Por increíble que parezca, y sin que muchos lo esperaran, el tema de la pandemia del coronavirus que ya cumple 7 meses incansable lucha, y en muchos países de América e incluido Costa Rica se ha convertido en un tema político, además de salud pública.
En nuestro continente hemos sido testigos de constantes denuncias de gobiernos y partidos políticos que han sacado provecho del tema para difundir sus regímenes, enseñar falsos resultados epidemiológicos a su favor, malversar fondos públicos y cometer fraudes con la compra de equipos e insumos para atender la pandemia.
Uno de los ejemplos más claros es Estados Unidos. El actual gobierno de Donald Trump es uno de los más atacados por los ciudadanos y políticos norteamericanos. Ampliamente criticado por permitir una apertura temprana de la economía antes de una adecuada contención de los casos, actualmente muestra a Estados Unidos como el epicentro mundial de la pandemia con más de 3 millones de casos acumulados y 132 mil fallecidos.
Se ha criticado a Trump de minimizar el verdadero impacto de la pandemia a nivel de salud pública e incluso de dar estadísticas falsas al decir que los casos de coronavirus son mortales en menos de 1%, cuando la realidad es que en Estados Unidos está cerca del 4,5%. Incluso se han publicado estudios de modelos matemáticos que han demostrado que la mortalidad de la enfermedad debería observarse y atacarse por cada Estado de manera individual y no sumar la mortalidad de todos como si fuera un mismo contexto para los 50 Estados del país. Otras críticas han sido sus evidentes políticas en contra del distanciamiento social y el uso de mascarilla, al punto de desobedecer todos estos protocolos en cada una de sus apariciones públicas.
La verdad, se le podría dedicar un artículo completo a Trump, quien en noviembre buscará la reelección en la silla presidencial de los Estados Unidos, esperando que todas sus actitudes frente a la pandemia le ayuden a ganar adeptos de cara a las elecciones quienes para algunos expertos, su continuidad está en entredicho,
Otro claro ejemplo de un gobierno disonante es el brasileño con el presidente Jair Bolsonaro a la cabeza. Conflictivo desde la campaña presidencial por su discurso homofóbico, el presidente de Brasil se ha caracterizado por negarse a cerrar en todo momento la actividad económica del país.
Actualmente el segundo país del mundo con mas casos acumulados con mas de 1,6 millones de casos y 65 mil muertes, Bolsonaro ha vetado cualquier intento que signifique obligar al pueblo a utilizar mascarillas en espacios públicos y se negó en todo momento en poner en cuarentena obligatoria a la sociedad brasileña.
La situación en nuestro país
Costa Rica aunque más disimuladamente, también ha sido expuesto a este escenario de poltiización. En Marzo cuando se dió el primer caso en nuestro país, los sondeos y encuestas mostraban un repunte en la popularidad del presidente Alvarado. Curiosamente a hoy 7 de julio, no se ha mostrado públicamente ningún otro sondeo luego de que la segunda ola de casos golpeara nuestro país.
La prensa costarricense también se ha quejado e que las conferencias diarias sean en Casa Presidencial y no en el ministerio de Salud. También se quejan de la metodología de las preguntas al gobierno donde no se tiene oportunidad por igual para todos los medios y no hay oportunidad para repreguntar.
Públicamente en el pasado, Ignacio Santos, director de Telenoticias criticó la manera de como las conferencias de prensa parecían ¨plazas públicas ¨en vez de reportes epidemiológicos. Incluso hubo momentos donde en esas conferencias el último en tomar la palabra era el Ministro de Salud luego de muchos representantes del gobierno central.
De momento no parece tan grave la situación politizada en nuestro país si se compara con otros países. En Centroamérica países como Honduras y Panamá han abierto procesos legales por fraudes en la compra de equipos, insumos y hospitales campaña.
En El Salvador y Nicaragua hay constantes choques entre oficialismo y gobierno por el tema del manejo de la pandemia. Por ejemplo el presidente Nayib Bukele ha encontrado oposición del poder judicial para continuar en estado de alerta nacional. Daniel Ortega de Nicaragua por su lado, ha sido acusado de ocultar el estado real del país y de esconder mas de mil fallecimientos y más de 4 mil casos positivos de coronavirus al tiempo de promover actividades sociales de concentración masiva.
Sin duda alguna esto es una clara evidencia de que la clase política siempre tratará de sacar provecho a toda cosa de cualquier situación con tal de mantener el control y el poder político de sus respectivos países aunque esto signifique comprometer el adecuado control de un problema sanitario tan grave como la pandemia del coronavirus actual.
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