Cuando Jeff Bezos y su exesposa MacKenzie celebraron el que sería su último aniversario juntos cerca del Día del Trabajo de 2018, llegaron a un club nocturno de Miami sin llamar la atención. Reservaron su mesa por Internet, algo que, según dijo en una entrevista por entonces el encargado de enlace con las celebridades del club, es "lo que hacen los turistas" y es algo "totalmente soso".
Casi un año después, Bezos llegó a un restaurante de mariscos de Miami de una manera mucho más vistosa: en un superyate Leopardo de casi 30 metros de largo en lo que The Miami Herald llamó "la entrada más extravagante de la historia".
No fue su único superyate del verano. Pasó un tiempo en el Mediterráneo con su novia en el barco del magnate de los medios David Geffen, junto con la supermodelo Karlie Kloss y Lloyd Blankfein, ex director ejecutivo de Goldman Sachs. Bezos, de 56 años, también fue visto en una embarcación propiedad de la diseñadora de modas Diane von Furstenberg y su esposo, Barry Diller, en la costa de Venecia. Después de que las publicaciones de chismes halagaron su traje de baño con pulpos morados de 260 dólares que se le vio usando en muchas fotografías, la prenda rápidamente se agotó.
A principios de 2019, Bezos -director ejecutivo de Amazon - era considerado una figura pública de bajo perfil, o de tan bajo perfil como puede serlo el hombre más rico del mundo y uno de los principales ejecutivos de Estados Unidos. Solía hacer referencias a Star Trek y una vez dijo en broma que lavar los platos todas las noches era "lo más sensual" que hacía.
Esa imagen se resquebrajó para finales de enero del año pasado, cuando The National Enquirer informó sobre su romance con Lauren Sánchez, una expersonalidad de la televisión, incluso publicó el contenido de mensajes de texto íntimos entre ambos. Después del reportaje del Enquirer, Bezos dijo que había abierto una investigación acerca de cómo el diario había adquirido esos mensajes, insinuando que Arabia Saudita quizá había estado involucrada en el asunto debido a que él es el propietario de The Washington Post.
Esta semana, las Naciones Unidas emitieron un declaración -sustentada en gran medida en un informe forense encargado por los investigadores de Bezos-en la que básicamente se acusa al príncipe heredero de Arabia Saudita de hackear el celular de Bezos para espiarlo. El gobierno saudita dijo que la acusación era "absurda".
El informe no proporcionaba pruebas de que el material hackeado terminó en The Enquirer. Pero sí sirvió como recordatorio de todo lo que ha cambiado en un año. Bezos se había convertido en un personaje de los tabloides, con apariciones en yates, paseos vespertinos y cenas románticas capturadas en detalle.
Para la gente que conoce a Bezos o que ha trabajado con él durante años, la transformación de su perfil -ahora un protagonista de publicaciones de farándula como The Daily Mail y Page Six- es casi una experiencia extracorporal.
"Es una historia irresistible para cualquiera", dijo George Rush, quien coescribió una columna de chismes con Joanna Molloy en The Daily News durante quince años.
"Eso ha cambiado la percepción que el público tiene de él", agregó Rush.
Jay Carney, portavoz de Amazon, dijo que Bezos seguía siendo prácticamente el mismo.
"Entre los líderes de alto nivel de la compañía, que incluyen a algunas de las personas que han conocido a Jeff y trabajado con él durante más tiempo, hay mucha empatía por lo que ha enfrentado y mucha admiración por su capacidad notable de filtrarlo y enfocarse en lo importante", comentó Carney.
Bezos sigue estando muy comprometido con su trabajo en Amazon y con la misión de The Washington Post, dijo Carney. "Nada de eso ha cambiado".
Jeff y MacKenzie Bezos trabajaron juntos para echar a andar Amazon hace 25 años. Él era el director ejecutivo y ella fue la primera contadora y una asesora vital en sus primeros años.
Más tarde, MacKenzie se enfocó en su carrera como escritora y en proteger la privacidad de su familia. Los empleados de Bezos solían burlarse de él por su afición a los pantalones estilo cargo. En un encuentro de todos los trabajadores, muy al inicio en la historia de la compañía, alguien le preguntó qué llevaba en todos esos bolsillos. Según un antiguo empleado de Amazon, Bezos sacó, entre otras cosas, una navaja suiza.
Incluso cuando la compañía comenzó a crecer más, Bezos tenía pocas apariciones en la prensa para ser un ejecutivo de tecnología. En una entrevista de 2014, dijo que no le gustaba viajar porque lo hacía "sentirse desconectado de la oficina".
Conforme Amazon se volvía más exitosa y Bezos se convertía en el hombre más rico del mundo, su perfil se elevó. Organizó fiestas de los premios Oscar para apoyar la inversión de la compañía en Hollywood y compró el diario The Washington Post. Comenzó a invertir mil millones de dólares al año en su compañía espacial, Blue Origin.
No obstante, rara vez era el protagonista de las notas de celebridades y tabloides. En el verano de 2017, apareció muy musculoso en los pasillos de la Allen & Company Sun Valley Conference, un evento con muchos ejecutivos prominentes. Swole Bezos (Bezos inflado) se convirtió en una sensación viral. Poco después, la sección de estilo de The New York Times señaló que "de manera constante y furtiva" se había transformado en un "icono del estilo".
Después llegaron las revelaciones de The Enquirer sobre su aventura hace un año, respaldadas por la publicación de fotografías y mensajes de texto. Era un chisme jugoso, pero no recibió la cobertura de los principales medios sino hasta febrero, cuando Bezos respondió.
Hizo una publicación en Medium, una plataforma de contenido digital, acusando a la empresa matriz de The Enquirer, American Media, de chantaje y extorsión. Dijo que la editorial había amenazado con publicar "una selfie de sus partes íntimas" y otras fotografías vergonzosas si no se retractaba acerca de que los reportajes del diario estaban motivados políticamente. En su publicación, Bezos había señalado que American Media tenía motivos para complacer al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y al gobierno saudita. American Media dijo que actuó de manera legal.
De pronto la saga involucraba sexo, dinero y política. "Esa es la mezcla perfecta para los tabloides", dijo Ryan Linkof, autor de una historia de los tabloides.
Los titulares han continuado desde entonces, tanto en los tabloides como en las principales organizaciones periodísticas, dependiendo el tema. Las columnas de chismes hablaban de sus paseos por las calles de Saint-Tropez o de las fiestas en las que participa.
Hubo también momentos noticiosos menos glamorosos, como el divorcio con su expareja. Después de la separación, Bezos conservó el 75 por ciento de sus acciones de Amazon y toda la propiedad del Post y Blue Origin. Y luego, esta semana, expertos de las Naciones Unidas emitieron su declaración, poco antes de la proyección en el Festival de Cine de Sundance del documental sobre el asesinato de un columnista del Post que era crítico del gobierno saudita.
Rush dijo que en su larga carrera dando cobertura a las travesuras de los ricos, no podía recordar un suceso en el que las dimensiones políticas fueran tan grandes como en la historia de Bezos. "Es difícil humanizar a un multimillonario", comentó.
Sin embargo, la resistencia de Bezos frente American Media y la exposición del posible hackeo saudita lo vuelve más heroico, dijo Rush.
"Sin importar adónde vaya su relación con Sánchez", agregó, "la gente estará esperando el siguiente episodio".