Los italianos podrán volver a misa a partir del 18 de mayo. Después de días de tensión entre la Iglesia y el gobierno de Giuseppe Conte, este jueves se firmó un protocolo para que se reanuden las celebraciones litúrgicas.
Los obispos deseaban que a partir de la fase 2, iniciada el pasado lunes, se hubiera permitido también la celebración de las misas. A la negativa del gobierno, que había previsto autorizar las misas para finales de mayo, respondieron los obispos con un duro comunicado el 26 de abril, destacando que con la prohibición «se comprometía la libertad de culto».
Giuseppe Conte, con un gobierno ya débil para hacer frente a la emergencia sanitaria y económica, intentó evitar el enfrentamiento con los obispos, prometiendo adelantar la fecha de la autorización a la celebración de las misas.
Para limar tensiones entre el gobierno y los obispos intervino incluso el papa Francisco, echando una mano a Conte, al subrayar «la necesidad de obedecer las reglas para que no volviera la pandemia». Ahora, para darle especial relieve al acuerdo, lo han firmado el primer ministro Conte, el presidente de la Conferencia Episcopal italiana (CEI), cardenal Gualtiero Basetti, y la ministra del Interior, Luciana Lamorgese. «Agradezco a la CEI el apoyo moral y material que está dando a toda la comunidad nacional en este momento difícil para el país», ha dicho Giuseppe Conte.
Límite de fieles
El documento firmado establece que habrá un máximo de fieles en los templos, el acceso será con mascarilla y no se permitirá el ingreso a quienes tengan una temperatura corporal de 37.5 °C o más.
En la entrada habrá algunos voluntarios o colaboradores que facilitarán el acceso y la salida, y supervisarán el número máximo de feligreses admitidos. Para distribuir la comunión, el celebrante tendrá que desinfectar sus manos y usar guantes y una mascarilla, teniendo cuidado de no entrar en contacto con las manos de los fieles.
También se recomienda diferenciar, siempre que sea posible, las puertas de entrada y salida, para dejarlas siempre abiertas, de modo que los fieles no tengan que tocar nada. En la entrada y la salida, la distancia entre los fieles es de un metro y medio, mientras que durante la celebración litúrgica será suficiente un metro. Se podrá contar con la presencia de un organista, pero no el coro. No se permitirán folletos u otras ayudas de papel para seguir la misa. Las ofertas no serán recolectadas durante la celebración, sino depositadas por los fieles en contenedores especiales colocados en las entradas o en otro lugar que se considere adecuado.
Las pilas de agua bendita permanecerán vacías y no se intercambiará el signo de la paz. El documento también hace un llamamiento para facilitar, en la medida de lo posible, el acceso de las personas con discapacidad, proporcionando lugares específicos para su participación en las misas.
Todas estas disposiciones también se aplican a celebraciones distintas o incluidas en la Eucaristía: bautismo, matrimonio, unción de los enfermos y funerales. Las confirmaciones se posponen por el momento. La confesión debe llevarse a cabo en lugares amplios y aireados, permitiendo el pleno respeto de las medidas de distanciamiento y la confidencialidad requerida por el propio sacramento. En la puerta de la iglesia se colocará un cartel indicando el número máximo de participantes en las celebraciones litúrgicas.
Fuente: Diario ABC España