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Desde 2013 es considerado prófugo de la justicia. Sin embargo, distintas versiones señalan que Rafael Caro Quintero, “El Príncipe del Narco”, uno de los fundadores del cártel de Guadalajara, vive en el estado de Sinaloa donde se pasea libremente, a pesar de que sobre su cabeza pesa una orden de captura y extradición.

En una foto que se difundió a través de redes sociales, el “Narco de Narcos” reapareció al lado de un joven de quien se desconoce la identidad, en la imagen aparece con el cabello más negro y con unos kilos de más en comparación con las últimas imágenes que se conocían de él, cuando desde la clandestinidad, en 2018, ofreció una entrevista a la periodista Anabel Hernández para la revista Proceso.

“Él estaba absolutamente tenso, durante poco más de 30 minutos constantemente quería frenar la entrevista y salir corriendo”, reveló la Hernández a la periodista Carmen Aristegui en 2018.

Vive una “situación de paranoia total, piensa que en cualquier momento lo van a atrapar”, o que incluso en operativos del gobierno de México “lo pueden asesinar“.

“Visiblemente molesto”, él negó las acusaciones de la DEA sobre que actualmente es uno de los líderes del cártel de Sinaloa.

La Agencia Antidrogas Estadounidense considera a Caro Quintero el enemigo público número uno, pues es acusado de diversos delitos como crimen organizado y tráfico de drogas y por el asesinato del ex agente Enrique ‘Kiki‘ Camarena Salazar y de su piloto, Alfredo Avelar, en 1985, quienes lograron infiltrarse en el cártel de Guadalajara en los años ochenta y al ser descubiertos fueron torturados y asesinados.

Resultado de imagen de Caro quintero y Enrique ‘Kiki‘ Camarena

El gobierno de EEUU ofrece USD 20 millones de recompensa por información que lleve a su captura.

Tras ser detenido en Costa Rica y extraditado a México, Caro Quintero fue sentenciado a 40 años de prisión, de los cuales sólo purgó 28, luego de ser liberado el 9 de agosto de 2013, después de que un tribunal estatal mexicano concluyera que había sido juzgado de manera indebida.

Rafael Caro Quintero estuvo tras las rejas por su participación en el crimen del ex agente de la DEA. Ya en libertad, desapareció y desde entonces se le considera prófugo de la justicia.

El caso revivió luego que este 5 de marzo el diario estadounidense USA Today publicara en un artículo escrito por Brad Heath, que las autoridades están investigando nuevas pruebas que señalan que Camarena fue traicionado por un oficial de la DEA y un agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su siglas en inglés) coludidos con el narco.

El periodista señaló que los agentes y fiscales del Departamento de Justicia de Estados Unidos obtuvieron declaraciones de testigos que implican a los agentes de la DEA y la CIA en el complot para torturar y asesinar a Camarena.

Las revelaciones habrían sido hechas por tres ex policías mexicanos que se acogieron al programa de testigos protegidos y que han aceptado que en su momento trabajaban para el Cártel de Guadalajara.

Los fiscales y agentes confirmaron a la viuda de Camarena, Mika, que los testigos proporcionaron las cuentas que supuestamente conectaban al agente de la CIA y al funcionario de la DEA con el complot. Le dijeron que estaban investigando, pero no proporcionaron detalles.

“Quiero que se sepa la verdad”, dijo Mika Camarena. “En este punto, nada me sorprendería”.

El Departamento de Justicia comenzó a reexaminar el caso en el 2019 después de admitir que la evidencia forense utilizada para condenar a dos hombres por la muerte de Camarena era muy defectuosa. Un tribunal federal desestimó sus condenas en 2017.

Fue entonces que las autoridades federales volvieron a investigar a los testigos quienes señalaron que funcionarios estadounidenses recurrieron a algunos integrantes del cártel de Guadalajara para ayudar a armar y equipar ilegalmente a rebeldes que luchaban contra el gobierno sandinista en Nicaragua, caso que se conoció como “Irán-contra”.

El resultado fue una mezcla turbia de tráfico de drogas, corrupción y lucha contra el crimen en Guadalajara, Jalisco.

Tres de los testigos, los ex policías mexicanos Ramón Lira, René López y George Godoy, que habían trabajado como guardias de seguridad para los capos del cártel de Guadalajara, hablaron con USA Today y aseguraron que les dijeron a los investigadores que un oficial de la DEA y un agente de la CIA estaban presentes en reuniones donde se discutió el secuestro de Camarena. Afirmaron que el funcionario de la DEA aceptó dinero del cartel.

Los testigos dijeron que describieron los detalles a los agentes federales en 2018. René López dijo que los fiscales le mostraron fotografías antiguas de ex funcionarios estadounidenses.

La versión de Caro Quintero

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El diario señaló que los testigos que proporcionaron información a las autoridades están estrechamente vinculados con un ex agente, Héctor Berrellez, quien durante mucho tiempo alegó una conexión de la CIA con la muerte de Camarena y fue acusado por un abogado defensor involucrado en el caso de alentar a un testigo a mentir.

El Departamento de Justicia se negó a responder preguntas sobre el caso, mientras que una portavoz de la DEA, Mary Brandenberger, dijo que no podía comentar sobre las investigaciones en curso.

Sin embargo, personas familiarizadas con el caso dijeron que hay razones para ser escépticos de que gran parte de la nueva investigación saldrá a la luz.

Durante la entrevista de 2018, el narcotraficante aseguró que no tenía dinero y que a donde llegaba la gente le daba de comer. Aseguró que quien diga que es uno de los cabecillas del cártel de Sinaloa “miente”.

Pidió a la DEA y al gobierno de México que fueran más cuidadosos en sus investigaciones.

En esa ocasión, aseguró que no participó en el crimen de Camarena y dijo “estuve en el lugar equivocado”.

Negó la versión de que el asesinato del agente fuera una venganza por el descubrimiento del rancho El Búfalo, de su propiedad.

“Si en algo participe o estuve involucrado, le pido perdón al gobierno de Estados Unidos, a la DEA y a la familia de Camarena también”, expresó en esa ocasión.

Aseguró que ya había pagado por su delito “si alguna vez participe”. ”No lo secuestré, no lo torture y no lo maté, si estuve en ese lugar, es mi participación nada más”.

Explicó que estaba en la casa donde torturaron a Camarena porque llegó a recoger un dinero para comprar pastura para un rancho que tenía en sociedad con Ernesto Fonseca Carrillo, otro de los integrantes del cártel que fue detenido por el caso.

Afirmó que todas las personas que participaron en el crimen de Camarena están muertas o desaparecidas, pero advirtió que un día “se sabrá la verdad” y no descartó la posibilidad de escribir un libro sobre el tema.

Fuente: Infobae 

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