El astrofísico canadiense Hubert Reeves nos comparte su visión y expone el estado de la biodiversidad sobre el planeta Tierra.
Con él, activistas, científicos, filosofos, autores y artistas nos hacen recordar hasta que punto todo lo que tiene vida es fascinante y misterioso, y está desapareciendo delante de nuestros ojos.
El documental, La Tierra vista desde el corazón, nos ayuda a comprender por qué estamos donde estamos y nos acompañan a ver distintas soluciones, ingeniosas e inspiradoras.
Reeves es de esas raras personas que atesora una vasta cultura y, a la vez, tiene una gran capacidad para explicar de manera clara las cosas harto complejas. Desde hace tres décadas se dedica a la divulgación científica en Francia, país donde reside y del que ha recibido la nacionalidad. De hecho el documental, que se estrena en España el 25 de octubre en el marco del Another Way Film Festival, es a la vez un libro, que salió publicado en Francia en septiembre del año pasado, y que viene a sumarse a su larga nómina de publicaciones, la mayoría de ellas dirigidas al gran público.
Instalado en su maravillosa granja francesa en la Borgoña, Reeves nos cuenta al principio del documental que el estanque de su finca ha cambiado mucho y a peor en estos últimos 40 años. Antes sobrevolaban por encima del agua estancada insectos junto con mariposas y golondrinas. Hoy casi nadie con alas se pasea por el estanque. Y explica así Reeves con mucha parsimonia y tranquilidad que esta catástrofe está sucediendo porque estamos viviendo la sexta extinción de especies en la Tierra. A diferencia de las cinco anteriores esta está siendo provocada por la actividad humana generada a partir de la revolución industrial y va a un ritmo aceleradísimo.
El largometraje, que también podrá verse por online, arranca en Francia para luego llevarnos de paseo de la mano de varios otros científicos por el Ártico, el Amazonas y por las reservas forestales norteamericanas. Cada uno de ellos hará como Reeves: nos explicará con datos científicos cómo estamos destrozando la vida en la Tierra y nos contará cómo lo ve él o ella… desde el corazón, desde su experiencia y su emoción personal. Un bello retrato, no solo por las imágenes prodigiosas de glaciares, ríos, océanos y bosques, sino también por el retrato humano de tantas personas deseosas de preservar lo que parece abocado a la desaparición. La película rinde homenaje a la belleza de la creación, pero también al hombre y a la mujer capaz de rendirse ante esa belleza y tomar cartas en el asunto.
Frédéric Lenoir, escritor también de cabecera y de largo recorrido en Francia, aparece en el documental paseando por un parque natural de Córcega y en compañía de un burro. La imagen no es azarosa. Lenoir es bien conocido por su defensa de la causa de los animales. Creó hace años la fundación Juntos por los animales, que trabaja para promover una “nueva relación entre el ser humano y el animal”. Según Lenoir, el problema empieza por la megalomanía del hombre, que ha establecido una relación utilitarista, de dominación y de explotación de los animales cuando debería ser mejor un entente cordial entre ambas partes.
Reeves se une a la tesis del filósofo y la amplia para afirmar que en Occidente la naturaleza, y no solo los animales, se han convertido de un tiempo a esta parte en pura mercancía porque ya no guardamos un vínculo emocional con ellos. Esta constatación no le lleva al pesimismo, como podría esperarse, sino al activismo a ultranza. Nadie sabe cómo será la Tierra dentro de 30 años: puede estar mucho mejor que ahora o mucho peor y ante ese dilema, según Reeves, hay que actuar como si tuviéramos todos los triunfos en nuestro poder porque, a lo mejor, a lo mejor, aprendemos todos y cada uno de nosotros a mirar la Tierra desde el corazón y la historia, no la de la película sino la que protagonizamos cada uno de nosotros, cambia para el bien de todos.
Fuente: Diario El País España