
El vehículo autónomo Vision AVTR prescinde del volante. El conductor interactúa con él mediante un sistema biométrico. Cuando acerca su mano la unidad de control, reconoce los latidos del corazón y su respiración. Como si fuera la película Minority Report, un simple gesto de la palma y, voilà, se despliega un menú para acceder a distintas funciones.



