Dinamarca es un país al que aludimos a la hora de hablar de indicadores sociales.
La comunidad igualitaria que supieron conseguir, los niveles de educación y salud públicos para todos sus ciudadanos y una inflación que era del 0,7 % anual, pero por la pandemia y la guerra de Ucrania llegó al 7,7 aunque hoy está en baja. Es un espejo en el que nos gustaría vernos.
Un PBI per cápita de 63.680 euros, los niveles de seguridad, el envidiable transporte urbano… y muchas otras razones han de tener que ver con que recurrentemente cada año se menciona a sus habitantes entre los más felices del mundo.
La ciudad más poblada de Dinamarca es su capital, Copenhague, en cuya área metropolitana vive aproximadamente un tercio de los 5,8 millones de daneses que habitan el país, a quienes suele llamárseles los latinos del norte, acaso porque tienen gran sentido de familia y les gusta disfrutar con amigos. Suele considerársela la mejor ciudad del mundo para vivir.
Los daneses tienen un término exclusivo y de difícil traducción que utilizan para describir su forma de gozar de la vida: hygge. Alude a la comodidad del hogar compartiendo el tiempo con sus afectos.
Edificios relativamente bajos y un tránsito calmo y sin atascos le dan a Copenhague un cierto aire provinciano. Es ese un componente primordial de su encanto.
La proverbial austeridad escandinava no empequeñece el efecto de su arquitectura sino que por el contrario le confiere un carácter muy particular y acogedor. De todos modos en el casco antiguo hay algunas imágenes muy pregnantes, como el chapitel de la vieja Bolsa de Comercio compuesto por cuatro colas de dragón que se enroscan en espiral.
El célebre diseño escandinavo, inspirado en la naturaleza, de líneas simples, colores más bien apagados y mínima ornamentación se observa en muebles y también en las nuevas construcciones.
El Centro de Arquitectura Danés, (DAC, por su sigla en inglés) donde se exhiben muestras de diseño, arquitectónico funciona en The Blox, un edificio ubicado en el puerto –donde antes había una cervecería– que integra la lista de edificios icónicos daneses muy cerca de la Biblioteca Real (de 1999 cuyo edificio se conoce como Diamante Negro) y la nueva Ópera (2005). Tres puntos muy convocantes al visitar la ciudad.
Unesco designó a Copenhague Capital Mundial de la Arquitectura 2023 por recomendación de la Unión Internacional de Arquitectos, título que se inició en Río de Janeiro en 2020. Por tal razón durante todo este año albergará una serie de eventos bajo el lema Futuros sostenibles: no dejar a nadie atrás, entre los que se destaca el Congreso Mundial de Arquitectos entre el 2 y el 7 de julio.
Si el interés está puesto en el diseño de artesanías o muebles el lugar es el Designmuseum Danmark, no muy lejos del Palacio Amalienborg, asiento de la familia real danesa, que también se visita, en cuya plaza cada día a las 11.30 se produce el tradicional cambio de guardia.
Copenhague tiene unos 30 museos dedicados al arte, la música, la medicina, las comunicaciones, la cerveza, el judaísmo, la policía y leyes. Se destacan el Museo Nacional que no sólo relata la historia danesa sino que en muestras temporarias refleja culturas distantes y la Galería Nacional con su maravillosa colección de arte danés y extranjera que datan desde el siglo XIV.
En 2020 se inauguró en el casco histórico de la ciudad el Likkemuseet, Museo de la Felicidad, que bajo la tutela del Instituto Para la Investigación de la Felicidad cuenta por qué y dónde la gente es más feliz.
La peatonal más larga
La calle Strøget es epicentro de su actividad comercial. Se dice que es la peatonal más larga de Europa. En realidad se desprenden de ella otras calles que conforman una zona peatonal que une las plazas Rådhuspladsen y Kongens Nytorv. Esta última es la más grande de la ciudad y donde se yergue la estatua ecuestre de Cristián V.
En su trayecto los restaurantes, locales comerciales, cafés y artistas callejeros le dan vida a toda hora, conjurando la costumbre escandinava de dejar desiertas las ciudades a media tarde.
El remate de la calle es el paseo marítimo Nyhavn con su canal bordeado de casas del siglo XVII con sus frentes de colores y de no más de cinco pisos. Es, junto a La Sirenita la más difundida postal de la ciudad.
Se trata de la escultura de bronce del escultor danés Eduard Eriksen que se encuentra en el paseo costero Langelinie. Tiene más de 100 años y se hizo en honor de la bailarina Ellen Price que fue la estrella de un ballet basado en el cuento La Sirenita de Hans Christian Andersen.
Atmósfera multicultural
Nørrebro es el barrio más cool del mundo según la revista Time Out. Está al noroeste del centro de Copenhague y se concentra allí una atmósfera multicultural originada en los muchos inmigrantes que viven. También en ese distrito está el Cementerio Assistens donde están enterrados, entre otros, Hans Christian Andersen y Søren Kierkegaard.
