Cada año China entra en dos días de suspenso: millones de jóvenes en todo el país se juegan destino.
Este 7 y 8 de julio 10,7 millones de estudiantes de secundaria tomarán el gaokao, el examen con el que el sistema educativo chino decide quién logra un cupo para ir a la universidad.
Los adolescentes chinos se preparan durante años para la prueba, estudiando en promedio al menos 12 horas al día y con una fuerte presión sobre ellos.
Gran parte de su vida escolar se enfoca en estudiar para el examen y, para muchos, obtener un buen puntaje es la única manera de ascender en la escala social.
"En sus mentes es como ir a la guerra", según le explica a BBC Mundo Xueqin Jiang, educador e investigador de la Iniciativa Global de Innovación Educativa de la Universidad de Harvard.
“Los profesores les dicen que es un asunto de vida o muerte”, dice Jiang.
“Desde el momento en que tu hijo nace, comienzas a pensar en cómo puedes conseguir que logre el máximo desempeño en el gaokao”.
Los días previos al examen los estudiantes se reúnen en multitudes y entonan cantos de batalla que les suben la moral: “¡Vamos a lograr la victoria, vamos a derrotar al gaokao!”.
El día de la prueba los familiares salen a las calles para desearle suerte a sus hijos y las autoridades hacen lo posible para evitar que algún estudiante cometa fraude.
Las medidas de seguridad incluyen cámaras de vigilancia, sistemas de posicionamiento global y drones.
En 2016, las autoridades chinas anunciaron que aquellas personas involucradas en intentos de fraude podrían enfrentar penas de cárcel.
Cuando llega la hora cero todo queda en silencio, la consigna es que nada distraiga a los alumnos que se enfrentan a la prueba de sus vidas.
Se cierran vías, se suspenden obras de construcción cerca de las escuelas, se dispone un transporte especial para los estudiantes y los equipos médicos se ponen en alerta.
Este año, a ese protocolo, se le suman las precauciones para reducir al máximo el riesgo de contagio de covid-19 entre los millones de adolescentes que tomarán el examen.
¿En qué consiste el gaokao, que algunos consideran “el examen más difícil del mundo” y por qué hay voces que critican su existencia?
Un examen muy competitivo
La palabra gaokao se puede traducir como “examen de ingreso a la educación superior”.
En China se comenzó a implementar este tipo de examen estandarizado en 1952, pero se suspendió entre 1966 y 1976, durante la Revolución Cultural de Mao Zedong.
Desde 1977, el gaokao se ha presentado como prácticamente la única manera en la que un joven de escasos recursos, especialmente de las áreas rurales, puede tener un mejor futuro.
Cada región del país tiene su propia versión del examen, pero en general, la prueba incluye preguntas de chino, matemáticas y un idioma extranjero.
Además, el candidato elige otros temas como historia, política, geografía, biología, física o química.
También, según cada región, el examen puede durar entre 2 y 4 días.
“No es necesariamente difícil, es más bien muy competitivo”, le dice a BBC Mundo Yong Zhao, profesor en la escuela de Educación de la Universidad de Kansas y autor del libro "Quién teme al gran dragón malo: por qué China tiene el mejor (y peor) sistema educativo del mundo".
Jiang coincide con la visión de Zhao y explica que el examen “no es difícil en términos de contenido”.
“Es estresante y tiene mucha presión porque no está basado en cómo te va, sino en cómo te va respecto a tus compañeros de clase”, explica Jiang.
El gaokao se basa mayormente en recordar conocimiento y aplicarlo en la resolución de problemas, según explica Jiang.
¿Es "el examen más difícil del mundo"?
Los estudiantes que se someten al gaokao soportan altos niveles de presión.
“Solo el 10% de una clase logrará ir a una universidad top, y si no logras, se te considera un fracaso, de ahí viene la presión”, explica Jiang.
