El Papa Francisco designó al arzobispo de La Plata en Argentina, Víctor Manuel “Tucho” Fernández, como nuevo Prefecto (máxima autoridad) del Dicasterio (ministerio) para la Doctrina de la Fe de la Iglesia Católica.
Se trata de uno de los cargos de mayor importancia dentro de la estructura vaticana solo ubicado por debajo de la Secretaría de Estado y, según las consideraciones, del Dicasterio para la Evangelización.
El organismo que ahora encabezará el arzobispo argentino (60 años) era antes conocido como Santo Oficio, y entre sus titulares estuvo el alemán Joseph Ratzinger -–después Benedicto XVI-- nombrado por el papa Juan Pablo II en 1981.
No es la primera vez que la visión profética de Jorge Bergoglio le marca el camino al arzobispo Víctor Manuel Fernández, a quien todos conocen como “Tucho”. Nacido el 18 de julio de 1962 en la ciudad cordobesa de Alcira Gigena, el padre Fernández estuvo a punto de emigrar a Colombia, a fines de los años 90, al recibir un ofrecimiento para dirigir un instituto teológico en Bogotá. “De ninguna manera. Vos estás para otras cosas”, le aconsejó Bergoglio, ya como arzobispo de Buenos Aires.
Fue designado decano de la Facultad de Teología de Buenos Aires y luego rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), donde creó el Observatorio de la Deuda Social Argentina y alentó “una sana integración del saber”, en palabras que Francisco le dedicó en una carta personal.
Autor de centenares de libros y documentos sobre espiritualidad y doctrina, Fernández es el teólogo que a fines de 2007 acompañó a Bergoglio como perito y asesor en la asamblea de obispos latinoamericanos, donde surgió el Documento de Aparecida, que indica que la evangelización no debe excluir a nadie, principio programático del pontificado de Francisco.
Esa es la misión que el Papa le encomienda ahora al arzobispo de La Plata, al designarlo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: custodiar la “enseñanza que brota de la fe para “dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan”, como señaló el Santo Padre en su carta.
El nuevo sentido
Fernández conducirá el organismo que durante 25 años –en los tiempos de Juan Pablo II- manejó el cardenal Joseph Ratzinger y que históricamente estuvo identificado con el control y la disciplina.
En la carta que le dirigió por su nombramiento, Francisco le explica Fernández su intención de renovar el sentido del cargo de prefecto de la Doctrina de la Fe, para que ya no tenga que dedicarse al delicado tema de los abusos de menores –para lo cual ha creado un área específica con profesionales competentes- y dedique sus esfuerzos al desarrollo del pensamiento en diálogo con la sociedad y las ciencias. Su misión ya no será perseguir errores doctrinales, sino promover el pensamiento, explican fuentes eclesiásticas.
El propio Fernández sufrió en carne propia la política del control y la disciplina en materia de teología. Designado al frente de la UCA en 2009, debió esperar casi dos años para que el Vaticano convalidara su nombramiento, por objeciones que se formulaban en Roma, varias de ellas llegadas en forma anónima desde Buenos Aires. El respaldo de Bergoglio fue absoluto.
Varias veces Francisco le pidió aportes para textos de su magisterio. Su mirada también se ha reflejado en documentos de la Conferencia Episcopal Argentina. Los obispos argentinos, a través de la comisión ejecutiva que preside monseñor Oscar Ojea, le hicieron llegar un afectuoso saludo por su nombramiento.
Al anunciarse su designación en Roma, se informó que tomará posesión de sus nuevas funciones en septiembre. Permanecerá en La Plata hasta el 5 de agosto, fecha en la que se hará una misa de despedida, y hasta el el nombramiento de su sucesor, para lo cual no hay plazos, el Papa nombrará un administrador apostólico. Actualmente lo acompañan en la conducción del arzobispado los obispos auxiliares Alberto Bochatey, que además es secretario general del Episcopado, y Jorge Esteban González.
“Tucho” Fernández comunicó su nuevo destino en una carta dirigida a la comunidad platense y reveló que hace un mes Francisco le había ofrecidoel cargo y él lo desechó porque no se sentía con capacidad para abordar la problemática de los abusos. Semanas después, cuando el Papa estuvo internado, se lo volvió a ofrecer, con la explicación de que una comisión específica se ocupará de ese delicado tema, y él no pudo decir que no. El propio Francisco se ocupó de reservarle una vivienda en el Vaticano, con vista al jardín.
Giro en La Plata
En junio de 2018, Francisco lo nombró arzobispo de La Plata, donde sucedió a monseñor Héctor Aguer, un obispo frontal y enérgico defensor de la doctrina, que gobernó la arquidiócesis durante 20 años con una mirada extrema desde la ortodoxia católica. Fernández le imprimió un giro a su gestión y priorizó la mirada social frente a la crisis del país.
Aguer permaneció en La Plata como arzobispo emérito y pretendió fijar su residencia en el seminario local, tal vez con la idea de conservar su influencia en la formación de los sacerdotes. Pero, al no contar con el visto bueno de Fernández, emigró de la arquidiócesis.
Abierto al diálogo con sectores diversos, tanto en su gestión en la UCA como en La Plata, el arzobispo Fernández mostró que su premisa apunta a destrabar tensiones y conflictos, sin descuidar la denuncia frente a situaciones que provocan desigualdades y postergaciones.
La creación del Observatorio de la Deuda Social Argentina, en momentos en que las estadísticas del Indec habían perdido toda credibilidad, durante la presidencia de Cristina Kirchner, fue una de sus principales acciones como rector de la UCA. Confió su dirección en el sociólogo Agustín Salvia y consolidó la mirada de la Iglesia como referencia frente a los signos de la crisis y el avance de la pobreza y la exclusión.
Fernández tiene diálogo con el gobernador Axel Kicillof, como lo tuvo con sus antecesores María Eugenia Vidal y Daniel Scioli, y con intendentes de uno y otro signo político.
En diciembre pasado, monseñor Fernández celebró en la Catedral de La Plata un tedeum ecuménico para reivindicar los 40 años de la recuperación de la democracia en el país. La reconstrucción de los tejidos sociales fue siempre una de sus preocupaciones, por lo que promovió diálogo con distintos sectores políticos y sociales.
Son frecuentes sus mensajes en favor de la defensa de las instituciones y de la república. Al cumplirse el lunes próximo 90 años de la muerte de Hipólito Yrigoyen, el arzobispo Fernández tiene programado celebrar una misa el domingo siguiente -9 de julio-, a las 12, en la Catedral de La Plata. Será en coincidencia con la fecha patria y se incluirán oraciones por el fortalecimiento de la democracia.
En 2021, tras la derrota del oficialismo en las PASO, llamó a la dirigencia política argentina a tomar conciencia de la gravedad de la crisis y le reclamó al presidente Alberto Fernández que revisara su agenda de prioridades. “Queda poco tiempo”, pronosticó.
Fuente: Diario La Nación Argentina