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La prensa española recuerda el paso fugaz del Machillo por el Logroñés

Óscar Ramírez, en Las Gaunas hace 30 años y ayer, en el partido de Costa Rica . /L.R. / Reuters

La prensa española puso sus ojos en el técnico de Costa Rica, Oscar Ramírez. El diario La Rioja, dedicó un artículo al Machillo, que en la década de los 80's probó suerte en el Logroñés, sin embargo fue descartado por su baja estatura.

Acá el artículo:

Óscar Ramírez, un entrenador en el Mundial bajito para el Logroñés

Óscar Ruggeri, Antonio Alzamendi, Luis Islas, Silvio Lung, Nelson Gutiérrez, Julen Lopetegui, Voro, Oleg Salenko, Anton Polster, 'Abuelo' Cruz, Hugo de León, Quique Setién... La lista es larga. Nombres que hicieron historia en el Club Deportivo Logroñés también contaron en los Mundiales con mayor (el récord de máximo goleador de Salenko) o menor (convocados pero no debutantes, como Lopetegui o Setién) presencia. A esta lista se suma ahora una anécdota.

Un hombre que ha hecho historia con su selección pero que en el club blanquirrojo pasó como una nota a pie de página, una historia curiosa de hace tres décadas.

Óscar Ramírez era un futbolista costarricense que militaba en el Alajuelense. A casi 9.000 kilómetros de La Rioja y con los medios de entonces, sólo un milagro podría haberle traído a Las Gaunas. Y ocurrió. Desde 1983, el Club Deportivo Logroñés tenía un 'ojeador' privilegiado en el país centroamericano: el sacerdote pradejonero Ángel San Casimiro, gran aficionado al fútbol, que vio en el pequeño centrocampista rubio un futbolista digno de la Primera División española. Digno de su equipo.

A finales de los 80, el ahora obispo San Casimiro logró enviar a Ramírez a España para que realizara una prueba bajo las órdenes de Chuchi Aranguren. Era invierno. Un frío invierno para uno de Logroño y mucho más para un costarricense recién aterrizado. En las imágenes de la hemeroteca, Ramírez luce tímido, con un jersey de lana gruesa y una ropa de entrenamiento que le desbordaba.

Su tamaño, apenas 1,64 metros, fue una de sus condenas. La otra, que en esos momentos el club blanquirrojo tenía cubierta sus plazas de futbolistas extranjeros. «Al entrenador del Logroñés le gustó por una razón muy sencilla: porque en él veía mucha calidad técnica y no le interesaba tanto la estatura, porque Aranguren había sido un excelente jugador del Athletic y era tan pequeño como Óscar», rememoraba el sacerdote riojabajeño en una entrevista a el diario 'La Nación' en el 2015.

Pero su contratación no se formalizó y a Ramírez le quedó la pena de no cumplir un sueño y también una espina clavada: «Me hubieran llamado si hubiera sido un poco más alto». Sin embargo, ni la quiebra del sueño europeo ni su corta estatura rompieron su progresión futbolística. En 1990 logró, como centrocampista titular, llevar a los 'ticos' a su primera cita mundialista.

Como seleccionador nacional, lo ha vuelto a conseguir. Ayer, en la localidad rusa de Samara, Ramírez se mostraba serio y concentrado en el área técnica. Con un bigote que no lucía durante su corta estancia en Logroño pero la misma mata de pelo, Ramírez alcanzaba otra cota. El niño que dormía abrazado a una pelota dirigía su primer partido en un Mundial. Quién sabe si con unos centímetros más también lo hubiera conseguido.