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"Keylor llegó como un extraterrestre" en remate de Messi, según columnista argentino

"Leo, en media décima, inventó una vaselina gloriosa sin levantar la cabeza que se fue derecha a la escuadra. Allí estaba el gran Barça y el gran Messi de todos los tiempos. Y allí llegó, como un extraterrestre, Keylor con la mano estirada para cancelar la fiesta. Era el sábado del Real Madrid..", señaló en su columna un destacado periodista de La Nación de Argentina.

Este sábado Lionel Messi, según La Nación de Argentina , en una opinión del columnista Manuel Jacobois,  no marcó las diferencias del Clásico porque Zidane lo desdibujó a ratos, rodeado por Casemiro, Pepe y Ramos, atentos a usar el spray blanco en la zona delicada del 10. El Madrid se llevó el gran derby ante el Barcelona y dio un zarpazo moral, pobre en la clasificación pero fundamental para la recta final de la temporada. Y no lo pudo evitar porque le faltó siempre el coletazo final; arrastró como siempre, salvó la primera y la segunda gambeta, el primer y segundo sprint, pero nunca terminó la obra.

 

Ese Messi de paredes y apoyos al primer toque lo que consiguió fue sembrar el pánico al acostumbrado que no se trasladó milagrosamente al equipo. Mantuvo la calma el Madrid ante el argentino, respondió Casemiro, elevándose ante él como un fortín, y el 10 empezó a dejar de creer en sí mismo a mitad de partido. Suficiente para el Madrid, que no se olvidó de él pero empezó a recordarse a sí mismo para llevarse el partido de una forma salvaje y primitiva, atacando el corazón culé en su propio templo en el día más delicado de todos, el del homenaje a Johan Cruyff. A ratos, como amenaza, Messi recogió el trapo en los tres cuartos y barruntó una venganza que nunca llegó a concretar. Lo que tejió nunca acabó en araña. Se quedó en Peter Parker todo el partido y el Barcelona, como suele ocurrir cuando de la lámpara no sale Messi, se quedó seco ante la portería del Madrid.

 

Eso sí: hubo un gesto. Que valió como un tesoro. Cuando rodeado de blancos Leo, en media décima, inventó una vaselina gloriosa sin levantar la cabeza que se fue derecha a la escuadra. Allí estaba el gran Barça y el gran Messi de todos los tiempos. Y allí llegó, como un extraterrestre, Keylor con la mano estirada para cancelar la fiesta. Era el sábado del Real Madrid..