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Unos 300 millones niños no van a clases en 22 países por el coronavirus

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Casi 300 millones de niños de 22 países en el mundo no van a las escuelas por la propagación del coronavirus, algo sin precedentes ha manifestado la propia Organización de Naciones Unidas.

Hace apenas unas cuantas semanas, China, el país donde comenzó el brote, era el único país que había suspendido las clases. Sin embargo, el virus se ha propagado con tanta velocidad que, para el miércoles, 22 países en tres continentes habían anunciado cierres de escuelas en distintos grados, lo cual ha provocado que Naciones Unidas advierta que “la velocidad y escala global de la actual situación educativa no tiene precedentes”.

Los países que suspendieron clases 

En este momento, en Corea del Sur, Irán, Japón, Francia, Pakistán y en otros lugares los estudiantes no están asistiendo a clases. Algunos solo llevan unos días de no ir a clases, pero otros ya llevan semanas así. En India se ordenó el cierre durante marzo de todas las escuelas públicas y privadas hasta el quinto grado en la capital, Nueva Delhi, lo que afectará a más de dos millones de niños.

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En Italia, que padece uno de los brotes más mortales fuera de China, los funcionarios comentaron el miércoles que extenderán la suspensión de clases a todo el país, no solo en el norte, donde el gobierno ya ha impuesto un cierre de emergencia en varios poblados. Los funcionarios comentaron que todas las escuelas y universidades permanecerán cerradas hasta el 15 de marzo.

La crisis en costa oeste de Estados Unidos 

En la Costa Oeste de Estados Unidos, la región con más infecciones de ese país hasta ahora, la ciudad de Los Ángeles declaró un estado de emergencia el miércoles y aconsejó a los padres que se prepararan para cierres en las escuelas del segundo distrito de escuelas públicas más grande del país. El estado de Washington, que ha reportado al menos diez fallecimientos a causa del brote, ha cerrado algunas escuelas, mientras que, en el otro extremo del país, en Nueva York, casos recién diagnosticados también han provocado el cierre de varios centros educativos.

Los educadores y economistas arguyen que la velocidad y la escala del trastorno educativo, que ahora afecta a 290,5 millones de estudiantes en todo el mundo, de acuerdo con Naciones Unidas, no tienen precedentes en la historia moderna. Las escuelas proporcionan la estructura y el sostén para familias, comunidades y economías enteras. El efecto de cerrarlas durante días, semanas y en ocasiones incluso meses podría tener repercusiones incalculables en los niños y las sociedades en general.

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Los casos particulares en diferentes países 

En algunos países, los estudiantes de mayor edad han perdido sesiones de estudio fundamentales para los exámenes de admisión a la universidad, mientras que los más jóvenes se han arriesgado a atrasarse en lectura y matemáticas. Los padres han perdido sus ingresos, han tratado de trabajar desde casa o han hecho hasta lo imposible por encontrar servicios de guardería. Algunos han cambiado a sus hijos a escuelas nuevas en zonas que no se han visto afectadas por el coronavirus y han tenido que perderse momentos memorables, como ceremonias de graduación o los últimos días de escuela.

 

Los gobiernos están tratando de ayudar. Japón está ofreciendo subsidios para ayudar a las empresas a compensar el costo del tiempo libre de los padres. Francia ha prometido 14 días de licencia por enfermedad remunerada a los padres que no tienen más remedio que cuidar a los hijos que no pueden ir a la escuela.

Pero las afectaciones se han extendido hasta tocar ámbitos de la sociedad que aparentemente no tienen relación con la educación. En Japón, las escuelas han cancelado enormes pedidos de entrega de alimentos para los almuerzos que ya no servirán, lo cual afecta a los agricultores y proveedores. En Hong Kong, un ejército de empleados domésticos se ha quedado sin trabajo porque las familias adineradas han inscrito a sus hijos en escuelas en el extranjero.

 

Los funcionarios de las escuelas y del gobierno están haciendo todo lo posible para que los niños sigan aprendiendo y se mantengan ocupados en casa. El gobierno italiano creó una página en internet para dar a los profesores acceso a herramientas como videoconferencias y planes académicos ya preparados. Los canales de televisión de Mongolia están transmitiendo clases escolares. El gobierno de Irán ha hecho que todo el contenido en internet dirigido a los niños sea gratuito.

 

Los cierres también han alterado los eventos importantes en el ámbito escolar. En Japón, por lo regular, el año escolar termina en marzo. Ahora muchas escuelas han decidido restringir la asistencia a las ceremonias únicamente para maestros y estudiantes.

 

Una carga para las mujeres

Con los cierres, las familias se están viendo obligadas a reconsiderar cómo mantenerse y dividir las responsabilidades del hogar. La carga ha recaído con mayor severidad en las mujeres, quienes siguen siendo en gran medida responsables del cuidado de los niños en todo el mundo.

Las niñeras son escasas o se muestran recelosas de aceptar niños de las regiones más afectadas.

Para las madres con pocas redes de protección social, las opciones son aún más limitadas.

 

La economía sufre también en Japón 

La epidemia ha sacudido industrias y negocios enteros que dependen de las rutinas de los estudiantes que asisten a la escuela y de los padres que van a trabajar.

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Las escuelas en Japón 

Los administradores de las escuelas en Japón, a quienes la abrupta decisión de cerrar las escuelas les tomó por sorpresa, se han apresurado a cancelar los pedidos de almuerzos para las cafeterías, lo que ha dejado a los proveedores con montones de alimentos no deseados y empleados temporalmente innecesarios.

 

“Las panaderías están arruinadas”, dijo Yuzo Kojima, secretario general de la Asociación Nacional de Almuerzos Escolares de Japón. “Los productores de lácteos y los agricultores se verán afectados. Los trabajadores de los centros de almuerzos escolares no pueden trabajar”.

Para mitigar los efectos, el gobierno de Japón está ofreciendo ayuda financiera a padres, pequeñas empresas y proveedores de atención médica. Pero los funcionarios de almuerzos escolares dijeron que no habían escuchado de una compensación para sus trabajadores.