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¿Qué necesitan Trump y Biden para ganar?

¿Por qué la disputa es más acalorada de lo esperado?

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La noche electoral deja todo abierto, con EE.UU. y el mundo pendiente del final del recuento en tres estados: Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Y con un estado donde queda la posibilidad de un vuelco inesperado: Georgia. 

Estos son los escenarios y las claves que determinarán el próximo presidente de EE.UU.

Cómo puede ganar Trump

Donald Trump firmó una noche muy por encima de lo que marcaban las encuestas, pero todavía no es suficiente para cantar victoria. Consiguió ganar con solvencia en Florida y dio un golpe encima de la mesa en estados en los que se aventuraba un vuelco demócrata, como Ohio y Texas. Pero de los cuatro estados que quedan en disputa -Georgia, Michigan, Wisconsin y Pensilvania- Trump necesita ganar en tres de ellos. Entrada la madrugada, y con el escrutinio avanzado en los cuatro estados, Trump disfrutaba de ventajas importantes en todos, en especial, en Georgia. Pero falta por contabilizar mucho voto por correo.

La importancia del voto por correo

Se sabía que sería una noche electoral larga por la gran cantidad de voto por correo, que los estadounidenses han utilizado de forma masiva en algunos estados por la pandemia de Covid-19. El caso más significativo es Pensilvania. La normativa del estado impide empezar a procesar las papeletas hasta el día de la elección. Y cerca de 2,5 millones de votantes utilizaron ese sistema para emitir su sufragio. En el centro de convenciones de Filadelfia, los trabajadores se afanan para el recuento, pero podría alargarse horas y días. Y, sobre todo, podría implicar una remontada de los demócratas. De esos 2,5 millones de votos, 1,6 millones fueron emitidos por votantes registrados como demócratas, casi 600.000 por republicanos y el resto por independientes o votantes de terceros partidos.

Arizona, la clave para Biden

La mejor noticia para Biden hasta ahora es que tiene muchas probabilidades de imponerse en Arizona, un estado que nunca habían ganado los demócratas desde 1948, con la única excepción de la victoria de Bill Clinton en 1996. El estado fronterizo con México solo entrega 11 electores, pero podrían ser suficientes si Biden consigue dos de los estados en juego en el Medio Oeste.

La vía de Biden para la victoria

Biden se prometía una noche con muchas opciones de victoria y se ha quedado con una: reconstruir, al menos en parte, el llamado «muro azul» demócrata en el Medio Oeste. Necesita remontar, con el recuento del voto por correo, en dos de los tres estados que están en esta región en disputa: Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Con cualquier de las combinaciones, siempre que Biden confirme su victoria en Arizona, lograría la presidencia.

¿Sorpresa en Georgia?

Durante buena parte de la noche, Trump parecía gozar de una ventaja amplia durante buena parte de la noche. Con algo más del 90% del escrutinio, Trump tenía una ventaja de unos 120.000 votos. Pero quedaba por contabilizar muchos votos de la zona de Atlanta, que es un bastión demócrata en el estado, y queda alguna posibilidad de que Biden le dé la vuelta. Si eso ocurre, facilitaría mucho la elección de Biden, que solo necesitaría uno de los tres estados en disputa del Medio Oeste para conseguir las llaves de la Casa Blanca.

El «escenario Omaha»

Uno de los escasos estados que Biden ha conseguido recuperar para los demócratas es el segundo distrito de Nebraska, que es, en esencia, la ciudad de Omaha y sus suburbios. La normativa electoral de este estado es una excepción y divide sus electores -los compromisarios que eligen al presidente- en distritos, al contrario que la gran mayoría de estados, que otorga todos los electores al ganador. Biden se impuso en ese distrito, que solo otorga un elector, y podría ser clave en dos carambolas electorales. Si Biden gana Michigan, Wisconsin y Arizona, el elector de Nebraska desharía un empate con Trump. Ocurriría lo mismo si el candidato demócrata gana en Wisconsin, Arizona y Georgia.

¿Por qué la disputa Trump-Biden es más acalorada de lo esperado?

Trump y Biden hablan con EL TIEMPO antes de las elecciones en EE. UU. -  EEUU y Canadá - Internacional - ELTIEMPO.COM

El hecho de que Estados Unidos aún no tenga un ganador a estas alturas del recuento de votos muestra, en primer lugar, que está lejos de reflejar la clara derrota pronosticada por los opositores - y sugerida por diversas encuestas por intenciones de voto.

Más que eso: la disputa es muy apretada, con Trump a la cabeza en varios estados decisivos, y tanto él como su rival, el demócrata Joe Biden, pueden liderar la disputa.

La espera y la incertidumbre contrastan con la ventaja que las encuestas atribuyen a Biden, de más del 8% del promedio nacional y una ventaja menor en algunos estados clave.

Trump siguió siendo electoralmente competitivo en un contexto que le parecía extremadamente adverso.

La pandemia de coronavirus mató a más de 232.000 personas en Estados Unidos y sumió al país en una importante recesión económica.

Entonces, ¿cómo explica esta disputa tan cerrada?

Una estrategia peculiar

Trump no es un presidente muy popular, pero siempre ha mantenido una base de votantes leales.

Aunque su índice de aprobación en este mandato de casi cuatro años nunca superó el 50%, no descendió por debajo del 35% en las mediciones del Instituto Gallup, a pesar de todas las polémicas en las que fue protagonista.

Sus seguidores son, en su mayor parte, conservadores, blancos y religiosos que tienen un gran desdén por la clase política estadounidense tradicional.

Durante la campaña, el presidente habló casi exclusivamente con estos votantes para movilizarlos, atacando con dureza a sus oponentes y señalando a Biden como un exponente típico de la clase política corrupta.

Solo en la última semana de la campaña, Trump asistió a 23 eventos en 10 de los estados más importantes de la elección.

Siempre que fue posible, recordó que, antes de la crisis del coronavirus, Estados Unidos tenía los niveles más bajos de desempleo en medio siglo.

Y prometió volver a esta situación en un segundo mandato, impulsando la reapertura de la actividad en medio de la pandemia.

Trump también trató de sembrar temores sobre un cambio de gobierno, advirtiendo que una victoria de Biden sería devastadora porque hundiría la economía con regulaciones e impuestos de los "socialistas" o de la "izquierda radical".

Y pocos días antes de las elecciones surgieron noticias positivas para el presidente: luego de entrar en recesión en el primer semestre, la economía estadounidense creció a una tasa récord del 7,4% entre julio y septiembre.

A pesar del virus y la recesión, la mayoría (56%) de los votantes cree que está mejor que hace cuatro años, según una encuesta de Gallup realizada en septiembre.

Las encuestas a boca de urna del martes indicaron que los votantes que quieren que la economía se reabra apoyaran más a Trump, mientras que los más preocupados por el avance del coronavirus apoyaron a Biden.

Por lo tanto, el presidente parece haber limitado al menos el costo electoral que pagó por su errática respuesta a la pandemia.

El presidente volvió a ganar en estados clave que ganó en 2016 y que los demócratas esperaban arrebatarle, como Florida y Texas.

Con millones de votos aún por contabilizar, Trump y Biden están librando una contienda muy reñida en los estados que finalmente decidirán las elecciones, como Pensilvania, Michigan y Wisconsin.

Incluso si Biden gana por voto popular a nivel nacional, como lo hizo la demócrata Hillary Clinton en 2016, y logra sorprender a Arizona, esta elección está lejos de la explosión demócrata que muchos esperaban.

Fuente: Diario ABC España - BBC Mundo