Ese alto nivel de competencia hace que haya quien lo considere “el examen más difícil del mundo”, según explica Alex Beard, educador y autor del libro "Otras formas de aprender".
“Imagina cada año millones de estudiantes compitiendo en este examen”, le dice Beard a BBC Mundo.
Beard menciona, por ejemplo, que un estudiante de 15 años en Shanghái está en promedio tres años más avanzado en matemáticas que uno de Europa; y año y medio más avanzado en ciencia.
El educador explica que el examen es una buena manera de medir el nivel de conocimiento de los estudiante del país, pero lo hace de manera muy limitada.
"En realidad no están aprendiendo conocimiento para pensar de manera crítica o creativa, están aprendiendo conocimiento para responder preguntas del examen", dice Beard refiriéndose a los estudiantes que se preparan para el gaokao.
“En China todo el sistema educativo está diseñado para preparar a los estudiantes para que respondan preguntas del examen, en vez de prepararlos para que sean individuos íntegros que tengan un conjunto amplio de conocimiento, habilidades y aptitudes”.
Zhao piensa de manera similar, "todo el mundo está estudiando para este examen y no tienen la oportunidad de explorar otras cosas, que son quizás más importantes para la vida, como la creatividad, o el pensamiento crítico".
Preparándose para la batalla
Según explica Jiang, en China los niños tienen la presión de sobresalir desde que están en el preescolar.
“No ves a tus compañeros como tus amigos, los ves como tus competidores”, dice el educador.
En el país, es normal que un estudiante que se prepara para el gaokao estudie 12 o 13 horas al día, primero en la escuela y luego instituciones privadas intensivas, donde aprenden lecciones de cursos superiores.
“Todos los chicos lo hacen, todos son forzados a hacerlo, si no lo haces te quedas atrás”, dice Jiang.
Las escuelas privadas intensivas son un negocio que en China mueve unos US$100.000 millones al año, según explica Beard.
Así, entre la escuela y las clases privadas, los jóvenes prácticamente no hacen más que prepararse para el gaokao.
“Para un chico de 15 o 16 años, básicamente todo se trata de sentarse en un salón de clases y responder preguntas de examen”, dice Jiang.
Y la preparación no solo involucra al estudiante.
“Toda la familia está en función de garantizar que su hijo tenga la mejor experiencia”, apunta Zhao. “Y con eso no me refiero a que disfruten la experiencia, sino a que no se distraigan”.
"Todo gira en torno al examen, y eso es un problema para cualquier sistema educativo", dice Zhao.
Tanto a Zhao como Jiang coinciden en que la intensa preparación para el gaokao priva a los jóvenes de vivir otras experiencias y de prepararse para otro tipo de retos que encontrarán en la vida.
"No estoy seguro de que este examen prepare a los estudiantes para el futuro que van a enfrentar", considera Zhao. "Es un desperdicio de talento".
Una oportunidad de escalar
A pesar de lo agotador y exigente, el gaokao se ve como un prueba justa y transparente.
En China se tiene la percepción de que muchas cosas son corruptas, pero no el gaokao, apunta Zhao.
“No estoy seguro de que eso sea cierto, pero la gente lo ve como algo cierto”.
Jiang, por su parte, va más allá, y considera que el examen se utiliza como una herramienta de control por parte del Estado.
“El gaokao tiene la función de mostrar que en China existe la meritocracia”, dice Jiang.
“Mientras las personas crean que el gaokao es justo, la gente está dispuesta a obedecer al sistema”.
Jiang también menciona que en el país hay voces que llaman a que se reforme el examen y que las familias más adineradas prefieren que sus hijos vayan al exterior y de paso se ahorren pasar por el gaokao.
Zhao, por ejemplo, es uno de los que piensa que el gaokao no se debería conservar, pero "mucha gente piensa que el gaokao es la única cosa justa y que por eso deben conservarlo".
"Es lo único que les permite mirar hacia arriba", concluye.