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El técnico Juan Luis Hernandez se ofrece gratis a la Comisión Tecnica en carta a Rodolfo Villalobos

La imagen puede contener: Juan Luis Hernández-Fuertes, de pie y exterior

Escrito por Juan  Luis Hernández Fuertes. 

Buenos días Don Rodolfo. 

Lamento enormemente el desplante del Sr Matosas, pero en nada me ha sorprendido, pues desde el primer día detecté que sus intenciones eran diferentes a los programas que la Federación pretendía ejecutar. 

Hubiera bastado exigirle, en blanco y negro, que presentara su proyecto de cara al Mundial, algo fácil de interpretar para cualquier entrenador profesional que haya estado en esos escenarios de compromiso, retos y acciones a ejecutar. 

Entiendo que la buena voluntad de los dirigentes y los técnicos que quiso le rodearan, fueron fácilmente impresionados, ya que la gente de campo dista mucho de ser de talante crítico, pues más bien son personas que en nada iban a cuestionar al Sr Matosas. 

Además todas las decisiones, ante la luz pública, del seleccionador eran para quedar bien y no pensar más allá del día a día. Se trataba de estar en zona de confort y cero compromiso con el futuro, ya que este no le enamoraba: pensaba en otra oportunidad que le surgiera, estando en escenario ideal de exposición y vigencia. 

Rodolfo, permítame informarle que para el mundial tras-anterior, tras el fiasco de Lavolpe, llegó un Pinto prepotente pero profesional. La Unafut me designó por unanimidad para la Comisión de Selecciones que dirigía el Dr Adrián Gutiérrez con Rafael Palma  y varios  que les encantaba figurar y viajar. Me tocaba a mí (éramos 16 en la Comisión) dar a cara y exigirle a Pinto que pusiera las cartas sobre la mesa.

Sus inicios eran también de zona de confort y hubo antes del juego decisivo ante El Salvador que poner las cartas boca arriba y decirle que su éxito era el de Costa Rica, pero si perdíamos en El Salvador él seguía muerto de risa y con miles de dólares y nosotros quedábamos aquí en medio de la nada. Nadie quería ni se atrevía a dar la cara. La reunión la provoqué yo, aunque Li tampoco quería. Sirvió de mucho. Le dije a Pinto lo que otros pensaban por detrás y yo le decía de frente. Entendió, encaró, respetó, discutió y aceptó su responsabilidad y dio vuelta a su forma de aceptar. En El Salvador fuimos prácticos, agresivos y ganamos. No fue un grupo de amigos, sino jugadores con hambre. 

Después el Mundial nos premió. Aquella fue mi última sesión. A los jefes de la Comisión no les convenía alguien que diera la cara por ellos (yo) y la reestructuraron. De los 16 sacaron a uno (a mi) y pusieron a un adaptable “Chatillo" Piedra.  Nunca nadie más le puso una cara a Jorge Luis y la dinámica nos llevó al Mundial, entre maquillaje y relaciones hipócritas que nadie enfrentaba.

Lo anterior es un hecho y de su pleno conocimiento. Usted me conoce bien y deseo lo mejor para Costa Rica. Mi ofrecimiento es a usted en lo personal, para ayudarle en la Comisión de Selecciones, sin ambicionar puesto alguno, ni mucho menos figurar ni viajar, pero si aprovechar mis 52 años en el fútbol, 698 partidos dirigidos en 1a división, tres veces seleccionador nacional y un talante al que la experiencia me ha dado “negociador” pero no acomodado. Mi Salud y mi actitud me permiten ofrecerle mi ayuda y amistad a cambio de nada y con una carta firmada en blanco con la renuncia a su disposición para que le ponga la fecha cuando así lo considere.

Todo lo anterior porque creo que le hace falta gente que le ayude en ese tema específico, técnico y no tan sencillo de conocer. 

Un abrazo muy fuerte.  Gracias por su atención.  Mi cédula de naturalización me compromete aun más con mi país Costa Rica. Espero su acuse de recibo y respuesta. Reitero mi gratitud.