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Columna Mano a Mano de Juan Luis Hernández Fuertes

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“BADILLA EN LA CAMPIÑA” (y II Parte)

“El fútbol premia y castiga según seas” (Marcel Domingo)

El ex técnico francés, en su momento del Atlético de Madrid, justificaba las situaciones con una breve frase, que reflejaba la justicia del fútbol, según seas. 

Lo de Turrialba F.C. y las reacciones tras la virtual (pero real) contratación de Víctor Badilla Guadamuz, se aclara. El D.T. que solo llegó a los linderos del Estadio Rafael A. Camacho, tiene la previa y el epilogo correspondiente. Aunque de este último poco se puede hablar, excepto que para verdades el tiempo. Y en este caso -el fútbol- poco o nada hubo que esperar.

Al analizar las posibilidades del equipo azucarero, había indicadores muy claros, que mostraban claramente la falta de resultados y, por ende, puntos. Se analizaron detenidamente, para afrontar el reto del ascenso.

De entrada, había una planilla “de peso” para la LIASCE, lo que evidenciaba que el mal estaba en otra parte. Después de conocer los horarios de los entrenamientos (6.00 am y 6.00 pm) -antes y después de cada jornada laboral- estaba claro que la disposición y el esfuerzo tendrían limitantes. Y a ello unirle la sospecha de la “zona de confort” de la planilla: trabajo fijo más salario del club. 

Si a ello le uníamos la limitación de un cuerpo técnico, con enormes falencias, quedando todo supeditado al trabajo del DT, sin auxiliares de peso, ni comprometidos con la causa, estaba claro que los retos eran inalcanzables en esas condiciones de gestionar la permisiva y pasiva rutina diaria.

A tener en cuenta que el equipo, en los últimos 10 minutos, había dejado escapar victorias y empates, lo que indicaba que 8-10 puntos no los supieron mantener en el cierre de los partidos. Y eso obedece a las variables siguientes: Deficitaria condición física, para terminar sin piernas ni aire, con el consiguiente deterioro de la técnica al faltar oxígeno y acumular cansancio y, además, un pésimo manejo táctico, no sabiendo jugar con el tiempo ni con el resultado. 

Esas claves ameritaban un cuerpo técnico profesional, exigente y además fijar premios a los premios a los jugadores para comprometerles. En conclusión, había con qué, pero no seguir con esa metodología de trabajo. ¡Badilla era la solución!