En Nørreport, barrio copenhaguense muy céntrico, se disfrutan mercados, bares y restaurantes, además de varias galerías de arte. Quien llega ahí no puede dejar de visitar el Mercado Torvehallerne, en la calle Frederiksborggade.
Su mayor espacio es bajo techo aunque fuera de su cubierta se encuentran muchos puestos de productos agrícolas y flores. Adentro hay comida gourmet, tiendas especializadas en té, chocolaterías y demás delicias.Hace poco abrió La Boca, un puesto para comer empanadas, tomar vino y otras exquisiteces bien argentas.
Nordhavn es una zona portuaria en la costa del Øresund. La modernidad arquitectónica tiene allí su epicentro. Poco a poco se transforma en una zona residencial. Aunque es muy caro vivir en ese lugar se espera que unas 40 mil personas se muden allí una vez que se termine lo que llaman la infraestructura inteligente. No se puede ingresar al barrio si no es mediante movilidad sostenible, es decir principalmente en bicicleta.
Una buena manera de vivir Copenhague es divertirse en el parque de diversiones Tívoli. Está muy cerca de la Estación Central de Trenes, en la calle Vesterbrogade. Fue inaugurado en 1843 y todavía mantiene su diseño original. Lo visitan 4 millones de personas al año, la mayoría daneses.
Cien años antes del Tívoli, más precisamente en 1755, se construyó frente a la plaza Kongens Nytorv el edificio que hoy ocupa el Hotel D’Angleterre. Se lo considera uno de los hoteles más lujosos de Europa. En caso de no alojarse en él, bien vale una visita.
En 1918 en Refshaleøen, una zona industrial de la periferia de Copenhague, abrió Reffen, un mercado de comida callejera. En sus muchos puestos –la mayoría hechos con contenedores–se pueden degustar platos experimentales de diversas partes del mundo.
Está en terrenos abiertos en la misma orilla de la bahía en la que está la Ópera de Copenhague pero más o menos a la altura de la fortificación conocida como Castelet. Se puede llegar muy cómodamente en las lanchas que forman parte del transporte público.
También vale la pena hacer incursiones fuera del ámbito de Copenhague, en sus alrededores.
A cuarenta kilómetros al norte por la E47 se encuentra Helsinor, poblado donde está el famoso castillo Kronborg en el que se inspiró Shakespeare para escribir su Hamlet. Allí pueden visitarse sus salas de banquetes y cámaras reales.
Muy cerca también se destaca el Museo Karen Blixen, escritora de Out of Africa en la que se inspiró la película África Mía y también la autora de El festín de Babette que a pesar de transcurrir en Noruega fue filmada en Dinamarca.
En la planta baja de la casa hay dibujos, pinturas y carbonillas de su vida en África, donde vivió 17 años dirigiendo una producción cafetera que terminó en bancarrota. Su tumba está en el grandioso parque de la casa en el que también pueden verse caballos y vacas pastando.
Copenhague es desde hace un siglo la capital mundial de la bicicleta. Nueve de cada diez daneses usan bicicletas para ir a trabajar, para hacer compras o simplemente como recreación.
Hay sendas para bicicletas en todas las calles y hasta tienen semáforos exclusivos. Las ciclovías en esta ciudad suman 400 kilómetros. Es frecuente ver a los padres llevando dos o tres niños en unos carritos llamados cargo bike. Se alude a este hábito de la bicicleta el hecho de que los daneses tengan una de las más altas expectativas de vida del mundo. Y también se le adjudica la razón de que Copenhague sea una de las ciudades menos contaminadas.
Una escapada ideal puede ser llegar hasta la ciudad de Malmö, en Suecia, a unos 30 kilómetros de Copenhague. Las une el puente Ørensund.
Un consejo: mire muy bien antes de cruzar una ciclovía y si se anima alquile una bicicleta. Acaso copiando hábitos daneses alcancemos la dicha de ser los seres más felices del planeta.
Datos útiles
Precios: Copenhague es una ciudad rica y la más cara de la Unión Europea. Un menú del día en el restaurante más barato no baja de 17 euros. El pasaje en bus o metro más económico, cuesta 3,20 euros. La habitación en un hotel de una estrella, 78 euros.
El palacio de Borgen. Christiansborg Palace está en una pequeña isla del puerto de Copenhague, centro del poder en Dinamarca desde hace 800 años. Hoy confluyen las sedes del Parlamento y del Ejecutivo. Sus salones son usados por la corona para encuentros protocolares. Los daneses lo llaman popularmente Borgen, nombre que tomó la exitosa serie danesa.
Christiania. Es el barrio hippie de Copenhague y donde se rumorea que algunos visitantes buscan allí lo que legalmente no se comercializa. Se trata del segundo sitio más visitado del país. Viven unas mil personas que se consideran autónomas de Dinamarca y también de la Unión Europea
Teatro Real. Es el teatro nacional de Dinamarca. Está ubicado en la plaza conocida como Kongens Nytorv, en el centro de la ciudad. Las funciones más importantes de arte dramático, música clásica y ballet tienen su lugar en él. Por 8 euros puede visitarse de lunes a domingo de 10.30 a 13.30.
Fuente: Diario La Nación Argentina