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Maradona recibe un sentido homenaje en el Festival y Mundial de Tango en Buenos Aires

Puede ser una imagen de 2 personas, personas tocando instrumentos musicales, personas de pie e interior

Alrededor de 20 artistas dedicaron canciones al ritmo de Tango, este género del que Diego Armando Maradona fue amante tal y como le expresó en reiterdas oportunidades.

En su momento el ritmo del 2x4 emocionó hasta las lágrimas a Maradona. “Me fui afuera [a jugar a Europa] a los 22 años sin conocer el tango. Cuando volví, volví con un tango en la camioneta, llorando”, contó Maradona en una entrevista televisiva. Era Clavelitos, la canción de Miguel Moreno que lo acompañó cuando regresaba al fútbol de su país natal, en 1993. Era ya un jugador consagrado tras haber conquistado la Copa del Mundo con la selección argentina en 1986 y convertir al Nápoles en campeón de Italia, pero arrastraba también un historial de adicción a las drogas, en especial a la cocaína.

Versiones tangueras de canciones como La Mano de Dios, popularizada por el cuartetero Rodrigo o La vida tómbola, de Manu Chao, fueron interpretadas junto a obras inéditas, como el instrumental El gol del siglo, o algunos de los temas favoritos de El Diego, como Cucusita, también de Montero. Esa canción, que el futbolista cantó en 1992 en un acto de beneficencia a favor de un centro de ayuda a discapacitados, fue interpretada en el festival por un emocionado Hernán Cucuza Castiello mientras detrás se proyectaban imágenes con las mejores jugadas del Diego.

Casi una década antes, cuando era jugador del Barcelona, una noche pisó el Camp Nou con traje en vez de hacerlo con la camiseta azulgrana. Cantó Caminito junto a Julio Iglesias y Plácido Domingo frente a más de 70.000 personas. “Me encanta el tango. Lo hago muy mal, eso es cierto también, pero el que no prueba, no sabe nunca cómo le va a ir. Entonces a mí me gusta probar siempre”, dijo en otra entrevista televisiva.

Su voz llegó a la audiencia a través de una emotiva grabación realizada por la Cachivache Orquesta. Se lo escuchó cantar El sueño del pibe desde el pequeño televisor de la casa en la que vivió en el barrio porteño de Paternal, en los alrededores del estadio de Argentinos Juniors, club con el que debutó en primera. En el vídeo, proyectado en pantalla gigante, Bruno Tombari y Rocío Lequio bailan por las distintas habitaciones de esa vivienda, hoy museo, en la que comenzó a forjarse la leyenda.

“Te dirán tantas cosas de mí, pero todo es mentira, nada es verdadero, porque yo… porque yo ya no muero…, porque yo ya no muero. Yo que fui un dios imperfecto, el lado insurrecto de la eternidad, hoy ya soy parte del aire de todos, de nadie, de mi propiedad. Hoy, veinticinco de un mes de algún año cualquiera ¡Qué puede importar! Hoy, como ayer y mañana, será mi bandera la rabia heredera del Sur marginal”, cantó Castiello en el tango Yo ya no muero, con letra de Alejandro Szwarcman y música de Pablo Covacevich.

“El Diego es de todos y todos lo tenemos en el cuore”, continuó, entre aplausos, Javier Cardenal Domínguez, antes de interpretar un homenaje a Maradona con letra del poeta Horacio Ferrer acompañado por la guitarra de Hernán Reinaudo. “Quedan las canciones, así como queda su magia”, aseguró después otro tanguero, el Chino Laborde, al interpretar Para verte gambetear.

Magia en los pies. La eterna de Maradona con la pelota; la efímera que brota de algunos bailarines en las noches milongueras de Buenos Aires. El festival aunó tango y fútbol sobre el escenario en un espectáculo que terminó casi como había empezado, entre aplausos y cánticos de “Maradó, Maradó”.

Fuente: El País

 

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