Las enfermedades cardiovasculares, entre las que se encuentran el infarto de miocardio y el ictus, son la primera causa de muerte en el mundo (están detrás de más de 17,5 millones de fallecimientos), y nuestro país no es una excepción: el 28,3% de las defunciones (unas 121.000) lo son por este motivo, seguido el cáncer (26,4%).
Como para casi todo, la edad es una agravante y a medida que aumenta, el peligro de tener un problema cardiovascular es mayor. Por esta razón, hay que controlar los factores de riesgo clásicos, como obesidad, hipertensión, diabetes y también el colesterol. Pero la realidad es que el tratamiento farmacológico no es lo mismo a una edad que a otra, ni tampoco en personas que nunca han tenido un evento cardiovascular (prevención primaria) o en las que ya lo han sufrido.
Los mayores de 75 años que no han tenido un evento cardiovascular no reciben fármacos para el colesterol aunque lo tengan alto Así sucede con el colesterol LDL (el malo), para el que a partir de los 75 años, y en ausencia de ictus o ataques cardiacos previos, no se prescriben fármacos (especialmente estatinas, que son la terapia de elección), como sí se hace en edades más tempranas.
Hallazgos revolucionarios
Esta práctica puede dar un vuelco a raíz de un estudio publicado en la revista 'The Lancet', que ha encontrado que en mayores de 70 años con cifras elevadas de LDL, al administrarles estatinas (u otros medicamentos lipolipemiantes), se evitan muchas más muertes que entre los más jóvenes. Las cifras son incontestables: para prevenir un solo infarto en personas de 50 a 59 años hay que tratar a 439, una cifra que baja a 261 en el grupo de 60 a 69 años, y a partir de los 80 años, se evita un infarto por cada 80 individuos que toman fármacos.
“Esto es una bomba para las consultas de Atención Primaria”, considera un médico de familia. “El hallazgo puede revolucionar la práctica clínica, sobre todo para prevención primaria”, corrobora Rocío Tello, jefe de sección de Cardiología del Hospital Doce de Octubre (Madrid), una opinión basada en la alta calidad del estudio. “En primer lugar porque aporta datos de miles de personas mayores de 75 años, un grupo que siempre queda excluido de otros trabajos y sobre los que, por lo tanto, hay un vacío”, expone Tello. Además, “es un estudio observacional, con una metodología muy buena y que se ha llevado dentro del Estudio General Poblacional de Copenhague, que es un registro de personas sanas”.
Los autores del trabajo, del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca), sostienen que los resultados muestran que los niveles de colesterol LDL son un factor de riesgo importante de enfermedad cardiovascular en ancianos, contrariamente a los informes históricos: “La evidencia anterior sugirió que no había asociación, lo que llevó a creer que quienes no habían sufrido un ataque cardiaco antes de los 70 años eran más saludables y tenían un menor riesgo”. Pero “la falta de representación de este grupo de edad en los ensayos, los cambios en las prácticas clínicas y el aumento de la esperanza de vida de las poblaciones de mayor edad hacen que la evidencia no esté actualizada”.
Puntos fuertes
La cardióloga del Doce de Octubre destaca que entre las fortalezas del estudio danés está el alto número de participantes (más de 91.000, de entre 20 y 100 años, que no tomaban medicamentos contra el colesterol) y el tiempo prolongado de seguimiento (7,7 años de media). Y el hallazgo no deja dudas: “En todas las franjas de edad, el colesterol es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, y tratarlo es beneficioso (más cuanto más ancianas son las personas)”.
En el artículo de 'The Lancet', se informa de que durante el tiempo analizado,de esas 91.000 personas, 1.515 tuvieron un primer ataque cardiaco y otras 3.389 desarrollaron enfermedad cardiovascular. El riesgo de infarto aumentó un 34% por cada incremento de 38 mg/ dl de colesterol LDL, un efecto amplificado con la edad (los de más de 80 años tuvieron 13,2 ataques cardiacos por mil individuos, mientras que en el grupo de 20 a 49 años, para las mismas cifras de colesterol, hubo 3,3 infartos).
El profesor Børge Nordestgaard, coautor del informe, insiste: "Nuestro trabajo proporciona más evidencia de la carga acumulada de colesterol LDL durante la vida de una persona y el aumento progresivo del riesgo de infarto y enfermedad cardiovascular con la edad”. Por ello, y dado el envejecimiento poblacional, “estos datos apuntan al enorme potencial de las estrategias de prevención primaria destinadas a rebajar los niveles de colesterol LDL para disminuir la carga de enfermedades cardiacas en la población. Los hallazgos deberían orientar la toma de decisiones sobre si las personas mayores se beneficiarán de la terapia con estatinas".
Rocío Tello está de acuerdo con esta propuesta y llama la atención sobre el impacto que tienen en la calidad de vida las secuelas de un accidente cardiovascular y su enorme coste sociosanitario. Por ello, “el gasto en farmacia que acarrearía tratar con estatinas a quienes tengan el LDL alto se compensaría con los beneficios de prevenir eventos cardiovasculares”.
Las cifras deseables
¿Y cuánto hay que reducir el colesterol? Otro artículo de 'The Lancet', firmado por un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard y desarrollado a partir de un metaanálisis de 24 ensayos que involucran a más de 244.000 personas, concluye que rebajar 38 mg/dl el colesterol malo en mayores de 75 años se asocia a una caída del riesgo del 26% en comparación con el 15% menos por debajo de 75 años. El profesor Marc Sabatine, autor principal de este estudio, afirma: "Los medicamentos para disminuir el colesterol son asequibles y han reducido el riesgo de enfermedad cardiaca a millones de personas en todo el mundo, pero sus beneficios estaban menos claros en los mayores. Nuestro análisis indica que estas terapias son tan efectivas para prevenir los eventos cardiovasculares y las muertes en mayores de 75 años como lo son en gente más joven”.
La cardióloga comparte estos argumentos, aunque matiza que “los objetivos de colesterol LDL varían en función del riesgo cardiovascular individual, que aumenta en diabéticos o con la edad, y es mucho menor en jóvenes sanos”. Hecha esta puntualización, "los objetivos deberían oscilar entre menos de 70 mg/dl y 115 mg/dl", indica. A todo lo anterior, Rocío Tello añade “la actividad física y la dieta como piezas imprescindibles para mantener los niveles adecuados de colesterol”, y su mensaje es claro: “Hay que tratar con fármacos cuando sea necesario y este tratamiento no excluye el ejercicio y la alimentación, y viceversa”.