El arroz es uno de los cereales con un índice glucémico más alto y un mayor contenido en carbohidratos, de aquí que un consumo abundante y habitual represente un factor de riesgo para el desarrollo de resistencia a la insulina y enfermedades metabólicas, como la diabetes tipo 2.
No obstante, algunas poblaciones del lejano oriente, tales como China, Corea y Japón, que hace más de diez mil años que consumen con regularidad este cereal, no experimentan una incidencia de diabetes y obesidad mayor que en otros puntos del globo.
¿Cómo se explica esta tendencia?
Según un estudio reciente de la Universidad de Bolonia publicado en la revista Evolutionary Applications podría deberse a que estas poblaciones han desarrollado adaptaciones metabólicas que ahora las protegen de los efectos nocivos de la occidentalización de sus hábitos alimenticios. En otras palabras, la dieta a base de arroz adoptada por algunos pueblos del Lejano Oriente desde hace miles de años habría dado lugar a una serie de cambios genéticos que podrían ayudar a reducir la propagación de la diabetes y la obesidad.
"Es plausible plantear la hipótesis de que algunas poblaciones de Asia Oriental, cuyos antepasados comenzaron a consumir arroz habitualmente hace al menos diez mil años, hayan desarrollado adaptaciones genéticas capaces de mitigar los efectos nocivos que una dieta caracterizada por una alta carga glucémica", explica el profesor del Departamento de Ciencias Biológicas, Geológicas y Ambientales Marco Sazzin en la revista de la universidad.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron la herencia genética de más de 2.000 personas procedentes de 124 poblaciones ancestrales del este y sur de Asia y la compararon con los resultados obtenidos en poblaciones chinas de la etnia Han y Tujia, Corea y Japón. Los expertos defienden que las adaptaciones genéticas de los primeros grupos de población investigados fueron muy diferentes entre sí.
"Por el contrario, las poblaciones chinas de etnia Han y Tujia, así como las de Corea y Japón, han desarrollado adaptaciones metabólicas muy similares", señala a Unibo Magazine una de las autoras del estudio, la investigadora Claudia Ojeda-Granados. En este caso, las modificaciones genéticas identificadas por los investigadores permitirían mantener un índice de masa corporal más bajo y disminuir el riesgo cardiovascular, gracias a una reducción en la conversión de carbohidratos en colesterol y ácidos grasos.
Los investigadores explican que las diferentes variedades de arroz consumidas y los varios miles de años más de dieta basada en arroz que han caracterizado a algunas poblaciones de China, Corea y Japón podrían haberlas sometido a un estrés metabólico mucho más prolongado e intenso que el experimentado, que les habría permitido desarrollar adaptaciones genéticas capaces de reducir el riesgo de desarrollar patologías asociadas a una dieta caracterizada por una alta carga glucémica.
Fuente: Diario La Vanguardia España