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Pobre asistencia en los Estadios en la Copa América genera preocupación entre los organizadores

Este año Brasil es el anfitrión de la Copa América, el torneo más antiguo del fútbol. A la mente pueden venir imágenes del Mundial de 2014, donde se respiaraba fútbol tanto en las calles de Brasil como en los estadios. La realidad está siendo muy diferente. 

La organización del propio torneo y el anfitrión afrontan una gran crisis: la baja asistencia a los estadios de fútbol. Fotografías de un desangelado Maracaná recorre el mundo, como de si un partido amistoso se tratase.

El contraste es todavía mayor si se compara con la exitosa edición especial de la Copa América Centenario de 2016 que batió el récord de espectadores del torneo al concentrar a 46.373 personas en promedio por partido en Estados Unidos, un país donde la afición por el fútbol está en auge.

En la actual edición, el promedio de espectadores en los cinco primeros partidos ha sido de 25.801, casi la mitad menos que hace tres años, y los números se asemejan más a la edición de 2015 en Chile, cuyo promedio fue de 25.223 espectadores por partido. La diferencia entre 2015 y ahora es que en Chile la mayor parte de los estadios tenían entre 15.000 y 30.000 asientos y el más grande era el Estadio Nacional con 50.000 espectadores, mientras que en Brasil la cancha más pequeña para esta Copa América es el Arena Corinthians con 47.000 asientos.

Esa gran cantidad de butacas desocupadas en los estadios construidos para el Mundial de 2014 deja una atmósfera fría, atípica y casi íntima, que por momentos da la sensación de un partido a puerta cerrada, a las antípodas del fervor e intensidad con que las aficiones sudamericanas viven los partidos de sus selecciones. Así pasó el domingo, día por antonomasia para ver fútbol, cuando para el Paraguay-Catar (2-2) acudieron menos de 20.000 espectadores al mítico Maracaná, un estadio que tiene el récord de asistencia en la Copa América al reunir a 150.000 personas en la final de 1989, aunque actualmente su aforo está limitado a 74.000 espectadores.

Otra pobre entrada se vivió ese mismo día en el Mineirao, de Belo Horizonte, un recinto con aforo para 60.0000 personas al que acudieron poco más de 13.000 para el Uruguay-Ecuador (4-0). Una baja asistencia de también 13.000 espectadores se vivió en el Venezuela-Perú, que se disputó en el estadio Arena do Gremio, de Porto Alegre, cuya capacidad es para 55.000 personas.

Los dos encuentros que maquillan de momento el promedio de asistencia de esta Copa América es el Argentina-Colombia (0-2) que presenciaron más de 35.000 espectadores en el Arena Fonte Nova, de Salvador de Bahía. También el partido inaugural entre Brasil y Bolivia (3-0) jugado el viernes en el Morumbí de Sao Paulo, al que fueron 47.000 personas pero no se llenó.

Elevado precio de las entradas

La principal causa de que las gradas de los estadios recuerden a partidos de categorías infereiores es por el precio tan altos que han puesto en la Conmebol con la colaboración de los clubes brasileños.

"Hay partidos que tienen muy buena venta y hay partidos que, lamentablemente, tienen menos. El balance, hasta ahora, es muy positivo y creo que va a ir mejorando", con estas palabras Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, se defendía de las críticias por no hacer lo suficiente por llenar los estadios.

El porqué «es muy positivo» es debido a que en el partido inaugural percibieron 22.476.630 reales, más de cinco millones de euros, cifra récord en la historia del fútbol brasileño.

La razón de cómo han llegado a esa cifra es sencilla: en ese partido que enfrentaba a Brasil y Bolivia la entrada más barata para los brasileños era de 95 reales (22 euros) y la más cara 390 reales (90 euros). Para los extranjeros hay otro tipo de tarifas más caras. Por lo que alguien originario de este país adquiere la entrada más accesible, alguien visitante debe pagar 145 reales (34) de ahí hasta precios que llegan hasta los 590 reales (136). Obviamente, a medida que va avanzando el torneo las entradas van aumentando de precio hasta llegar a los 590 reales brasileños, más de la mitad del Salario Mínimo del pueblo carioca.

Se debe entender el contexto que vive ahora mismo Brasil. Una crisis que ha desolado al país y una gestión económica de Bolsonaro que no ha ayudado a los ciudadanos no invita a que acudan a los terrenos de juego. Actualmente el Salario Mínimo es de 954 reales (22o euros). Una media que no permite excesos.

Fuente: Diario ABC