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Durante el verano somos el objetivo de muchos mosquitos. Un pequeño pinchacito para succionar nuestra sangre basta para la aparición de una roncha en nuestra piel, que viene acompañada siempre de un intenso picor.

La molestia de las picaduras de estos insectos no es el único motivo por el que debemos evitarlas a toda costa. Pueden transmitir también varios tipos de virus o parásitos causantes de diferentes enfermedades como el dengue, la malaria o el virus del Nilo. 

Uno de los medios para alejar a los mosquitos de nosotros son las lociones repelentes. Se aplican en la piel y se venden en forma de espray, barra o gel.

En cuanto a su funcionamiento, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) aclara que estos productos no repelen al mosquito, sino que tratan de “confundirlo”. Así, cuando el animal se acerca a la persona, no puede localizarla debido a que estas lociones bloquean o saturan sus receptores olfativos.

A diferencia de este tipo de sustancias, hay otras que sí se han fabricado con el objetivo de matar a estos animales: los aerosoles o los enchufes de recarga. “De uso sencillo y cómodo, conviene no abusar de ellos, ya que a largo plazo sus principios activos, las piretrinas, podrían resultar tóxicos), nos advierten desde la OCU, que recomienda ventilar la habitación unos minutos después de haber expulsado el aerosol, así como quitar los enchufes antimosquitos durante el día.

Cómo, cuándo y dónde utilizar repelente de mosquitos?

Sin embargo, a pesar de la eficacia de las lociones repelentes, cabría preguntarse si pueden perjudicar nuestra piel. La OCU señala que “algunas sustancias tienen riesgo de provocar irritación o alergia, y no se recomienda su uso en menores de dos años”.

Por eso, antes de comprar un producto de este tipo, lo primero en lo que debemos fijarnos es en nuestras necesidades, pues según el lugar al que acudamos, compraremos un repelente u otro. No es lo mismo acudir a un sitio tropical con una gran presencia de mosquitos, que a zonas con condiciones normales.

Además, dependiendo del principio activo del producto, este debe conjugar la eficacia y la duración. Para su aplicación, es importante seguir las instrucciones. Las personas con problemas de piel o alergias deben acudir a un dermatólogo antes de aplicarse cualquier tipo de repelente.

También es posible evitar las picaduras de este insecto sin acudir a estos productos siguiendo estos consejos:

Tratar de evitar aquellas zonas donde hay mayor concentración de mosquitos, como las aguas estancadas, sobre todo durante el amanecer y el atardecer.

Si la temperatura lo permite, vestir con prendas que cubran la mayor parte del cuerpo y, a ser posible, de colores claros. Este mismo consejo sirve para el calzado, si utilizamos sandalias u otro tipo de zapatos donde nuestros pies quedan al descubierto, la probabilidad de sufrir una picadura es mayor.

Instalar mosquiteras en las ventanas que dejemos abiertas durante la noche con el fin de impedir el acceso de estos insectos a la habitación.

En caso de viajar a lugares tropicales u otros sitios donde haya una mayor presencia de mosquitos, es conveniente comprar mosquiteras de viajes para que cubran la cama. Algunas de ellas, incluso, llevan incorporadas repelente o insecticida.

¿Cuánto dura el efecto de los repelentes? 

De acuerdo con la OCU, el efecto de una aplicación normal y efectiva puede prolongarse aproximadamente 4 horas de media. No obstante, hay que tener en cuenta también que la duración depende de muchos factores como, por ejemplo, la humedad del ambiente, la transpiración, el vestuario o la cantidad de producto que se haya aplicado. Por eso, lo más aconsejable es utilizarlo cuando se necesite, pero con moderación.

La permanencia del repelente estribará además en el principio activo del producto:

La dietiltoluamida ( DETT) es el más eficiente. Protege hasta seis horas seguidas, aunque tiene un mayor riesgo de provocar irritación o alergia respecto a otras sustancias.

La icaridina es otro principio activo cuya aplicación defiende a la persona de las picaduras de mosquitos alrededor de seis horas.

El citriodiol no es tan eficaz como los anteriores y protege unas tres horas seguidas.

Los aceites esenciales (como el geraniol, el aceite de lavandín o la lavanda) son los menos activos, aunque también los menos tóxicos. Apenas protegen media hora tras su aplicación. 

Fuente: cuidateplus

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