La caída del Muro de Berlín había impulsado la corriente independentista y Croacia ya era considerada un estado ajeno a la ex Yugoslavia. A su primera incursión por la Copa del Mundo llegó con una fuerza renovada amparada en las bases del nacionalismo y buen juego.
La generación del bronce estaba conformada por figuras de la talla de Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Jarni, Goran Vlaovic y Robert Prosinecki. Su debut en el Grupo H fue con una victoria sobre Jamaica por 3 a 1. El triunfo por la mínima diferencia sobre Japón y la caída con Argentina por el mismo resultado depositó al equipo de Miroslav Blazevic en los octavos de final.
Los octavos de final conformó a un grupo que quería escribir el nombre de Croacia en la historia del fútbol mundial. La conquista sobre Rumania (1-0) no es tan recordada como el golpe que sufrió Alemania en los cuartos de final (3-0).
La sorpresa ya era una realidad y los siete partidos eran una garantía. Sin embargo, apareció el dueño de casa y la herida se abrió. El gol de Suker entusiasmó a los balcánicos, pero Lilian Thuram con un doblete dio un baño de realidad para que Francia llegara a la final.
Finalmente los croatas ganaron 2-1 sobre la Holanda de Patrick Kluivert, Dennis Bergkamp, Edgar Davids y los hermanos De Boer sirvió para dejarse el tercer puesto, un hecho que no se había vuelto a repetir hasta esta edición. Las eliminaciones en primera ronda en 2002, 2006 y 2014 (en 2010 no clasificó) exigían el surgimiento de unos jóvenes con ganas de repetir la gesta.
Así, Luka Modric, Mario Mandzukic, Iván Rakitic, Sime Vrsaljko y Perisic acompañaron a un proyecto ideado por Zlatko Dalic que concluyó en la final del Mundial de Rusia. El antecedente de Saint-Denis no fue el único enfrentamiento entre balcánicos y galos, dado que en otras tres oportunidades se vieron las caras y Croacia nunca pudo ganar: 0-3 en Saint-Denis (1999), 0-2 en Zagreb (2000) y 0 a 0 en el Stade de France (2011).
"Nuestra generación creció con el Mundial de 1998 y vinimos a Rusia a escribir nuestra historia", la frase que había manifestado Luka Modric antes del debut con Nigeria reflejó el deseo de un equipo que se ampara en el sentimiento de 4 millones de compatriotas.