capital del país

Villavicencio no es el único político que ha perdido la vida a causa de la violencia en el país. En julio, Ecuador quedó conmocionado con la noticia del asesinato del alcalde de la ciudad de Manta, Agustín Intriago, uno de los más populares, quien fue tiroteado mientras visitaba una obra.

Una semana antes Rinder Sánchez, candidato a diputado por la provincia de Esmeraldas, fue baleado por cuatro sujetos que pretendieron robarle su auto. En febrero, dos aspirantes a alcalde murieron en atentados producidos por grupos criminales.

Las provincias que han sido los principales escenarios de la violencia ecuatoriana son Esmeraldas, Guayaquil y Manta por ser sedes de los principales puertos del país y tener infraestructuras de transporte codiciadas por narcotraficantes.

Un problema transnacional

"Por cada estadounidense que muere por consumo de drogas latinoamericanas, mueren diez latinoamericanos en la guerra por las drogas. ¿Quién pone los muertos en la guerra contra las drogas? Los Estados latinoamericanos", afirma Chamorro.

La violencia que acecha a Ecuador y que ha sumido a otros países de la región continúa y continuará mientras incremente la demanda por parte de los países que la consumen. El suceso de Ecuador es un nuevo síntoma de un problema que ha envuelto a países vecinos durante décadas. 

"El problema del narcotráfico no reside en la producción de las drogas, sino en su consumo", nos recuerda Chamorro. Un kilo de cocaína producido en Colombia vale unos 1.000 dólares en ese país, mientras que en EEUU el mismo kilo puede facturar más de 250.000 dólares: "No existe ningún negocio que sea tan lucrativo como ese", dice el analista. Las situaciones económicas de los países en América Latina, en donde los jóvenes no tienen acceso a derechos básicos, se combina con la disponibilidad de drogas y su demanda por países dispuestos a pagar grandes cantidades por ellas, creando las condiciones perfectas para la violencia que acecha a Ecuador. 

Fuente: Público.es 

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