CuliAir Sky Dining es una experiencia gastronómica en un globo aerostático que, además, sirve alta cocina.
Se trata del primer restaurante del mundo que está en un globo aerostático. Así que si eres de los que les gusta comer con buenas vistas, los altos vuelos y quieres viajar literalmente a través del paladar, este peculiar restaurante de Países Bajos será tu próxima parada.
CuliAis Sky Dining lleva ya 20 años volando por el cielo de Países Bajos. En 2003, la chef Angélique Schmeinck, toda un referente de la cocina neerlandesa, decidió llevar a cabo un ambicioso proyecto: preparar deliciosos platos durante un viaje en globo aerostático. La premisa era utilizar el globo como un enorme horno de convección. Para llevar a cabo este llamativo experimento, creó una ingeniosa construcción de poleas, a través de la cual los platos se transportan a la corona de la envoltura del globo en cestas de acero especiales para el horno, donde se cocinan. Tras la cocción, los platos son izados hasta la cocina, donde reciben un acabado de cocción en vivo.
¿Qué incluye esta experiencia gastro de altura?
Esta exclusiva experiencia la pueden disfrutar entre 5 y 10 personas en cada trayecto. El precio total es de unos 475 euros y, en total, dura unas 4 o 5 horas. El pack incluye el viaje en globo (de una hora y media de duración aproximadamente), un aperitivo al llegar más la cena durante el viaje, así como un bautismo de champagne y postre al aterrizar, entre otras cosas.
Para una ocasión tan especial, Angélique Schmeinck ha preparado un menú a la altura. Con ingredientes, sabores y aromas de la temporada de la mejor calidad, la chef de Países Bajos ha diseñado una serie de platos desarrollados especialmente para la cocina de globos aerostáticos a baja temperatura, y todos vienen maridados con vinos sublimes.
Entre las delicias que podrás degustar en el cielo, el menú incluye la langosta con pimiento rojo asado, salicornia, aguacate, corazones de lechuga y mousse de lima; la lubina salvaje con espárragos trigueros, crema de zanahoria con almejas, hinojo y estragón con salsa de azafrán y cardamomo; o la pintada de campo preparada con especias de Vadouvan, setas de la cosecha de verano, espárragos blancos, mayonesa de berros y pistacho. El toque dulce lo pone la mousse de chocolate blanco y fruta de la pasión con merengue crujiente de arcoíris, frambuesa y sirope de albahaca.
