La propiedad que nos ocupa, situada en la región de la Alta Normandía, Francia, cuesta la friolera de mil millones de dólares (un billón de dólares). Pensar que ese dinero existe y que, como tal, su dueño puede gastarlo de un solo golpe es impensable para la mayoría de mortales, que ni entendemos ni imaginamos qué puede llevar a una persona a materializar tal gasto desorbitado (con sus correspondientes costas de mantenimiento, que tampoco deben ser baratas).
Ahora bien, que no concibamos, en ningún caso, este tipo de transacciones multimillonarias, no significa que no podamos curiosear qué esconde la casa más cara del mundo en su interior. Gracias al tiktokero Erik Van Cannover, ahora es posible. El creador de contenido estadounidense, especializado en mostrar los domicilios más lujos que existen sobre la faz de la Tierra, ha accedido a las entrañas de esta impresionante mansión, que en realidad es una auténtica joya arquitectónica, y grabar con su cámara de video lo que se extiende más allá de sus puertas impenetrables de cemento y hierro forjado.
El Chateau du Champ de Bataille, como se llama, fue construido entre 1953 y 1965 por el aristócrata Alexandre de Créduy-Bernieulle a imitación del Palacio de Versalles. No en vano fue diseñado por el mismo arquitecto, Jules Hardouin-Mansart. El terreno donde se emplaza tiene unas dimensiones titánicas de 1,5 millones de metros cuadrados, donde se sitúa, además de la edificación principal, varios inmuebles, un teatro griego, un palacio indio, fuentes, piscinas y jardines cuidados al milímetro y catalogados por el Ministerio de Cultura francés como jardines notables de Francia. De hecho, se dice que su propietario actual, el diseñador de interiores Jacques García, contrata a los 15 mejores jardineros de toda Europa para mantener su diseño perfecto y todas las plantas y árboles que lo comprenden en condiciones óptimas. Nada es suficiente para cuidar el chateau y sus límites.
La casa más casa del mundo cuenta con 40 dormitorios y cinco grandes salones de vastas dimensiones, además de comedores, decenas de baños y estancias varias. La amplia biblioteca de dos pisos custodia algo más de 20.000 libros históricos de un valor incalculable que harían las delicias de cualquier amante de la lectura. Detrás de una de sus estanterías se esconde un pasadizo secreto con final en una habitación que tampoco prescinde de detalles. Pero no es la única maravilla que alberga este palacio donde, antes de estallar la Revolución francesa, se trasladaban a vivir durante la época estival los miembros de la realeza y su corte. Dentro del chateau se conserva una silla de ruedas que perteneció al hijo de María Antonieta y diferentes piezas de arte que, de acuerdo con Erik Van Cannover, “podrían valer más que toda la vivienda”.