El reconocido profesor Charles Lieber, jefe del departamento de Química de la Universidad de Harvard, tenía una historia oculta. Aunque no es el primero, ni tal vez será el último, el FBI lo ha arrestado por pasar información a China y colaborar en su dominio tecnológico global a espaldas de Estados Unidos, que financiaba sus programas.
Al más puro estilo de las historias de espías. Un hombre ejemplar, pionero en la nanotecnología, escondía en realidad a un informante del enemigo, que por lo visto continúa siendo a pesar de la admiración que profesa el presidente Donald Trump por su homólogo en Pekín, Xi Jinping.
La oficina del fiscal general de Boston, tal y como apunta el diario español La Vanguardia, anunció que ha presentado cargos contra Lieber, de 60 años, y dos cooperantes chinos como parte de la trama con la que el Gobierno del gigante asiático trata de socavar a las universidades estadounidenses y catapultar a China al frente del desarrollo científico.
Después de pasar a disposición judicial, la magistrada Marianne Bowler ordenó que siguiera bajo custodia, a la espera de la audiencia sobre su detención y posible fianza prevista para este jueves.
La denuncia criminal incluye la imputación de hacer “declaraciones falsas, ficticias y fraudulentas” a las autoridades federales respecto a su ocupación.
Hasta ahora, los fiscales habían presentado cargos contra ciudadanos chino-americanos o chinos que trabajaban en EE.UU. Esto hizo crecer la preocupación en la comunidad científica de que las autoridades actuaban con un perfil racial. Lieber está entre los primeros objetivos entre científicos no chinos y de más alto nivel.
Más allá, este asunto acrecienta el desvelo de las autoridades estadounidenses de que Pekín intenta hacerse con avances de última generación sacando provecho de las investigaciones que se realizan en las universidades de Estados Unidos.
Según el documento de acusación, el profesor engañó al Departamento de Defensa y al Instituto Nacional de Salud sobre su participación en el proyecto chino denominado plan de los mil talentos, mientras que las agencias estadounidenses invirtieron más de quince millones de dólares para financiar a su grupo de investigación en Harvard.
“Esas subvenciones requieren la divulgación de conflictos financieros extranjeros, incluidos el apoyo económico de entidades y gobiernos foráneos”, remarca el texto de la acusación.
En el documento consta que China pagó a Lieber por el contrato en ese programa unos 50.000 dólares mensuales por tres años, además de 158.000 dólares de gastos anuales y un premio de 1,5 millones por montar el laboratorio vinculado al plan. Por contrapartida, el experto debía trabajar para China “no menos de nueve meses al año”. Todo esto lo ocultó también en las entrevistas que los investigadores le realizaron en el 2018 y el 2017 sobre su implicación en ese plan.
A uno de los presuntos cooperantes, el chino Yanqing Ye, 29 años, le imputaron fraude en su visado y actuar en la conspiración como agente de un Gobierno extranjero. Hace un tiempo que Ye regresó a su país. Como pieza clave aparece Zaosong Zheng, de 30 años, al que arrestaron en el aeropuerto de Boston cuando se disponía a viajar a China el pasado diciembre. Sigue en prisión.
Fuente: Diario La Vanguardia España