The Last Dance salió a la luz en la noche del domingo al lunes con la emisión de sus dos primeros capítulos. El esperadísimo documental sobre la vida de Michael Jordan no decepcionó a los telespectadores, descubriendo la cara menos conocida del que para muchos está considerado como el mejor jugador de baloncesto de la historia.
Los dos primeros capítulos de la serie relatan el paso de Jordan por la universidad en la que se convirtió en un mito, North Carolina, así como de su llegada a los Chicago Bulls en el archiconocido Draft de 1984, en el que salió elegido en el tercer puesto, por detrás de Hakeem Olayuwon y Sam Perkins. La franquicia de Illinois, que apostó con acierto por Michael, no era en esos momentos una referencia dentro de la NBA.
El ambiente que se respiraba en los Bulls a la llegada de Jordan no era el mejor, como relata el ’23’. ''Los veteranos hacían cosas que yo no veía, como una vez en pretemporada. Creo que era en Peoria, Illinois. Yo estaba en el hotel intentando encontrar a mis compañeros y empecé a llamar a todas las puertas y llegué a una donde había ruido. Pude escuchar a alguien diciendo ‘shhhh, hay alguien ahí fuera’. Entonces escuché una voz que preguntaba: ''¿Quién es?''. Yo respondí: «MJ». Y dijeron: ''No hay problema es sólo el novato. No se preocupen''. Entonces abrieron la puerta y prácticamente todo el equipo estaba ahí, haciendo cosas que yo nunca había visto en mi vida. Tenías rayas de cocaína por todos lados, pipas de marihuana, mujeres… Era un circo''.
Michael, aunque era nuevo, dejó clara su postura. ''Me voy. Si alguien aparecía en esa habitación en ese momento yo sería igual de culpable que el resto de personas en esa habitación. Aparecían artículos que decían que los Bulls eran un circo de cocaína. A partir de entonces estaba solo''.
Las drogas también estaban a la orden del día en la primera época de Jordan en la NBA, pero el escolta se desmarcó pronto de ese mundo. ''No iba a clubes, no fumaba, no me metía cocaína y en ese momento tampoco bebía. Solo buscaba descansar un poco y estar bien para jugar al baloncesto'', asegura en The Last Dance.
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