La pandemia de coronavirus ha cambiado radicalmente la forma de relacionarse de las sociedades. El contacto entre personas ha quedado muy reducido y se impone el distanciamiento social y el uso de mascarillas y geles hidroalcohólicos para evitar la propagación del virus.
Los niños de la escuela Wat Khlong Toey en Bangkok (Tailandia) juegan en el interior de unas urnas preparadas para garantizar la distancia social.
Estas cápsulas individuales reducen a cero la posibilidad de contagio por coronavirus entre los niños.
Lo que no cabe duda es que coartan las relaciones sociales de los más pequeños, ya que el aislamiento es total.
Cada uno de los niños disfruta de su juguete favorito en soledad y en un espacio que es reducido.
Las urnas para jugar se muestran alineadas en el pasillo y en cada una de ellas hay un niño.
Esta es una de las principales medidas que ha decidido aplicar esta escuela para evitar los contagios tras la reanudación de la actividad lectiva.
Además de las urnas, la mascarilla es obligatoria y se han instalado lavabos en los pasillos para que los niños se laven las manos con agua y jabón.
En el suelo además hay señales que muestran caminos de ida y de vuelta con el objetivo de evitar al máximo las interacciones.
En el interior de las aulas las medidas de distanciamiento social también se cumplen a rajatabla.
Las urnas están presentes también durante las clases y cada uno de los alumnos tiene su propio espacio personal.
En el suelo se han pintado varios cuadrados que delimitan el espacio personal de cada estudiante. Entre unos y otros hay la suficiente distancia para evitar posibles contagios.
Pese a que las autoridades tailandesas han relajado las medidas restrictivas, lo cierto es que esta escuela prefiere continuar con ellas por mayor seguridad.
Hace ya más de un mes que la escuela de Wat Khlong Toey abrió sus puertas y todavía no se ha producido ningún contagio por coronavirus.
En otras escuelas del país también se ha optado por las urnas como una forma efectiva de mantener la distancia social entre los estudiantes.
También están los colegios que tiran de ingenio. Estos llamativos sombreros consiguen que nadie se acerque más de la cuenta.