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Liverpool rectifica y no aumentará los precios de las entradas ante presión de los aficionados

El pasado sábado 10.000 seguidores del Liverpool abandonaron el Estadio Anfield en el minuto 77 del partido de la Premier contra el Sunderland como protesta por los precios de las entradas que el club había anunciado para la próxima temporada. Cuatro días después, el club comunicó que daba marcha atrás. 

La semana pasada, el club hizo públicos los precios para la nueva temporada, en la que Anfield aumentará su aforo hasta los 54.000 espectadores tras la inauguración de una nueva grada, la Main Stand. Las entradas para el público en general en esa zona iban a ser de 77 libras (98 euros), las más caras de todo el estadio. Ese precio estaba por encima de los 59 (75 euros), el máximo esta temporada.

De ahí nació la protesta de los aficionados del Liverpool, que ya llevan tiempo mostrando su desacuerdo con la política de precios de su club y de toda la Premier League. "Sé que el incremento no me afectará, pero también conozco mi ciudad. 77 libras es mucho por ver un partido en cualquier ciudad, pero es particularmente caro en Liverpool", explicó en su columna del 'Daily Mail' Jamie Carragher, exjugador 'red' que el sábado secundó la protesta. Ante la oposición de sus aficionados, el Liverpool dio marcha atrás y anunció este miércoles que congela los precios para la temporada 2016-2017.

El primer ministro reconoce el problema

El asunto de los precios de las entradas ha saltado de los estadios a la Cámara de los Comunes. David Cameron, primer ministro del Reino Unido y reconocido aficionado del Aston Villa, también se ha pronunciado sobre el asunto. "Creo que hay un problema con algunos clubes que suben los precios rápidamente a pesar de la gran cantidad de dinero que ingresa el fútbol a través de los esponsors y otras fuentes", dijo Cameron a una pregunta del diputado laborista Clive Efford.

El caso del Liverpool no es único, aunque sí es el que más relevancia ha conseguido. Por toda Inglaterra ha asociaciones de aficionados que llevan tiempo luchando porque los clubes bajen los precios de las entradas y los abonos. Una de las más importantes es 'The Football Supporters' Federation', que desde hace unos años batalla para que los aficionados visitantes no paguen más de 20 libras por una entrada. La pasada temporada, su camapaña 'Twenty’s Plenty for Away Tickets' ha ahorrado 738.000 libras a 68.000 seguidores en sus dos primeros años.

A pesar de esos éxitos, aún están lejos de conseguir cambiar la actual situación. La semana pasada, los 20 clubes de la Premier League votaron en contra de poner un máximo al precio de las entradas para los seguidores visitantes. Y hace solo unos días, Arsène Wenger, entrenador del Arsenal, declaró que los clubes no podrán bajar los precios de las entradas a pesar del importante aumento de los ingresos por los derechos de televisión, debido a que el precio de los fichajes también subirá. El Arsenal tiene los abonos más caros de toda la Premier.

No solo en Inglaterra

La misma noche en la que los aficionados del Liverpool abandonaban Anfield en señal de protesta por los precios de las entradas, los seguidores del Borussia Dortmund retrasaban su entrada al Mercedes-Arena de Stuttgart por la misma razón. Un tercio de los seguidores 'borusser' desplazados para ver el partido de vuelta de las semifinales de DFB-Pokal (la Copa de Alemania) no ocuparon su lugar en la grada hasta el minuto 20 y, cuando lo hicieron, lanzaron pelotas de tenis al terreno de juego y provocaron que el encuentro tuviera que ser detenido.

El lanzamiento de pelotas de tenis (misma acción que realizó la afición del Sevilla en 2012 para protestar por los horarios) tuvo un sentido irónico. "Si el precio continúa subiendo de esta manera, solo los aficionados al tenis irán a los estadios", explicó a 'ESPN FC' Marc Quambusch, portavoz de 'Kein Zwanni', plataforma nacida en 2010 y que estaba detrás de la protesta. El Stuttgart facilitó 6.000 entradas a los aficionados visitantes, 1.500 de pie a un precio de 19,5 euros y el resto entre 38,5 y 70 euros.

"Por supuesto, parar el evento provoca que la gente se sienta pertubada. Pero eso es bueno. Es una forma de desobediencia civil". Ese movimiento nació para pedir que los precios de las entradas en las gradas de pie (prohibidas en España) para los aficionados visitantes no superara los 20 euros. A partir de ahí, ha evolucionado hacia una labor más global bajo el lema "El fútbol debe ser asequible".

Fuente: Diario El Confidencial