Costa Rica ha demostrado cierto éxito para afrontar la pandemia de la covid-19. Pero a pesar de los bajos números y las buenas noticias, las autoridades no se confían y no se aventuran a cantar victoria. Además, han sido categóricos e insistentes en el mensaje a la población de “no bajar la guardia”, dice el conocido diario El Pais de España.
Sobre esto, ¿qué nos dice la evidencia y los hechos? Veamos. Costa Rica (5 millones de habitantes) registra la tasa de letalidad más baja de la región. Tiene actualmente más casos recuperados que activos. No registra transmisión comunitaria y los contagios diarios han caído significativamente (se han mantenido por debajo de los 10 en las últimas semanas) . A inicio de mayo los pacientes contagiados en unidades de cuidados intensivos han bajado y en todo el país no llegan ni a media docena. ¿Pero cuáles han sido algunas de las claves y fundamentos para estos resultados? Desde Naciones Unidas intentamos hacer un balance que resumimos a continuación.
Poner la salud en primer lugar
El país ha contado históricamente con un sistema de salud universal, robusto y con una cobertura de aproximadamente el 95% de la población. Esto ha contribuido a que la esperanza de vida en el país llegue a 79,6 años y se ubique en las más altas del mundo, tal y como lo ha indicado la Organización Mundial de la Salud.
El país cuenta con cerca de una treintena de hospitales y clínicas a nivel regional y más de mil equipos básicos de atención integral a nivel de las comunidades. También puso en marcha un centro especializado para personas con covid-19 en cuestión de pocas semanas con todos los equipos e insumos necesarios.
Diversos establecimientos de salud implementaron servicios de atención telefónica o por WhatsApp para la atención a otras necesidades de salud como trabajo social, nutrición y entrega de medicamentos entre otros. A los pacientes quienes han dado positivo se les emite una orden para guardar aislamiento en sus casas por 14 días y reciben seguimiento telefónico diario (o presencial en los casos que así lo amerite) por parte de un equipo médico, tanto para conocer la evolución y el estado del paciente como de sus convivientes. Las autoridades habilitaron para toda la población una aplicación tecnológica para uso en teléfonos celulares que ayuda a encontrar casos sospechosos y establecer niveles de riesgo. Este sistema de salud sólido y consolidado como un referente en la sociedad costarricense le ha permitido disponer de todas las herramientas y medidas de preparación y organización para atender la pandemia.
Decisiones tempranas, basadas en evidencia científica
El gran acierto fue basar sus decisiones y acciones en la evidencia científica, privilegiando la preservación de la vida y la protección de la salud sobre cualquier otro tema, incluida la política.
Desde el momento en que el coronavirus empezó a esparcirse por el mundo, Costa Rica ya tenía camino avanzado. De manera hábil, el presidente, Carlos Alvarado, posicionó a su ministro de Salud, Daniel Salas, experto en epidemiología, como líder en la preparación y respuesta del país.
Cabe anotar que el país cuenta con un Sistema Nacional para la Gestión del Riesgo y toda una estructura operativa y técnica que se despliega a partir de la declaratoria de alertas o estado de emergencia ante un evento adverso. De esta manera, tres días después de la aparición del primer caso en el país, se activó el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) y más de una decena de mesas técnicas sectoriales.
Costa Rica también contaba ya con planes de atención y preparación ante posibles pandemias, basados en las experiencias previas de la gripe aviar
Costa Rica también contaba ya con planes de atención y preparación ante posibles pandemias, basados en las experiencias previas de la gripe aviar, la influenza AH1N1, el SARS, en las que el propio ministro había participado como coordinador y parte de los equipos técnicos de la Dirección de Vigilancia de la Salud del Ministerio. Él, junto al presidente de la Caja Costarricense de Seguro Social, Roman Macaya, se convirtieron en referentes y autoridades para toda la población, sobre las medidas a seguir para evitar los contagios y detener la propagación.
El país aplicó medidas escalonadas que incluyeron restricciones vehiculares sanitarias, en los aforos y funcionamiento de locales comerciales, cierre de centros educativos, de fronteras, de playas y parques nacionales, entre otros. Es importante resaltar también la decisión del país de colocar siempre a la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de Salud como referente y líder internacional en la materia, cuyos lineamientos y recomendaciones aplicaron de manera firme y sostenida. Siguiendo las recomendaciones en todo momento para la detección temprana de los casos, el testeo, el aislamiento de los mismos, la trazabilidad de los contactos, así como brindarles atención y realizar las intervenciones de salud publica necesarias,
Una institucionalidad democrática fuerte
La Fábrica Nacional de Licores transformó su producción para convertirse en el gran proveedor de alcohol en gel para atender la creciente demanda y la Oficina de Correos se encargó de su distribución en todo el país. Las universidades públicas se concentraron en la elaboración de respiradores para dotar y fortalecer a las Unidades de Cuidados intensivos del país. El Instituto Nacional de Aprendizaje elaboró miles de piezas de ropa hospitalaria y el Ministerio de Trabajo y el Instituto Mixto de Ayuda Social lanzaron la iniciativa Proteger para apoyar a las personas cuyos empleos se han visto afectados por la crisis. Las fuerzas de seguridad y policía se dedicaron a apoyar la vigilancia del cumplimiento de las normas restrictivas emitidas y a hacer llamados de atención cuando así se requería.
