El incremento previsto en la frecuencia y gravedad de desastres naturales como consecuencia del cambio climático representa una amenaza para la estabilidad financiera a la que los inversores no parecen estar prestando suficiente atención, según ha advertido el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Dicho ente ha subrayado la importancia de sanear las cuentas de los países para poder responder a estas eventualidades, así como de incluir el riesgo climático en los test de estrés del sector financiero.
Durante la última década, el impacto negativo directo de los desastres naturales se estima en unos 1,3 billones de dólares (1,2 billones de euros) de media al año, lo que representa un coste anual de alrededor del 0,2% del PIB mundial.
De este modo, el FMI considera que "los inversores de capital pueden no estar prestando suficiente atención a los riesgos vinculados al cambio climático" y señala que la pandemia de Covid-19 ha demostrado la rapidez y el amplio alcance que pueden tener las perturbaciones para la actividad económica, subrayando la importancia de evaluar adecuadamente los riesgos y llevar a cabo un apropiada preparación.
En este sentido, el FMI señala que entre las entidades financieras, los grandes desastres naturales han tenido estadísticamente un efecto sustancial, en las cuentas de las aseguradoras del segmento no vida de los países avanzados, mientras que en las economías emergentes y en desarrollo el impacto en el precio de las acciones ha sido menor. Asimismo, la institución señala que entre los bancos de todos los grupos de economías la reacción del mercado ha sido pequeña.
"Una lección clave del análisis del impacto pasado en los mercados de renta variable y las acciones del sector financiero es que las características del país son importantes", ha apuntado el responsable del Departamento de Mercados Monetarios y de Capitales del FMI, Tobias Adrian, en la presentación del capítulo 5 del 'Informe de Estabilidad Financiera Global'.
"Los países con más espacio fiscal son capaces de desplegar una respuesta rápida en forma de ayuda financiera y esfuerzos de reconstrucción, lo que limita el impacto en los precios de las acciones", ha defendido el funcionario del FMI, para quien, los mecanismos de riesgo compartido bien desarrollados, como los seguros, reducen o redistribuyen las pérdidas por desastres y ayudan a limitar el impacto adverso en la renta variable.
De este modo, más allá de medidas para mitigar y adaptarse al cambio climático, el FMI recomienda actuar para impulsar y mejorar la penetración de los seguros, así como para reforzar la solvencia de las cuentas publicas, ya que ambos elementos resultan claves para reducir el potencial impacto negativo de los desastres naturales.
Además, se necesita una mejor medición y divulgación de las exposiciones a estos desastres para facilitar la fijación de precios de los riesgos físicos relacionados con el cambio climático.
Asimismo, Tobias Adrian ha instado a intensificar las pruebas de estrés que incorporen el impacto del cambio climático como herramientas esenciales para la gestión del riesgo, ya que esto generará beneficios tanto para los supervisores del sector financiero como para las entidades.
En este sentido, el FMI destaca que en la última década, uno de cada cinco Programas de Evaluación del Sector Financiero (FSAP, por sus siglas en inglés) realizados incluían un examen de riesgos relacionados con el cambio climático. "Estamos planeando hacer más", ha añadido.