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Columna Mano a Mano de Juan Luis Hernández Fuertes

 

“LA LUCHA MÁS INGENUA”

“Hoy, en la memoria Katherine” (Del libro: “Kioko Date”)

A Katherine, hace dos décadas, un rio de sangre envenenada la arrebató. La lucha familiar y comunal resultó en vano y, por otra parte, la institucional no existió.

Cuando rifas, eventos, actos solidarios y contribuciones, “a goteo”, alcanzaron una cifra elevada pero insuficiente, permitieron el viaje de Katherine a un Centro Médico estadounidense, ya era tarde… 

Lo anterior que se dio en tierras heredianas, no es un hecho aislado. Sucede todo el tiempo, a lo largo y ancho del territorio costarricense. Y también en muchísimos recónditos lugares del planeta tierra.

El cáncer infantil, enfermedad que afecta a los más pequeños de los hogares, cambia los juguetes y entretenimiento por medicación y jeringas. Al mismo tiempo, hay una lucha sin cuartel, que los investigadores acentúan, en su intento por darle más vida a esos “locos bajitos”, cuando apenas empiezan a conocerla 

Nada peor que recibir “esa demoledora noticia”. A los que rodean a estos bebés, niños o adolescentes, apenas les quedan fuerzas, lamentos y lágrimas por derramar, antes de aceptar lo que a partir de la fecha será prioridad; si bien, en la mayoría de las ocasiones acuden a la fe, como única esperanza. 

Momento para cambiar tiempo y trabajo por dedicación y sacrificio. El reto es… sobrevivir, aunque la impotencia priva ante el -a veces- irreversible desenlace. 

Sin embargo, la lucha más fuerte y decisiva la dan los propios infantes, que desde su ingenuidad transmiten fortaleza y contagian de optimismo a los más mayores, ya sean familiares o el personal sanitario que les atiende. 

Ejemplarizante resulta que “los más pequeños” se ponen al frente. Y de rutinarios cuadernos y pupitres pasan a tratamientos dolorosos entre sábanas blancas, sin claudicar, ante el dolor o la adversidad, por más fuerte que sea o avance.

La ciencia y la medicina rozan o alcanzan los límites y no en pocas ocasiones logran el milagro (?) Ya no todo el tiempo la palabra “cáncer”, significa el final; sino más bien un duro trance por experimentar. Y con mucha asiduidad se le derrota. Miles de ojitos y sonrisas bien merecen el triunfo.

Para: Everardoherrera.com

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