El Congreso además aprobó legislación rápidamente para permitir la aplicación de medidas de emergencia, la flexibilización de contratos laborales para evitar despidos y un plan de alivio fiscal que establece una moratoria en el pago de algunos aranceles. El Centro Nacional de Innovaciones Biotecnológicas desarrolla, con el apoyo de ONU, pruebas propias de diagnóstico y el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud colabora en los temas de vacunas, antivirales y tratamientos. La mayor parte de la sociedad costarricense ha respondido adecuadamente a las instrucciones de las autoridades y ha actuado con responsabilidad. La suma de todas las medidas anteriormente descritas generó un fuerte sentido de apropiación y confianza.
En términos generales la gente ha respetado el llamado a adoptar medidas de higiene básica, quedarse en casa, guardar la distancia física y evitar lugares públicos en la medida de lo posible. Diversas iniciativas llevaron actividades, conciertos, arte y cultura a las casas de las personas a través de redes sociales, a la vez que promovían las medidas sanitarias.
Cientos de empresas, fundaciones, organizaciones comunales se encargaron de distribuir alimentos y ayudas a quienes se estaban viendo afectados por el parón económico. Otras colaboraron con las autoridades en la distribución de medicamentos.
Son innumerables también las muestras individuales de apoyo y solidaridad, como el caso de un taxista que esperaba frente a un centro salud en una populosa región del país para dar servicio gratis al personal de salud.
No bajar la guardia
Todos los días Daniel Salas, ministro de Salud Pública, hace las mismas advertencias en la habitual conferencia de prensa vespertina: “No podemos confiarnos, necesitamos ser muy cuidadosos y seguir todas las normas sanitarias y de distanciamiento físico”.
La mayor parte de la sociedad costarricense ha respondido adecuadamente a las instrucciones de las autoridades y ha actuado con responsabilidad
Poco a poco, y con esa confianza de los resultados logrados, el Gobierno ha tomado la decisión de flexibilizar algunas de sus medidas. Por ejemplo, algunos comercios pueden retornar a sus funciones con limitaciones de aforo y ya se pueden practicar algunos deportes no colectivos en zonas abiertas.
El Ministerio de Educación y demás sectores están elaborando protocolos que les permita la apertura de manera gradual. No obstante, las autoridades han advertido que ante un nuevo aumento de los contagios, rápidamente podría volverse a las restricciones originales.
Las autoridades reconocen que la afectación podría llegar a 500.000 empleos por la pandemia y el Banco Mundial ha dicho que la economía tendrá una recesión cercana al 3,3% del PIB en 2020. Se espera también un incremento significativo en el déficit fiscal y la Universidad de Costa Rica prevé un fuerte aumento del desempleo y la pobreza.
En Naciones Unidas estamos apoyando al país en la identificación de retos clave que se deben enfrentar con urgencia y que pueden resumirse en: la imperante necesidad de seguir priorizando la salud, enfocar la respuesta basada en la ciencia y la evidencia, promover la igualdad de género, la eliminación de la violencia y la discriminación en este contexto, así como iniciar cuanto antes el proceso de recuperación socioeconómica y dar apoyo a los grupos más excluidos para asegurar que nadie se quedará atrás.
Desde la donación de miles de pruebas de detección y equipo de protección a personal, hasta el apoyo para la innovación científica y creación de pruebas propias de diagnóstico, Naciones Unidas también está acompañando de lleno en este proceso a Costa Rica y ha establecido al menos seis líneas claves de apoyo que han generado resultados muy concretos en áreas clave como: la protección a la salud, atención de poblaciones excluidas, fortalecimiento de las instituciones nacionales, apoyo a la recuperación socioeconómica, comunicación de riesgos y movilización social para detener la propagación del virus y apoyo de acciones para continuar promoviendo el desarrollo sostenible, la cultura, el arte en hogares y comunidades.
Todavía la batalla no se gana y está lejos de terminar, pero los resultados hasta el momento hacen ver que el ejemplo de Costa Rica debe estudiarse y tomarse muy en consideración como ejemplo de buena práctica y experiencia de planificación y acción.
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